Luna de miel

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La fiesta fue la mejor parte. Pero todos saben que lo mejor viene después de la boda, sí la Luna de miel.
El momento en el que los esposos tienen una experiencia muy íntima juntos.

Se amaban demasiado y necesitaban del otro con ansias. Todos los invitados fueron retirándose, lo novios ya estaban en el hotel. Se encontraban un poco cansados pero eso no impediría lo que vendría después.

Yuuri se recostó en la cama, su traje había quedado en el piso. Sólo se encontraba en ropa interior, su abdomen había crecido mucho más. Sobó el lugar con delicadeza y ternura. Esperaba a sus bebés con ansias. 

El mayor se acercó dándole un beso en la frente.

-Yuuri...- el albino sobó la panza con suavidad. -Los amo, siempre lo haré.

Pequeñas lágrimas salieron de los ojos del pelinegro. Amaba tanto a ese hombre.
Su esposo se asustó, acaso le dolía algo a su Yuuri.

- Cariño...¿Por qué lloras? ¿Te duele algo?

El pelinegro le regaló un suave beso en los labios, fugaz y lleno de todo el amor que sentía hacia Víktor.

- Gracias por estar conmigo, Señor Nikiforov- Yuuri hizo un reverencia típica de los japoneses cuando piden disculpas solo que esta vez se puso de rodillas inclinándose hasta que su frente tocaba las sábanas de la cama matrimonial. -De ahora en adelante cuida de nosotros, estoy en sus manos esposo mío.

El albino no podía ocultar su sorpresa. Ahora era oficial. Ya estaban casados para siempre.

Besó al menor con deseo.

- Te haré el amor, cariño -comentó decidido.

El de lentes sonrió y rodeó el cuello de su esposo con los brazos.

- Hazlo...-susurró avergonzado. A pesar de estar casados y esperar dos bebés de aquel hombre, el japonés aún solía sentir vergüenza.

Víktor besó el pecho del menor bajando hasta uno de sus pezones.

- Mhm...-gimió ligeramente el de lentes al sentir a su esposo jugando con aquella parte sensible.
- Víktor...no tan fuerte o podría salir...-paró en seco. No podía decirle a su esposo que producía leche.

Víktor se separó bruscamente. Vio a Yuuri con confusión.

- Amor, algo esta saliendo de tu pezón- exclamó sorprendido.

Yuuri con un sonrojo en la cara lo miró lleno de vergüenza.

- Es...leche...o eso creo. Mi cuerpo ha cambiado muchos por los bebés.

- Amor a pesar de eso,  estás precioso. Eres perfecto. Ahora estás todo regordete, me encantas. - besó  la mejilla de su esposo. Víktor solamente estaba siendo Víktor. Los rusos tenían fama de ser serios pero el albino era la excepción. Amaba a Yuuri y no dudaba en demostrárselo.

- Bueno, ¿Continuamos? - le preguntó Víktor con deseo.

- Sí - suspiró el menor.

Bajó lentamente dejando marcas en el pecho de su ahora esposo, beso el abdomen del  contrario, y luego llegó a su objetivo. Lamío el miembro con gusto y luego lo introdujo en su boca. Mientras le hacía una felación, su dedo pulgar "jugaba" con la entrada del menor.

- Víktor....esto es demasiado...ah- pronunció el pelinegro entre jadeos y gemidos. Su cara estaba toda roja. Y su respiración estaba agitada. Su esposo era muy bueno dándole placer. Le volvía loco.

El albino buscó un condón del cajón, cuando le halló, lo sacó del empaque y se lo colocó. Entró con lentitud dentro de su esposo.

- Te amo, Víktor. Mi Víktor - el albino le dio una embestida haciendo que un fuerte gemido saliera de la boca del menor.

- Yo también te amo. Eres solo mío, Yuuri.

Esa noche parecía interminable. Hicieron el amor hasta la madrugada. Ya cansados pararon, Víktor le hacía mimos a sus hijos por sobre la panza de Yuuri, depositaba pequeños besos en el abdomen del pelinegro, todos dirigidos para sus dos amores.

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Víktor entró a la habitación  con una bata de baño, su cabello platinado estaba mojado y pequeñas gotas de agua recorrían su pecho un poco descubierto.

- ¿Amor? ¿No vas a darte un baño?

Yuuri dejó el mundo real al quedarse hipnotizado con tan bella vista.

-Sí...Ahora voy- murmuró con un leve sonrojo en la cara. Estaba sudado y pegajoso debido a toda la "actividad " que había tenido. Su esposo era todo un tigre en la cama.

- Puedo lavarte si quieres - le dijo de una manera pícara.

- No es necesario, amor - respondió el de lentes para luego entrar al baño.

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Luego de un buen baño, ambos recién casados estaban acostados en la cama. Conversaban con alegría de temas aleatorios, hasta que luego de unos minutos  el sueño los invadió. Víktor le dio un beso en la boca a su amado y acomodándose entre las sábanas, apegó a Yuuri sobre su pecho, abrazandolo de  una manera protectora.

- Buenas noches, amor mío - murmuró con los ojos cerrados.

- Buenas noches, cariño- pronunció el japonés.

Ambos ahora eran las personas más felices en todo el mundo.

Gracias por leer ~ 💟 
Me disculpo por no actualizar antes, estaba muy ocupada. Espero que este capítulo les haya agradado y perdón si hay alguna falta ortográfica.
Nos vemos.
BESOS Y ABRAZOS 💜
Las imágenes no me pertenecen -0-)/

La historia de un perro , un veterinario y dos bebésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora