Entre pesadillas y peleas.

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Víktor se despertó asustado. Estaba sudado y jadeaba. Había sido la peor pesadilla. Se tranquilizó al ver a Yuri a su lado. Se sentó en la cama.

Respirando hondo y pausado. Luego se levantó dirigiéndose a la cocina para tomar un vaso de agua.

De seguro era el karma por haber peleado con su hermano.

Regresó a la cama y besó la frente de su pareja. Sobó delicadamente el lugar dónde se encontraban sus hijos.
-No se preocupen los cuidaré y a “mamá” también.- dijo casi susurrando.

- ¿ Víktor?

– ¿Qué sucede amor? Siento haberte despertado.

- No te preocupes. Los bebés tienen hambre.

- ¿Qué es lo que quieren mis nenes? -preguntó el albino.

- Katsudon, por favor.

- Está bien- Víktor se levantó de la cama para buscar ropa. Solía dormir desnudo o en bóxer. Y ese día no estaba en ropa interior.

- Víktor.

- ¿Sí?

-Te amo y cuando vuelvas quiero hacerlo.

Víktor rio, su pareja se había vuelto muy provocativo.

- -
Luego de desayunar. Otabek no le dirigió ni una palabra a Yurio.

Yurio se metió a su nueva habitación,  estaba triste.

Luego de leer unas revistas. Escuchó que tocaban su puerta.

- Yura…siento lo del otro día.

El rubio abrió la puerta y abrazó al mayor.

-No te preocupes. Fue mi culpa, idiota.

El pelinegro lo besó suavemente.

Hasta acostar al menor en la cama
-Beka…

-Te amo Yurio.

-También te amo, Otabek.

No hicieron nada simplemente se besaron y abrazaron hasta el almuerzo.

-Y cuando crees que podamos hacerlo. No puedo esperar hasta casarnos.

- Podemos casarnos cuando tengas 18.

Le pediré tu mano a tus padres.

- Y no olvides a Víktor.

-Sí. A tu hermano aunque sea algo difícil.

Y ambos siguieron con el almuerzo.
- -
-¿Qué sucede, amor?

Yuuri y Víktor estaban desnudos en la cama.

El pelinegro estaba acostado sobre el pecho del mayor. Había sido maravilloso pero notaba al mayor desanimado y algo preocupado.

-Es Yurio , ¿verdad?

-Sí, no ha llamado y no estoy seguro de dónde está.

- Ya amor…Tú deberías llamarlo-

Yuuri besó la frente de su amado- Iré a preparar el almuerzo. Tus hijos son glotones.

- Salieron a ti, cerdito.

- ¡Víktor! – rio Yuuri.

- Te amo.

- Y yo a ti.

Yuuri salió directo a la cocina. Hoy prepararía algo de pasta ya que se le había antojado.  Se puso el delantal este rozó uno de sus pezones, provocando que de este empezara a salir un líquido sin color.
Se sacó la camisa y el delantal de cocina. No podía creerlo. Estaba produciendo leche. Si ya su embarazo era raro. Esto era aún más extraño. Tomó un papel de cocina y se limpio los residuos de leche que estaban en su pecho.

Sintió que Víktor lo abrazó por detrás y le besó el cuello. El menor se sonrojó. No estaba acostumbrado a esos toques repentinos. Y no negaba que le gustaban las caricias de Víktor. Saber que lo amaba lo hacía muy feliz.

-Víktor…Basta.

Víktor mordió su cuello suavemente, provocando que su amante se estremeciera.

Llegó hasta los labios de Yuuri y depósito un delicado beso.

Los días pasaron y Yurio no volvía a casa. Víktor casi no podía dormir de la preocupación. Y si a su hermano le había sucedido algo malo, y todo era su culpa se decía él mismo. Era hora de ir a buscarlo y que mejor lugar que a la casa de Otabek.

Como odiaba a ese tipo, sin duda se había aprovechado de su hermano y lo había enamorado con sus mentiras. Otabek había sido el profesor privado de Yurio. Cuando tenía problemas en el colegio pero gracias a Dios un día Víktor descubrió la prohibida relación de los dos. Incluso le negó a su hermano ver a ese tipo de nuevo. Pero Yurio le decía que solo eran amigos. Sí…claro como si los amigos se besaran en la boca.

- ¿Irás por Yurio? -preguntó el de lentes al ver que el albino buscaba las llaves del auto.

- Sí, ya ha pasado mucho y debo disculparme.

- Ve con cuidado- dijo mientras preparaba ramen.

Víktor le dio un beso en la cabeza y salió.

Tocó el timbre de la casa del pelinegro. Estaba casi seguro que allí estaba Yurio.

- ¿Sí? – contestó al kazajo. Al ver al hermano de su novio se asustó a pesar de no demostrarlo en su rostro.

- Quiero ver a Yurio- dictó el mayor.

- Él..bueno…

- Otabek…¿Quién es?. Yurio se acercó a la puerta. Y enojado murmuró- ¿Qué quieres anciano?

- Regresa a casa, Yurio.  Estoy preocupado por ti. Vicchan y Yuuri te extrañan. Incluso los bebés.

- Mira anciano. Yo ya no quiero vivir ahí. Aquí estoy mejor. Otabek me ama. Y tú que eres mi familia no me quieres ni un poquito.

- Yurio no digas tonterías. Vamos regresemos a casa. Me disculpo por haberte gritado. Vamos.
Yurio estaba enojado pero después de todo era su hermano.

-Idiota- lo abrazó- Nunca más lo vuelvas a hacer.
-Ya…ya – sobó su espalda- Y tú señaló a Otabek. No vuelvas a acercarte a Yurio.

- ¡Víktor!
- Ya ya…solo bromeaba. Gracias vándalo. Nos vemos.

Ambos subieron al auto y regresaron a casa.

Nota de la autora ~ ❤

Hola...gracias por leer esta historia. Me disculpo por hacerlas asustar xd.
Bueno ahora quiero pedirles un favor necesito dos nombres para los bebés. Escribanlos en los comentarios. Gracias
BESOS Y ABRAZOS 💜 💜

La historia de un perro , un veterinario y dos bebésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora