|DIEZ|

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Después de unos cuantos minutos más en coche paró frente a una casa enorme, al principio me sorprendí, sin embargo cambie la expresión al recordar el estatus económico de su familia.

- Te advierto una cosa Seung - se quitó el cinturón de seguridad para girarse hacia mí - mi familia es una poco... Especial - su expresión era seria y eso me asustaba bastante, ni que fueran asesinos... ¿Verdad?

- ¿En qué sentido?

- Algunas veces se vuelven muy pesados con las preguntas, así que te tendrás que tragar tu ira si te irritan - su risas me calmó lo suficiente para no salir corriendo.

- Qué gracioso, ja, ja, ja.

- ¿Te he dicho qué te ves preciosa esta noche?

- Mejor no hables - volteé a ver el barrio por la ventana del coche, cuando me giré para decirle algo me lo encontré a centímetros de mí, nuestras respiraciones se mezclaban y él me miraba fijamente a los ojos, se estaba acercando para besarme y yo ya había cerrado los ojos esperando el tacto de sus labios sobre los míos, pero el sonido de su teléfono nos interrumpió, contesto rápidamente y yo miré otra vez por la ventana escondiendo mi sonrojo y frustración.

- Ya vamos papá estamos en la acera de enfrente... Sí, vengo con ella... Nos vemos.

Salió del coche y lo rodeó para abrirme la puerta, cerrando la de nuevo cuando salía, cogió mi mano y entrelazó nuestros dedos, me dejé llevar y correspondía su tacto intentando calmar mis nervios.

- Mientras no te separes de mi todo irá bien.

- Así me ha ido hasta ahora - ironicé ladeando la cabeza.

- ¿Ahora la graciosa eres tú?

Reímos y comenzó a caminar dejándome un poco atrás, pegué un pequeño salto para ponerme a su altura y subimos las escaleras parando frente a la gran puerta. Jimin tocó el timbte y un joven mayordomo nos abrió, cuando puse un pie dentro de la casa puse mi mejor sonrisa intentando parecer lo más jovial posible, Jimin se dio cuenta y sonrió, ya que de algún modo u otro me estaba esforzando por no irme corriendo. Todos iban extremadamente elegantes, y agradecí que me hubiera traído esa bolsa, juraría que un solo zapato de los que llevan vale más que mi casa, y eso que soy rica dentro de lo que cabe. Entramos al salón aún cogidos de las manos y nos sentamos en la misma mesa que sus padres, su hermana y sus dos hermanos, me sorprendí al verlos, realmente pensaba que Jimin era hijo único.

- Hola padres - saludó Jimin sonriente.

- Vaya hijo, veo que por fin escoges a una chica guapa, pero... Tú no eres de Corea ¿verdad? - negué con la cabeza - y encima exótica, muy bien Jimin cada vez eliges mejor. Y dime ¿cómo te llamas querida? - me miró.

- Seung, Choi Seung.

- Pues eres muy guapa, Seung - dijo el hermano de una edad aproximada a la de Jimin, el otro tendría unos 12 años.

- Y también mi novia Jackson - dijo Jimin... ¿Celoso?

- Tranquilo solo era un comentario - se excusó Jackson.

- Pues métete tus comentario por... - Jimin fue interrumpido antes de terminar de hablar.

- ¡Bueno ya! - dijo su padre - perdónalos Seung, es que la idiotez no se la quita nadie - añadió divertido por mi cara, ya que cuando me aguanto la risa no era la chica más linda del mundo, no me quería reír por educación, pero es que Jimin celoso es un show y su cara un poema.

Nos trajeron la comida y la cena fue tranquila a pesar de que sus padres me estaban haciendo un interrogatorio, algunas veces no sabía que decir y Jimin respondía por mi, había ratos donde pensaba que el teatro se iba a desmoronar, pero al final terminamos la cena sin que supieran que mi relación con Jimin no es del todo amorosa.

Una simple amenaza • P. J • [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora