Me quedaré contigo...siempre

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-Buenos días- saludó Yuuri al ver a Víktor sentado leyendo el periódico con una taza de café en la mesa.

-Buenos días- respondió el mayor con una sonrisa.

-¿Y Yurio?- preguntó en busca del quinceañero.

-Salió con un amigo, creo que se llama Otabek- murmuró el albino.

-Ah…- Fue lo único que dijo el menor. “Él tiene amigos” pensó.

Después de servirse algo de cereal con leche y disponerse a comer, Yuuri decidió hablar- Víktor….tú…

-Sí no lo he olvidado- dijo dándole el último sorbo a su taza de café.

-Uhhh…Duele- se quejó el pelinegro.
-Aguanta un poco, ya casi acaba- le calmó el mayor.

Y la verdad era que Víktor Nikiforov le estaba enseñando a cocinar a su bello amante. Yuuri estaba friendo un huevo y el gotas de aceite caían en sus manos.

Era horrible para un inexperto en la cocina.

Víktor se reía al verlo tan convencido y concentrado en aprender.

Luego de servir la comida y proceder a probarla, el pelinegro murmuró- ¿Crees que algún día aprenda a cocinar?

- La verdad no me importaría cocinar para ti.

- No debo depender de ti para siempre Víktor- respondió algo enojado.

- Ya te dije que por mi no hay problema- sonrió.

De pronto Vicchan   empezó a ladrar, al parecer tenía hambre.

-Ve a darle de comer, yo me encargo de los platos- le pidió el de ojos azules.

-Sí…
En el patio Yuuri tomó al caniche entre sus brazos, era un poco liviano y un tanto pequeño.

-Sabes Vicchan, Víktor a veces dice cosas vergonzosas- se sonrojó un poco.

Le dio de comer a su mascota y luego regresó a la cocina…Víktor no estaba. Había dejado un plato sucio, así que Yuuri se dispuso a lavarlo. De pronto sintió unas manos abrazandolo por detrás.

-Sabes bebé- le dijo tiernamente- Yurio no está…tu y yo podemos hacer “travesuras”- susurró a su oído y esa palabra hizo eco en su interior. “ No me digas que se refiere a…” pensó el menor.

Víktor lo agarró como si fueran recién casados y lo acostó sobre la cama de su habitación la que a veces    compartía con Yurio o en la que amanecía Yuuri luego de haber dormido juntos después de tanto “jugar”.

Besó la frente del menor y luego su mejilla seguido de los suaves  labios , deseaba tanto a Katsuki que no encontraba manera de demostrarlo apropiadamente.

-Víktor… -dijo casi en un susurró Yuuri, estaba todo sonrojado y algo inquieto por la situación.

-Mi Yuuri…Te amo mi vida…Te amo demasiado- le abrazó.

-¿Víktor? – Katsuki no sabía que decir…la verdad el sentía lo mismo pero no era capaz de decirlo. No quería que Víktor le lastime como habían hecho su familia tiempo atrás…de verdad no lo quería. No quería ilusiones ni un corazón roto.

No quería salir mal en esta relación…simplemente no quería. Deseaba ser feliz, tener una familia y una casa propia. Criar a sus  hijos con amor y cuidar de su mascotita.

¿Tal vez Víktor le podría dar esa felicidad que tanto buscaba?
No lo sabía pero podría ser posible…

Luego de acariciarse un poco el día acabó y los dos quedaron cansados durmiendo en la misma cama.

La historia de un perro , un veterinario y dos bebésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora