Problemas

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Víktor hacia todo lo posible para que Yuuri ya no estuviera enojado y le perdonara.

-Amor te extraño mucho, no quise decir eso. Lo siento. Los amo a los tres- decía tocando la puerta de la habitación en la que se encontraba el pelinegro y Vicchan.

Sintió que sus palabras eran sinceras. Él también lo necesitaba.

- Víktor hazme el amor.

- ¿Qué?

Y ahí estaban teniendo sexo luego de reconciliarse

-Me gusta...justo ahí...Víktor.

- Tu interior se siente... muy bien Yuuri.

Ahora el albino se movía con intensidad.

- Espera Víktor puedes hacerle daño a los bebés.

-Tranquilo amor, esto no los lastimará.

Y con una última embestida el mayor y el pelinegro llegaron al clímax.

Los días pasaban y el estómago del menor crecía más al igual que su apetito. Lo mejor era que su pareja cumplía cada uno de sus antojos.
Cuando Víktor le compraba Katsudon Yuuri era muy feliz e incluso estaba seguro de que sus hijos amarían comer aquel delicioso platillo .

- Víktor podemos comer Mc Donald's- le pidió Yurio.

- Esta bien, vamos.

Todos subieron al auto incluso parecían una familia. Yuuri la mamá sin duda, Víktor el padre y Yurio como uno de sus hijos.

Yuuri y Yurio se sentaron mientras Víktor pedía unos combos y un helado mixto el cual el pelinegro le había pedido.

-Mami...¿Por qué ese hombre tiene una barrigota? -dijo un niño el cual había llegado con su mamá.

- Tal vez está algo gordito hijo.

-Parece un cerdito- rió el niño.

Yurio rió- Mira alguien está de
acuerdo conmigo.

El pobre chico de lentes tenía tantas ganas de llorar. Víktor llegó con la comida y notó que su pareja tenía los ojos llorosos.

- Amor ¿Qué sucede?

Yuuri no respondió y simplemente se abrazó a su cuello empezando a sollozando bajito.

- Crees que parezco un...cerdo..Víktor.

- Amor...claro que no. Estas esperando dos bebés, a nuestros hijos no deberías decir eso. Estás perfecto para mí. Te amo.

- Yo también te amo, Víktor.

Y ambos se dieron un beso mientras Yurio los observaba con algo de asco y comía su hamburguesa.

- - - - -

- Debes tratar con respeto a Yuuri - ya habían pasado unos minutos desde que los dos hermanos empezaron a discutir.

- Como podría respetar al cerdo si él se tragó mi pedazo se pastel. Él no respeta mis cosas.

- Yurio...lo siento- dijo apenado el pelinegro.

- ¡Está embarazado! Te compraré todo el pastel que desees.

- Cállate...ese pedazo era especial.

- Te lo dio Otabek. Te dije que ya no debías ver a ese tipo. Es mayor que tú. ¡Tú solo eres un niño!

- Tú no puedes prohibirme nada. No eres mi padre.

- Pero vives en mi casa, mocoso.

- Pues ahora mismo me voy- gritó para ir a su cuarto y sacar algo de ropa.

- ¿¡ A dónde crees que vas joven cito!?

- Que te importa anciano.

Y entonces se fue.

Esa noche Víktor no pudo dormir tranquilo, tenía miedo de que le sucediera algo a su pequeño hermano...fue tan tonto al dejarlo ir solo.

Mientras...

El rubio tocó el timbre de la casa que conocía muy bien. Solía ir allí después del colegio, una o dos horas para luego regresar a su casa bueno la de Víktor. Sentía tanta rabia y tristeza. Su hermano lo había tratado muy pero muy mal.

Un pelinegro abrió la puerta. Sintiéndose feliz ver a su pequeño novio.

Llevaban poco tiempo siendo pareja. Pero muchos años siendo amigos a escondidas del hermano mayor de Yura. El odiaba a Otabek.

Simplemente porque era mayor para él. Por cuatro años. Pero era lo mismo que se llevaba Víktor con Yuuri y eso le enojada demasiado

"¡¿Por qué él sí y yo no?!" pensaba.

- Hola Beka.

- Pasa Yura, te ves triste ¿Qué sucede?

- Escape de casa- bufó.

Otabek se sorprendió. Ahora venía para quedarse en su casa...ahora parecían una pareja de casados. Y como el pelinegro vivía solo no había problema alguno de que el menor se quedara. Lo amaba tanto y lo cuidaría siempre.

- Gracias Beka- se abrazó al menor como si su vida dependiera de ello.

- Te amo, Yura.

- Yo también te amo, Beka.

El pelinegro besó al rubio y ambos subieron a la habitación.

-Puedes guardar tus cosas aquí - dijo Altín señalando el armario.

- Sí, muchas gracias por dejar que me quede aquí.

-¿ Quieres ver una pelícu- No pudo continuar porque el menor se abrazó a su espalda.

- Otabek....Hazme. ..el amor.

-Yuri...¿¡Qué diantres dices?! Aún eres un menor de edad. Te dije que lo haremos cuando nos casemos.

-No puedo esperar. Si me haces tuyo mi hermano me dejará estar contigo.
Otabek suspiró y salió de la habitación dejando solo a Yurio.

- - --
-¡Víktor! -gritó el menor.

- ¿Qué sucede?

-Creo que...ya es hora.

-¿¡ Qué?! Iré por la pañalera...siéntate un momento amor.

Víktor y Yuuri fueron al hospital. Yurio se encontraba en el colegio ya después el albino le diría donde se encontraban, ahora lo importante era que sus hijos iban nacer.

Pasó mucho tiempo de que Yuuri entró a la sala de parto. Luego de un tiempo salió el doctor, tenía la ropa y los guantes llenos de sangre.

-Lo siento señor Nikiforov- paro unos minutos buscando la palabras aeecuadas para lo que iba a decir-El....señor Katsuki no pudo soportar
la cesárea....y lamentablemente falleció. Sus hijos se encuentran bien. Podrá irse con ellos luego de unos exámenes.

Víktor se quedó sin aire. No podía creer lo que el hombre decía. Su Yuuri, su pareja, el amor de su vida...estaba muerto.

La historia de un perro , un veterinario y dos bebésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora