Cap 3

6.1K 404 7
                                    

Meredit estaba haciendo una lista de lo que le gustaría hacer antes de morir, ella sabia que moriría esa enfermedad le estaba ganando la batalla.

...Lo que quiero hacer antes de morir ...

1. Aprender a nadar

2. Hornear un pastel

3. Lanzarme de un paracaídas

4. Cenar a la luz de la luna en el mar

5. Conocer a las orcas

6. Ver una aurora boreal 

7. Hacerme un tatuaje 

8. Visitar cualquiera de los países asiáticos

9. Enamorarme

10. Casarme

11. Tener una familia

12. Ser feliz hasta el ultimo día de mi vida

Los cuatro últimos deseos los remarco por que era lo que mas anhelaba su corazón, grandes lagrimas salían de los ojos de Meredit, sabia que los últimos cuatro deseos nunca se harían realidad, tomo la lista y la hizo puño y lo tiro al cesto de la basura, pero no callo ahí, no le importo se recostó y se quedo dormida. 

Sam entro a la habitación de Meredit, ya había tomado la decisión de ayudarla y si ofrecerle trabajo a cambio de su tratamiento debía hacer, lo haría sin dudarlo, no sabia porque pero Meredit generaba en el un sentimiento una sensación que aun no podía descifrar. Sam observo como ella dormía, se veía pálida y estaba algo delgada, tenia una sombras bajos sus ojos, algo se removió dentro de el, quería cuidarla quería que ella se sanara, se sentó en una de las sillas cerca de la camilla, un papel amarillo hecho puño llamo su atención, lo recogió y lo que vio escrito en el lo dejo sin habla. Era la lista de deseos de Meredit, lo que quería hacer antes de morir, pero lo que mas le impresiono fueron los últimos 4 deseos, estaban remarcados señal de la importancia que tenían, pero lo que mas le dolió a Sam  fue que era posible que nunca los cumpliría. Sam guardo la lista en su bolsillo, no sabe porque pero lo hizo 

Sam Observaba a Meredit, ella dormía plácidamente, aunque pudo ver que un par de lagrimas se salían de sus ojos, Meredit no era fea la verdad era muy linda no aparentaba la edad que tenia, era menudita cabello negro liso con un brillo especial, sus ojos eran negros también, labios algo carnosos que tal vez alguna vez fueron rosa pero ahora estaban pálidos, su piel se veía suave y era blanca bueno quizás pálida a causa de su enfermedad, era mas baja que el, tenia un cuerpo bien formado, ella parecía un ángel.

Meredit se movió y se despertó se percató que alguien estaba acompañándola, se sorprendió al reconocerlo era el mismo al que había chocado el corro se preguntó que hacía ahí, cobrarle tal vez podía ser, ella lo vio con curiosidad era muy alto, bronceado pelo negro unas pestañas muy lindas espesas y sus cejas igual negras y espesas era guapo pero tenía un semblante triste y era malhumorado, Sam abrió sus ojos y pillo a Meredit observarlo, el sonrió con suficiencia y le dijo— ¿te gusta lo que ves?, Meredit se sonrojo peor que una manzana

— Lo siento no fue mi intención incomodarte

— No me interesa, la verdad me gusta, nadie me a visto como tú lo hacias

— Lo siento

— No te disculpes

— Puedo preguntar qué haces aquí...Mmm ¿vienes a cobrarme lo de tu coche?

— No, yo fui quién te trajo

—¿Eres amigo de Dilan?

— Si y quiero proponer te un trato

— ¿Trato?

— Si, tu no tienes trabajo...Y

— Dilan te conto—dijo molesta

— No, yo estaba en la tienda cuando te despidieron y te vi desmayarte en el parqueo y te traje

— Gracias— Dijo en un susurro

— De nada ángel, ¿escucharas lo tengo que decirte?

— si lo siento, adelante

— bien antes que nada quiero decirte que la idea ha sido mía Dilan no tiene nada que ver así que no te molestes con él. Como no tienes trabajo y necesitas tu tratamiento...

— Yo...

— Espera que termine sí, como te decía no tienes trabajo y necesitas tu tratamiento quiero proponer te, yo pago todos absolutamente todos tus gastos médicos y acambio trabajas para mi, no me veas así, vamos es una muy buena oportunidad te ayudo y me ayudas, no debes temer de mi soy...

— Se quien eres, me gusta el fútbol, tu eres Sam Harris capitán del equipo los águilas doradas nombrado como el mejor jugador Durán tres años consecutivos

— Vaya sabes mucho de mi y me asusta (bromea)

— bueno soy fanática del fútbol y da la casualidad que tu equipo es mi favorito

— ¿Y yo soy tu jugador favorito?

— la verdad no, Uriarte es mi favorito (sonríe un poco)

— oye mi ego a sido lastimado

Para sorpresa de Sam el estaba muy cómodo hablando con Meredit, era con la primera mujer aparte de su hermana con la que se sentía agusto y Meredit era la primera mujer que le decía que el no era su judador favorito y la primera que no le coqueteaba y la primera con la que tenía una conversación inteligente, definitivamente Meredit era todo lo que Dilan le dijo.

— Entonces Meredit ¿aceptas el trató?

— Llámame Med y que tipo de trabajo sería

— Bueno Med serías mi ama de llaves te encargaras de mantener mi casa en orden, mis cosas en orden, de cocinar limpiar cosas así

— Bueno me caes como una bendición Sam y si acepto

— Muy bien hoy te dan el alta vivirás en mi casa así que iremos a tu casa para traer tus cosas

Mederit no renegó la verdad vivir con Sam sería una ayuda así que acepto.

— Bien Med ya tienes tus medicamentos ¿ya te tomaste la primera dosis?

— Si

— Muy bien donde esta tu casa iremos haya

— pero...

— ¿Pero que Med?

— Nada

— ¿Segura?

— Si.

Meredit no quería que Sam viera donde vivía, era una zona nada agradable, pero era para lo único que le alcanzaba. Cuando llegaron Sam tuvo miedo de dejar su vehículo solo así que le pago a un niño de confianza según Meredit para que lo cuidara, subieron al apartamento y para sorpresa de Sam este era agradable, empacaron todo y Sam no pudo evitar fijase en dos fotografías una donde estaban imaginaba el, su familia y un joven que quizás sea su hermano aún que no se parecían en nada y en la otra estaba Meredit muy feliz abrazada a un joven y que por la cercanía que tenían podría ser su novio, Sam se preguntó qué pasó con esas personas, ya de camino a su casa Sam le pregunto a Meredit donde estaba su familia a lo cual fue cortante y dijo que no había nadie. Sam sintió pena por Meredit ¿que tanto habrá sufrido?, Sam sentía en su interior un sinfín de sentimientos y no sabía porque.

El FutbolistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora