Jugando sucio

565 46 2
                                    

Carmilla se despertó a una cama vacía. En su primer año como compañeras de cuarto, Laura había juntado sus camas. Carmilla se había ofrecido a ayudar, pero la rubia insistió en hacer todo por sí misma. Carmilla miró alrededor de la habitación, buscando con sus ojos, por la rubia que amaba, más que nada. Sin suerte.

Así que en su lugar, la morena dejó que sus ojos rastrearan la habitación, su habitación. Una que Laura había organizado, Carmilla sólo tuvo una petición: No Rosa!

Ella no pudo evitar sonreír, cuando pensó en lo emocionada que estaba Laura, por decorar su dormitorio.

'Esto es increíble! Carm pon los marcos a lo largo de la estantería,'

'Y qué vas a hacer tú entonces, Cupcake?'

'Voy a colgar mis posters de Doctor Who!'

'Eugh, tuviste que traer esas cosas?! Tuve suficiente de ellos, en casa.'

Al oír esto, Carmilla le dio una palmada en el brazo, sonriendo cuando vio a Laura, mirándola. Una mirada poco impresionada en su rostro, haciendo que la morena sonreía más.

'Perra! Amas mis posters.'

'Cupcake, trajiste al menos cinco de esas horribles cosas! No tendré lugar para poner nada.'

'Los colgare y eso es definitivo! Hazte útil y desempaca algunas cajas.'

Carmilla voltea los ojos, burlándose de la insistente rubia, antes de dirigirse a desempaquetar una caja, llena de más fotos. De cuando eran pequeñas y diminutas; A una de años atrás, cuando fueron a Disneyland. Durante su primer año de universidad.

Carmilla no pudo evitar sonreír cuando cavó a través de los marcos. Sus ojos aterrizando en un cuadro de Carmilla yaciendo en una cama de hospital; Laura (el gato) acurrucada en su regazo y su novia, dormida en una silla al lado de su cama.

Dos días después de su cita en el Planetario, Carmilla se había despertado de una pesadilla, dando vueltas. Sólo despertando para gritar de dolor, después de golpear su cabeza contra la cabecera de Laura. A pesar de las protestas de Carmilla, los Hollis la llevaron al hospital.

Will fue unos días después, después de recibir una llamada telefónica, de su madre diciéndole que él tenía que "ordenarla". Una confesión desgarrada y varios antibióticos más tarde y Carmilla estaba profundamente dormida.

Carmilla se levantó y se acercó a la nevera. Tratando desesperadamente de distraerse, de la dolorosa sensación que sentía cuando recordaba ese momento de su vida. Ella sonrió, cuando encontró un plato lleno de galletas de chispas de chocolate, envueltas en plástico.

Ella agarra el plato. Haciendo caso omiso de la notita, unida a el, mientras se mete una galleta en la boca, gime ante el sabor. Carmilla se acerca al guardarropa, abriéndolo, mientras revisaba la ropa. Su mente vagaba hacia atrás, sonriendo por los recuerdos.

Carmilla se volteo, pincel en mano, para ver a Laura en la puerta y una mirada de shock en su rostro. La morena sonríe tímidamente, moviéndose para dejar entrar a Laura en su dormitorio.

La rubia miró a su novia cubierta de pintura. Vestida con pantalones y una gorra que empujaba su cabello fuera de su cara, mientras caía en una cola de caballo suelta por su espalda. Entonces Laura mira a su guardarropa, la madera previamente llana estaba ahora, cubierta de pintura azul oscuro y blanco. Carmilla había pintado el guardarropa, para que se pareciese al Tardis, cada detalle muy cuidadosamente pintado.

Galletas y GatitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora