1 de enero, 1826: Cambios Necesarios

2 0 0
                                    

Primer día de un nuevo año; la mayor parte de los hombres alcoholizados y dormidos, mujeres cansadas, niños durmiendo hasta tarde... Aparentemente había bastante calma en los alrededores. Sin embargo, él no estaba allí. Había dejado a Trelos dormido y se había marchado desde las 5:00 am. Decidió ir a casa de sus padres; años después a su graduación fue a verla, se encontraba en ruinas. Era propiedad de un viejo desagradable que se la vendió por un precio sumamente alto, a pesar de su deteriorada apariencia... aunque, justo después de comprarla, el anciano desapareció "misteriosamente" solo para reaparecer muerto, colgado de un árbol con sus propias tripas. El abogado asistió al entierro, pero, nadie más fue; tal vez matarlo no fue tan malo después de todo, nadie lo quería.

Después de 2 horas de caminata por el bosque, la encontró. Aún no tenía la oportunidad de remodelarla completamente, pero, por lo menos le había puesto vidrio nuevo a las ventanas y había cambiado unos tablones del suelo. Entró por enésima vez a esa pequeña casa, ese lindo y cálido lugar que cobijó su más tierna infancia, la pequeña choza que lo había cobijado en momentos de locura, el hogar donde muchas vidas se habían perdido, donde muchos hombres, mujeres y niños habían dejado de existir a manos del hombre que estaba parado en la entrada.

El frio se colaba con una fuerza descomunal, pero, no hacía tanto frío una vez se cerraba completamente la puerta. Inhaló ese precioso olor que había adquirido la casa: hierro, sangre coagulada, humedad y un toque de café.

No se quedó mucho tiempo ahí. Había pasado media hora desde su llegada hasta que se marchó.

Trelos despertó por un ruido que llamó su atención: un cristal roto. Se levantó rápidamente y se asomó desde la puerta para descubrir el origen del ruido. Se encontró con una piedra en el suelo y pedazos de cristal esparcidos por el piso. Su respiración se detuvo, su pulso aumentó y en menos de un parpadeo se encontraba escondido en el armario. Escuchó entonces pasos bruscos y susurros; fuera lo que fuera, no era bueno.

-Debemos encontrar a esa escoria- exclamó un hombre de tez clara y músculos anchos

-¿Seguro que está aquí?- Le cuestionó otro de apariencia enclenque

-¡Claro que estoy seguro! El abogadillo ese salió solo desde hace horas y dudo que regrese pronto-

Estas declaraciones dejaron helado al pequeño, pero, casi cae en llanto cuando escuchó la declaración:

-Entre más pronto le llevemos su cabeza al jefe, más pronto tendremos el dinero que prometió... Así que sigue buscando; recuerda, en cuanto encuentres a ese bastardito clávale el cuchillo directo al corazón. A ese tal Trelos no le quedan más que minutos de vida y en cuanto llegue el supuesto "padre" tampoco le quedará mucho-

Una lágrima cayó suavemente por la cara del niño cuando escuchó que los pasos se acercaban a donde se escondía. Se alejó lo más que pudo de la puerta del armario con las manos en la espalda, cuando sintió algo frio, lo exploró con la mano y encontró un filo. Al ver lo que tenía en las manos se sorprendió, no sabía si su repentina sorpresa era por tener una oportunidad de defenderse, por la belleza del artefacto o por el hecho de que un abogado tuviera eso en casa.

Pasaba por la calle cuando se dio cuenta de algo: la ventana estaba rota. Se echó a correr y de una patada derribó la puerta que había sido bloqueada por una silla. Sin duda la escena que encontró era extraña. Había temido encontrar el cadáver de Trelos en el suelo, ensangrentado y mutilado sin piedad, pero, en vez de eso, encontró un cadáver y a un herido de gravedad en un lado de la habitación y en la esquina contraria, a un niño ensangrentado, llorando y sosteniendo un hermoso cuchillo de estilo sultán que el abogado había adquirido en una tienda de importaciones hacía tres años atrás.

-¡Trelos!- gritó el abogado mientras se acercaba corriendo al pequeño.

Pasaron cerca de 2 horas, el mayor le pidió al chico que empacara, que guardara las cosas y que se organizara propiamente. Mientras tanto, él terminó con la vida del herido y envolvió los cadáveres bien, salió rápidamente a buscar un transporte y regresó con una pequeña carreta que uno de sus amigos le prestó y provisiones suficientes para seis semanas. La necesitarían la mañana siguiente.

A la media noche el mayor subió todo en el vehículo, incluyendo los cuerpos. La casa estaba casi vacía y el pequeño estaba acostado en el suelo.

-Saldremos en unas horas, será mejor que duermas, hijo-

-Maté a dos hombres... robé otras dos vidas- dijo casi en un susurro el pequeño

-Estoy seguro de que lo hiciste por una buena razón; si no lo hubieras hecho tal vez hasta yo estaría muerto. Me salvaste-

-¿Ahora qué pasará?-

-Claramente no pararán hasta verte muerto; pues eso es lo que haré. Declararé tu defunción. Por ello, desde ahora viviremos en otro lugar-

-Estaré muerto legalmente, pero, ¿Qué pasará contigo?-

-Eso es lo de menos pequeño; he arreglado muchas cosas sin tener problema alguno. Solo debemos mantenerte oculto un tiempo y en algunos años, cuando todo se haya olvidado, regresaremos. Ahora, duerme, saldremos en 3 horas, descansa-

Una vez el pequeño se durmió, el abogado bajó al sótano y comenzó a guardar sus tesoros, los envolvió con parsimonia y los ocultó bien; por el momento Trelos no podía saber su secreto, pero, no podía abandonar sus cosas. Una vez todo estuvo listo, introdujo sus últimas pertenencias en la carreta y se recostó; les esperaba un largo día, un duro futuro y varías noches intranquilas.




---------------------------------------------------------------------------


Nota de la autora: Hola, mis queridos lectores. Me gustaría hacer un paréntesis aquí y decir: ¡Felicidades Mr. Tender (Terrace) y Mr. Storm (Saar) por un sangriento año con el maravilloso proyecto de American Murder Song! En verdad, su música es muy muy muy buena. ¡Espero que el proyecto siga creciendo! (Alerta de Spam) Si no han escuchado estas maravillosas composiciones, ¡No sé qué esperan! ¿Qué piensan del capítulo? Ojalá lo disfruten. Les deseo una buena semana.

Pásenla bien y dulces pesadillas.

-TheAgentOfMystery

Historias del último suspiro: Una serie de relatos de asesinos y sus fechoríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora