22 junio, 1832: Caza sola

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Trelos despertó más tarde de lo usual. Al abrir los ojos, se quedó mirando hacia el techo y se mantuvo así por poco más de diez minutos. No era la primera vez que lo hacía. Cada cumpleaños le pasaba lo mismo; era como si, de pronto, su vida perdiera sentido momentáneamente... cómo si fuera un cadáver viviente.

Volteó lentamente hacía su buró y encontró la nota de su padre. A pesar de sentirse algo desanimado por la ausencia del mayor, se sentía alegre; se suponía que debía estarlo, ¡era su cumpleaños!

Se levantó se la cama y fue a la cocina, donde, como escribió su padre, se encontraba un regalo. Admiró la caja que lo contenía sin atreverse aún a ver lo que había dentro. Una caja hermosa, de madera, con motivos barrocos; parecía algo antigua. Cuando abrió la caja, su sorpresa no se hizo esperar; encontró una admirable pistola, como la que usaba su padre, pero, mucho más elegante: mango de madera lizo; gatillo, cañón y detalles de oro y un cuerpo percutor de plata; todo esto con unas cajas de municiones. Eso en verdad debía ser caro.

Seguía admirando el arma, cuando algo atrapó su atención. El sonido de otra arma. Sin pensarlo dos veces, corrió a su cuarto, amarró rápidamente sus botas, tomó la pistola y unas municiones y se aventuró al bosque.

Después de una corta caminata se encontró con un par de animales que trataban de cazar a un pobre ciervo; él que sostenía el arma era mucho más gordo que el otro. No se acercó mucho a ellos, pero los vigiló desde un árbol cercano.

La sangre se le congeló cuando vio que le disparaban en una pierna, lastimándolo mientras gritaban

-¡La cabeza de esa bestia lucirá muy bien en mi recibidor y su carne será un buen alimento para mi familia! Si tengo suerte, cazaré dos. El segundo lo venderé a los ambulantes para que hagan lo que quieran con eso-

Trelos se enfureció. Esas horribles palabras se habían metido en sus oídos y se quedaron atrapadas en su mente. Unas simples palabras que despertó a una bestia con mejor puntería que esos inútiles, con más fuerza que un oso y con la brutalidad de un toro.

Bajó un poco más, para tener a sus presas más cerca, para que pudiera olerlos, para que pudiera ver su desesperación. Y en el fondo se preguntaba ¿Sentirán a la muerte acercarse a pasos agigantados?

El abogado estaba regresando de la ciudad, cuando escuchó un par de disparos diferidos por unos segundos. Sabía bien que era lo que sucedía. Solo esperaba que Trelos no se hubiera herido.

Antes de noquear al gran pedazo de carne que tenía en frente, el joven, de ahora 16 años, exclamó

-"Los cobardes mueren muchas veces antes de sus fallecimientos; el valiente no prueba la muerte más que una vez"-





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Nota de la autora: Si, queridos lectores, el nuevo capítulo ya está aquí. Y antes que nada ¡felices vacaciones de Semana Santa! Tomaré unas lindas vacaciones y no podré subir el capítulo de aquí a un par de semanas. Así que el siguiente capítulo será subido el día 22 de abril J Deséenme suerte.

¿Qué les pareció el cap.? Sé que no se avanzó mucho, pero, ahora saben que Trelos es un activo defensor de los animales. Disculpas por el corto capítulo, pero, la escuela no me dejaba. Felices vacaciones y dulces pesadillas

-TheAgentOfMistery


Historias del último suspiro: Una serie de relatos de asesinos y sus fechoríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora