Dentro de la casa un gran fuego se producía.
El abogado decidió esperar fuera, a unos pocos metros, lo suficiente para poder ver lo que planeaba su hijo.
A pesar de ser sólo un pequeño de 16 y que los hombres casi triplicaban su peso, los llevó a rastras al interior; primero al occiso y luego al inconsciente. Al primero lo dejó en el suelo y al otro lo ató a una silla.
El gordo empezaba a volver en sí cuando Trelos tomó un cuchillo de carnicero, se acercó al hombre y le hizo un leve corte en la pierna, que fue suficiente para que despertara completamente, dando un grito de dolor.
-¡¿Qué pasa?! ¡¿Dónde estoy?!- exclamaba el hombre que se encontró frente a frente con el joven.
Trelos lo miro larga y profundamente a los ojos, luego sonrió enseñando su dentadura perfecta y sus colmillos, un poco más largos que los promedios. Sin decir una palabra se levantó y se dirigió al cadáver.
-¡No! ¡¿Qué le hiciste a mi pobre hijo?!- lloró el hombre
-¿Tu hijo? Que yo sepa, a un hijo no se le enseña a cazar de una manera tan insensible y no se trata como lo hacías- respondió tranquilamente el chico
-Tú no sabes nada, eres muy pequeño para entender... Apuesto a que no has llegado a los 18 y que no tienes familia-
-Tal vez me falte edad, pero, algo si se; todo se enseña con el ejemplo, así que, dale un ejemplo a tu difunto hijo y muéstrale como son castigados los desgraciados como tú- soltó Trelos y dejó caer el cuchillo sobre el brazo del muerto, separándolo del resto del cuerpo. La sangre no salió inmediatamente, hubo un momento de espera antes de que comenzara a fluir, dejando, de poco a poco, un grueso charco en el suelo. El hombre gritaba atemorizado ante aquella escena.
Trelos, levantó la extremidad y la llevó al regazo del gordo.
-¿Sabes? Esto mismo sintió la madre de aquel pobre animal. Y yo, cazador igual que tú, tomaré a esta presa... Su cabeza colgará sobre la pared de esta casa, lo que sobre del cuerpo será llevado al bosque para que la naturaleza haga lo que sea con él y luego serás tú, pero, por ahora, le daré de comer a su semejante. Así que, ¿qué esperas, viejo asqueroso? ¡Traga la carne de tu propio hijo!- gritó Trelos y puso el brazo contra la boca del hombre.
El abogado veía por la ventana y escuchaba atentamente; jamás pensó que su plan resultara de tal manera, nunca imagino que el pequeño pudiera hacer esas cosas y, a pesar de llegar a sentirse helado por dentro, un orgullo crecía en él, supo entonces que le había enseñado bien.
-Te estas poniendo muy mal, se supone que la comida fue hecha para aprovecharla y tú, pedazo inservible de carne, la quieres desperdiciar... Tal vez si uso otros métodos no te pondrás tan pesado- rio Trelos. Entonces retiró la extremidad de los labios del hombre, la puso sobre la mesa y comenzó a cortarla en trozos pequeños, quitando los huesos uno por uno. Una vez listos, los lavó, les dio unos golpes con sus pequeñas, duras y hábiles manos y les añadió sal y pimienta. Tomó un recipiente de metal, introdujo ahí la carne y la puso al fuego; encontró entonces una botella de licor que su padre había usado para el pastel y sin miedo echó un chorro a la preparación.
Él hombre solamente observaba sus movimientos, estaba completamente asustado y asqueado por lo que este chico le iba a hacer.
Trelos retiró del fuego el recipiente, tomó una cuchara y se acercó al hombre
-¡Trágatelo!-
El hombre no daba crédito a lo que veía, dentro del recipiente estaba la carne de su hijo, flotando en un líquido amarillento mientras pequeñas burbujas se formaban en torno a los pedazos. Trataba de negarse a ingerir la comida, pero, el chico tapó su nariz, abrió su boca a la fuerza e introdujo un gran pedazo de guisado, así que no tuvo alternativa y, con mucho trabajo, se tragó la asquerosa creación.
-Anda, sigue, no puede estar tan mal- ordenó Trelos. Y en verdad, no estaba nada mal; sin miedo a las consecuencias el joven tomó una gran cucharada de su preparación, masticó la carne lentamente y descubrió uno de los mejores sabores que había probado hasta ese momento. La textura era tan suave, el sabor tan claro, el jugo con la viscosidad correcta. El sabor del licor había penetrado bastante bien la carne. El conjunto de todo lo anterior producía nuevas sensaciones en Trelos; la cabeza le daba vueltas, el pulso le aceleraba, un intenso color rojo le comenzó a cubrir el rostro y de un momento a otro sintió algo similar a lo que el abogado sentía al asesinar. Tanto el hombre frente a él como el que espiaba por la ventana, se dieron cuenta de la situación y mientras uno gritaba desesperadamente el otro solamente observaba con una amplia sonrisa en el rostro; el plan había funcionado incluso más de lo que pensó al principio. Ahora el chico tenía un gusto, una firma y un parentesco más con su padre.
Una vez terminado el trance en el que se encontraba, el cumpleañero levantó la vista y le dijo a su siguiente presa
-No te preocupes, ya nadie más sufrirá. Me imagino que, después de esta lección, no volverás a cazar por un absurdo gusto... De hecho, me aseguraré de que no lo hagas- dijo mientras cortaba sin piedad la yugular del hombre.
El abogado entró rápidamente al cuarto y Trelos se asustó; no sabía qué pensaría su padre al verlo así. Atemorizado y con sangre en la ropa, salió corriendo hacia el bosque, siendo seguido por el mayor. Al llegar a un claro, el abogado lo logró alcanzar.
- Tranquilo, Trelos, no tienes por qué temer. ¡Cálmate!-
-¿Cómo quieres que me calme? ¡Te he fallado! Después de todos estos años; pensé que tendría una solución. Lo peor es que ahora he probado algo que hizo que sintiera... cosas que jamás había sentido. ¡Soy un monstro!- gritó entre lágrimas el joven.
-Acompáñame, hijo. Tengo algo que mostrarte- concluyó el abogado, llevándolo a casa, donde por fin Trelos cumpliría uno de sus deseos: saber que había detrás de la puerta que protege los secretos más oscuros de su padre.
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Nota de la Autora: Hola, mis queridos lectores. Si, las vacaciones han terminado y tendremos que regresar a la escuela (los que estudien) o al trabajo. Debo decir que me alegra volver. ¿Qué les pareció el capítulo? No se preocupen por Trelos; él tarde o temprano entenderá las cosas bien. En fin, recuerden que es mejor hacer las cosas a gusto, así que muestren una sonrisa y no se rindan, las cosas podrían estar peor.
Feliz regreso a sus actividades y dulces pesadillas
-TheAgentOfMistery
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Historias del último suspiro: Una serie de relatos de asesinos y sus fechorías
Misterio / Suspenso"De donde yo vengo, creemos en muchas cosas que no son verdad; les llamamos HISTORIAS" -El Mago, Wicked. Así es; creemos que lo que nos dice la gente es verdad, nos dejamos llevar por los chismes y argumentos de la mayoría, sin embargo, ¿alguna ve...