Capítulo 17

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No sé qué ocurre

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No sé qué ocurre. La tranquilidad reinaba en el apartamento, pero de un momento a otro los gritos me inundaron. Sigo sin asimilar qué está ocurriendo cuando escucho un llanto, rápidamente vuelvo a Tierra y ahí me doy cuenta:

Analise está llorando. En mi apartamento. Sentada en mi sofá. Habla tan rápido y suelta tantas lágrimas que es imposible entender de qué está hablando. A su lado, está su hija, llorando. Me acerco a la bebé y la acurruco en mis brazos.

— ¿Qué ocurre, Analise?  — estoy tan desesperada que no sé qué hacer. La niña no para de llorar, al igual que su madre, y no sé a cuál de las dos atender.

— Cole...  — logro entender el nombre, pero no las palabras que vienen a continuación, hasta que—: es un hijo de puta. Mal parido. Mal rayo le caiga.

— Malas palabras delante de una bebé.

— Los niños no aprenden a guardar recuerdos hasta los cuatro años  — la miro frunciendo el ceño, sin entender cómo sabe eso —. Lo leí en Google.

— Vale. Dejemos a un lado ese tema y toma a esta bebé que parece succionar con fuerza mi pecho a través de la camiseta.

Le entrego a su hija, quien enseguida se calla al contacto de su madre. Analise libera su pecho, su hija enseguida ataca el pezón. No pasa desapercivida para mí su gesto de dolor cuando la pequeña boca de la bebé hace contacto con su pezón.

— Ahora sí, cuéntame qué ocurre.

— Cole me ha engañado. Bueno, técnicamente no. El muy hijo de puta sigue casado con su ex mujer, aquella que le mintió sobre la paternidad de su hija, pero de la cual le prestó su apellido y quiere como si fuese suya. Pero no solo eso, no.

》 No es Cole si no mete más mierda al agujero. El muy maldito se ha estado viendo a escondidas con ella. Yo sé que lo nuestro no se acerca siquiera a una relación, sólo sexo. Pero la sinceridad es fundamental en mi vida. Más teniendo una hija en común.

Asiento. Sé lo que se siente. Toda mi vida me la he pasado de engaño en engaño. He sufrido en mis propias carnes esa situación. Acaricio mi redondo vientre de seis meses de embarazo. Todo está bien. Nada fuera de lo común.

Adam viene todos los días a visitarme. Insistió en mudarse conmigo, obviamente le dije que no. Necesito mi espacio. Y más ahora que las hormonas están en mi contra y me agobio a cada segundo. Pero eso no cambia que no tenga sexo con él. Digamos que sustituí el vibrador por un pene real: lo sustituí por él.

— Bueno, es la madre de su hija-no-hija. Técnicamente debe verla  — me gano una mirada de odio de su parte, al mismo tiempo que toma a su hija y la coloca de pie, apoyada sobre su hombro y da leves golpecitos a su espalda  —. Vale, vale. Sí, te ha engañado. Pero realmente no es una infidelidad. Sólo no te ha contado la verdad sobre sus encuentros con su ella. Bueno, mujer, porque sigue casado con ella.

Monte de Venus © (McQueen Mens II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora