One-Shot 2.

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Un pelirrojo caminaba algo presuroso hacia la casa de una de sus compañeras de escuela y banda, pero atención, ésta bella y rubia muchacha no era cualquiera, era Chica, su crush desde que formaron aquella tan divertida banda.

Con tan solo pensar en ella, en sus bonitas hebras cuál sol, sus brillantes ojos magenta, y su extraña personalidad, se ponía a suspirar.

Apretó con fuerza el ramo que llevaba para la chica que había robado su corazón, se detuvo en una mediana casa cerca al parque, y a tocar el timbre se dispuso. Se sentía preparado, ese día la invitaría a salir.

— Hola señora, ¿se encuentra Chica? —preguntó tras ver salir a una mujer de cabellera rubia y órbitas esmeralda. Trataba de verse amable, educado, y calmado, para así causar una buena impresión; en el fondo los nervios le consumían.

— Pues, claro apuesto joven, está en su recámara. Adelante, estoy segura que a mi hija le fascinará su visita —respondió la mayor, quien después se fijó en el presente que traía y sonrió—. Oh, pero que muchacho más considerado.

La oji-manzana creyó que un chico como Fox sería un excelente partido para su pequeña, y una oportunidad como esa no se podía ni debía desperdiciar; así que a pasar ella le invitó. Él no sabía con exactitud si la señora quería ligárselo o tenerlo como yerno, lo que sí era que logró su principal objetivo.

Fox corrió dentro, y subió con velocidad las escaleras de madera vieja, se detuvo frente a una habitación que creía la de su amada.

— ¡Fox! ¿Qué haces acá y por qué no tocas antes de entrar? —preguntó al verle la que tanto el pelirrojo buscaba con desesperación. Chica se encontraba sobre su cama, leyendo una revista, y con una mirada asesina en el rostro.

— Eh... —el de ojos mostaza no sabía que contestarle, así que se fijó en el ramo que para ella traía y se lo extendió— Te traje esto, especialmente para ti.

— Oh, gracias, Fox, es algo muy lindo de tu parte —dijo recibiéndolo ya más calmada, y sonriéndole—. Estoy segura que la jovencita que se case contigo será muy afortunada.

— ¿En serio lo crees?

— Pues sí. ¿Algo más que tengas para decirme?

— Eh, ¿T-Te gustaría salir al parque que está al costado conmigo? —como era de esperarse, a tartamudear comenzó, los nervios le invadieron por completo.

— Bueno, había quedado con los chicos para salir hoy, y no puedo cancelarles —la rubia recordó—. Pero puedes ir con nosotros si así lo deseas, ¿te gustaría?

— Sí, claro que sí.

No era la que Fox esperaba, pero con eso se conformaba. Él quería a Chica, con ella hasta el infierno era su paraíso, y esta situación era una prueba de eso. Pues, ¿qué más podía hacer?

— Mx.

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