Solo tu y yo

¡Otra vez!

Una luz llego a mis ojos que me obligo a abrirlos, era la luz del sol. Me giro hacia e lado contrario de la ventana, veo un bulto, abro mas los ojos, Era Ian, se había dormido, recordé lo que había pasado la noche anterior.

No volveré a ver ese tipo de pelicular

Chica tu si tienes un trauma.

Y todo por culpa del idiota de mi primo.

Idiota tu por seguirle el juego.

¿Es enserio? ¡Tenia 7 años!.

Deje de discutir con mi estúpida conciencia y me concentre en Ian, se veía realmente bien con los reflejos del sol en su cara.

se ve jodidamente sexy.

Me quedo mirando el rostro de mi amigo un rato, pero de la primera planta se escuchan voces, me levanto de la hermosa comodidad que tenia en mi cama y abro la puerta de mi habitación, al escuchar las voces mas claras diciendo mi nombre me di cuenta que eran mis padres.

- Si ven a Ian acá me matan- pensé, rápidamente corrí hacia mi cama, y desperté a Ian. Al abrir los ojos me queda mirando hasta que por fin articula una palabra.

-Te ves tan linda- dice lento y luego ríe.

-Levántate están mis padres abajo- dije alterada

- ¿Y que? por fin podría presentarme como tu novio- dijo muy calmado lo cual yo me reí.

-Si no te levantas- pensé un poco en lo que diría- te levantare yo.- dije muy convencida.

-Inténtalo- me miro con cierta picarda, yo solo rodé mis ojos

-Emily, ¿estas en tu cuarto?- dijo mi madre subiendo las escaleras. Mire a Ian y le señale el closets

-¡¿Que?! No me meteré a tu closet- dijo susurrando, en cualquier momento mi madre abriría la puerta así que solo lo empuje hacia el closets cerré la puerta, a lo que el solo se quejaba. Al segundo que cerré la puerta del bendito closets, mi madre entro a la habitación. Sin pensarlo dos veces corrí a abrazarla.

-Los extrañe mucho- dije, ya habían hecho viajes de negocios pero no tan largos como este.

-Nosotros también a ti- En un momento llego mi padre a unirse a nuestro abrazo, los había extrañado tanto. Luego de un rato abrazados dije:

-Me duchare y bajare a hablar con ustedes- dije

-Esta bien hija- dijo mi madre y me dio un beso en la mejilla. Salieron de mi habitación y rápidamente me dirijo al closets y abrí la puerta de golpe

-Si te veo aquí cuando salga de la bañera ¡ya veras!- dije demandante mente, a lo que el solo rió y me lanzo un beso.

Luego de salir de la ducha el ya no estaba en mi habitación, suspire Aliviada, baje a la primera plata de la casa y mis adres me contaron todo su viaje de negocios a lo que yo escuche atentamente, esa tarde seria familiar, solo familiar.

***

-Cameron Dallas ¿aceptas recibir a Emily Brion , como esposa, y prometes ser le fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?- dijo el padre.

-Acepto- dice con una sonrisa mostrando su perfecta dentadura.

- Emily Brion ¿aceptas recibir a Cameron Dallas, como esposo, y prometes ser le fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida?- dijo el padre.

-Acep...- fui interrumpida por una voz masculina.

-¡Noo!- grito Nash Grier desde la puerta de la iglecia- es mi..

¡Mierda! Otra vez el mismo sueño y interrumpido por la misma persona, solo que ahora no era con agua, ahora estaba tocando mi cara con su dedo indice, como si estuviese muerta.

-Hey- dije

- Vamos levántate, que quiero pasar a tomar un caffe - dijo mi amiga que interrumpe mis maravillosos sueños.

En veinte minutos ya estaba lista, creo que es primera ve que me demoro tan poco en arreglarme, soy de las personas que toman mucho tiempo para eso. Nos subimos al volkswagen de mi amiga y nos dirigimos hacia la cafetería. Al llegar me di cuenta que era la misma en la que hablamos con Paul, tienen un rico capuchino, solo espero que no este aquel chico rubio.

Encontramos una mesa, mi amiga comenzó a contarme algo o cual no le preste mucha antencion ya que en mi cabeza solo estaba ese tierno mono tocando los platillos.

Es tan tierno.

Por fin en algo que estamos de acuerdo.

Levanto mi cabeza y lo primero que veo es a ese chico rubio acercándose a nuestra mesa con una gran sonrisa.

-Sabia que volverías- dijo mirándome coqueta mente, veo a mi amiga y me levanto sus cejas a lo que yo solo rodé los ojos.

Aquí empezamos otra ves.