|CATORCE|

2.5K 240 5
                                    

Andaba lo más rápido que podía por la acera por culpa de que llegaba tarde gracias a la conversación con Jimin, y conociendo a mi madre, se estaría desesperando. El móvil vibró en mi bolsillo por una llamada entrante y lo cogí sin mirar quien era porque tenia una idea de quien era.

- Hija, ¿estás bien? ¿Por qué no llegas?

- Tranquila mamá, estoy bien, solo me retrasé viendo los escaparates de una tienda de ropa - mentí.

- Bueno date prisa te estamos esperando.

- Ya voy... - colgué y volví a guardar el móvil en mi bolsillo mientras volvía a centrarme en mi camino.

Después de unos pocos minutos, aunque fueron eternos para mí, llegué a casa. Al abrir la puerta vi a mi madre de espaldas tapando a otra persona mientras hablaban entretenidamente, me moví un poco hacia el lado para poder ver mejor a aquella misteriosa persona que llevaba esperando ver desde hace un par de días y me encontré con el rostro de Jungkook... ¿Jungkook? ¿Qué narices hace el cara rata aquí? Digo, Jeon...

- ¿Hola? - dije sin asimilar del todo la situación en intentando captar su atención. Tiré la mochila a un sillón y me acerqué más a ellos.

- ¡Hola! - dijeron los dos al unísono.

- ¡Sorpresa! - chilló mi madre - Kookie se va a quedar un tiempo a vivir con nosotras, ya que sus padres tienen que viajar por negocios y él no puede ir por sus estudios. ¡Ahora habrá un hombre en casa! - paro unos segundos - o al menos uno que se comporte como tal - lo dijo más bajo pero al parecer solo lo escuché yo ya que Jungkook ni se inmutó.

- ¿No es genial? - preguntó Kook bastante emocionado.

Miré con diversión sus pequeños y casi invisibles saltitos y recordé el "juego de celos" que había comenzado con Jimin por mi estupidez incansable, esto me ayudaría a mostrarle a Jimin que conmigo no se podía, sin embargo verlo como si fuera un cachorro al que le van a dar un juguete me estaba haciendo dudar mucho si algo de esto era correcto.

Le sonreí intentando olvidar todo ese asunto por un momento y me acerqué más a él dejando a mamá a mi lado- Sí, Kook, es increíble... - reí - ¿Qué tal si vamos a pasear para celebrarlo?

- Eh, ¿Ahora?, ¿puedes esperar a que lleve mis maletas a la habitación? - no sonrias, no sonrias, no... Mierda, ha sonreído, ¿cómo narices prestando jugar con él si cada vez que sonríe me arrepiento?

- Oh, no me había fijado que las tenías todavía aquí, da igual, te ayudo y nos vamos.

- Gracias my lady, y gracias a usted señora Choi por dejar que me quede aquí - le hizo una reverencia y mi madre asintió antes de irse a la cocina.

Cogí una de las maletas y subí las escaleras con él siguiéndome. Cuando entramos a su cuarto él se sentó en su cama observando como yo dejaba las maletas al lado de la puerta, me di la vuelta para decirle que nos fuéramos, pero como soy la reina de la torpeza tropecé con algo y caí encima suya, él acostado y yo rozando su nariz con la mía, nos quedamos mirándonos a los ojos unos segundos, los suficientes para que yo me sonrojada y quisiera morir por una eternidad, me levanté lo más deprisa que pude y me senté a su lado cubriendo me la cara.

- ¿Va-vamos? - pregunté evadiendo el momento incómodo y dejando de cubrir mi rostro.

- Claro - lo miré de soslayo y tenía un notable sonrojo, aunque yo no me quedaba atrás.

Bajamos las escalera y le dijimos a mi madre que iríamos al parque que está a tres cuadras de casa. Al salir de casa decidimos parar antes para comernos un helado y entramos en la primera heladería que vimos, para mi suerte, alli estaban Jimin y Marta, cosa que no me gustó nada... ¿Celos? Sí, y muchos.

Una simple amenaza • P. J • [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora