Cap39: "De explicaciones innecesarias y complicaciones inoportunas"

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El silencio en el cuarto no duró mucho tiempo, ya que yo tenía mucho que preguntar pero aprovechando que estaba en la onda de atormentarme con cosas sin remedio, lo mejor era que apuntara a otro tipo de tormento, uno que no implicara una separación definitiva de la mujer que amaba.
-¿Mamá? -llamé-. ¿Has logrado pagar la operación? ¿Ha habido algún problema con el dinero?
El asunto del dinero era una de las tantas cosas que rondaban mi mente todavía mareada después de dos días de anestesia, sedantes y sueño.
Mamá dejó de ordenar mis mantas en ese momento, sus manos se detuvieron bajo el colchón de mi cama. Sin embargo, lo que me llamó la atención fue que incluso ________ se tensó, lo pude sentir en la crispación de sus dedos entrelazados con los míos.
-¿Qué pasa? -quise saber-. ¿De nuevo con lo del silencio, mamá? Sabes que siento como si me hubiera vuelto sordo -de no haber tenido todo ese vendaje en el rostro hubiera fruncido el ceño para darle más fuerza al tono de voz.
-Creo que los dejaré solos -musitó ____ y escuché el susurro de las telas de su ropa cuando abandonó el asiento a mi lado.
-¡No! -prácticamente grité -. Quédate, por favor.
-Volveré enseguida, amor -me tranquilizó, aunque en su voz podía detectar alguna nota de presión -. Iré a buscar a los chicos, han estado sin dormir desde la operación y no me sorprendería encontrarlos derrumbados contra alguna pared -intentó bromear, pero aquella emoción desconocida seguía agudizando su voz.
-Ok -acepté tirando de su mano.
Ella interpretó la necesidad que me embargaba en ese momento, quizás porque ella misma lo necesitaba y se inclinó para unir nuestros labios en un beso corto pero intenso.
¡Ah, gracias al cielo no me sentiría privado de sus besos!
-Regreso en un momento -murmuró con su frente apoyada suavemente en la mía y me dejó a solas con mamá.
Esperé a que comenzara a hablar... no lo hacía y eso no me gustaba. Nada bueno solía venir luego del silencio.
-Deberías dormir, hijo, son las cinco de la madrugada -dijo finalmente intentando salirse por la tangente.
-He estado durmiendo por dos días, mamá, no estoy cansado -musité a medio enfadar.
La segunda parte era pura mentira. Lo cierto era que me dolía la cabeza y sentía entumecido gran parte del cuerpo, pero necesitaba saber qué había pasado con el dinero y sobre todo el porqué mamá no respondía a algo que se suponía estaba listo.
-¿Mamá? No has respondido a mi pregunta -le reprendí, no solía usar el tono de reprobación con ella. En realidad, no solía usar el tono de reprobación con nadie.
Mamá suspiró.
-Ok, te contaré. El doctor accedió muy amablemente a dividir el dinero en dos cuotas. La primera la había pagado antes de Navidad sin ningún problema. Luego vi el celular y decidí comprártelo creyendo que el dinero alcanzaría para ambas cosas... bueno, no fue así...
-Te dije que lo del celular no era buena idea -reprendí.
-...El plazo se terminaba -continuó ella ignorándome olímpicamente-, y debía pagar el monto restante lo antes posible, antes incluso que despertaras... no fue nada agradable pedirle prestado dinero a tus tías que nunca te regalaron ni una moneda. Y como sabrás, ninguna de ellas estaban disponibles, unas estaban viajando y otras eran imposibles de localizar... y yo ya no sabía qué hacer -calló de repente por lo que supe que ahora se venía lo complicado-. El caso es que la operación ya está saldada, así que no tienes de qué preocuparte -dijo finalmente muy rápido.
-Oh, claro que tengo de qué preocuparme -exclamé y al levantar la cabeza de mi almohada sentí un relámpago de dolor traspasar el cráneo.
-¿Niall? ¿Estás bien? -preguntó mamá.
-Sí, estoy bien. Ahora dime, ¿quién te prestó el dinero? No puedo permitir que ____ haya vuelto a sacrificar su sueldo -hablé agarrándome la cabeza con una mano.
-En realidad, ____ no puso ni un centavo -musitó acariciándome un brazo.
-¿Fueron los chicos? -adiviné.
-Podría decirse que en parte sí -aceptó y estuve a punto de gritar¬-. No te exaltes, estaban preocupados al verme corriendo de un lado al otro y colaboraron un poco, no lo suficiente pero eso ayudó a disminuir la cifra faltante.
-¿Entonces, quién fue? -presioné con ambas manos en mis sienes. Mamá volvió a callar, tomó una de mis manos, la acarició de arriba abajo varias veces antes de decir:
-Tu papá.
Si algo jamás creí que podía llegar a escuchar era que aquel hombre que alguna vez se hizo llamar mi padre haría su aparición después de un año de pura nada, que volviera a preocuparse por mí o por mamá.... ¿cómo tenía la cara para aparecerse después de tanto? Y después de todo ¿por qué se había ido?
Los cabos no se ataban y no parecía tener sentido que Bobby regresara cuando prácticamente me había acostumbrado a su ausencia.
El dolor de mi cabeza aumentó otro poco.
-¿Recordó que alguna vez tuvo familia? -pregunté destilando ácido.
Me invadió la furia casi tan rápido como me había llenado de anestesia hacía dos días. Furia no por mí, yo había sobrevivido de alguna forma sin él, lo recordaba de vez en cuando aunque no hubiera habido muchos recuerdos felices que recordar.
Yo había seguido, ocupé o intenté ocupar un lugar en casa como apoyo de mamá.
Sentía furia por mamá, pues había sido ella la que sufría su ausencia a pesar de que nunca lo haya dicho en voz alta. Esa Navidad, si bien, había sido la mejor de mi vida, no tenía el mismo significado para mamá.
Y eso definitivamente también me afectaba.
-¿Recordó que su hijo pudo haber muerto en ese accidente y recién ahora viene a ponerse al tanto? -exclamé, comenzaba a sentir un pitido en mis oídos, el dolor arremetía con fuerza a esas alturas.
-No seas injusto con él, hijo -susurró mamá sin soltar mi mano.
-¿Injusto? -gemí. No lo podía creer -. ¡No sé quien fue el que abandonó a su familia cuando más lo necesitaba!
-Él está arrepentido, Niall, no tienes idea de cuánto ha sufrido.
Ok, eso era el colmo.
-¿Y yo no sufrí? ¡¿Y tú no sufriste?! -solté enojado. Sentía el palpitar de las arterias en mi cabeza y el sonido agudo de las máquinas que me rodeaban...
-Tranquilo, hijo, por favor. Esto no te hace bien -trató de calmarme mamá con urgencia.
Inspiré y expiré con lentitud para apaciguarme. Tardé todo un minuto, aún podía ver las imágenes opacas de aquel día hacía doce meses: mamá y papá discutiendo, yo huyendo de casa en mi coche, el impacto que hasta entonces me había negado a rememorar, el doctor dándome la noticia de mi ceguera, mamá diciendo que papá se había ido...
-¿Podemos hablar de esto en otro momento, por favor? -me preguntó mamá con voz dulce. Continué mis respiraciones hasta que estuve en mis cabales otra vez.
-Está bien -accedí-, pero sólo porque me duele la cabeza terriblemente -dije retomando mi lugar en la almohada.
Justo lo que necesitaba para mi recuperación: que papá apareciera.
¿Qué seguía? ¿ Marta rogando que regresáramos?
-¿Quieres que llame a ________? -quiso saber mamá.
-Por favor.
Resultaba repulsivo saber que el hombre hiciera su aparición en el preciso momento en el que las posibilidades de volver a una vida normal abundaban. Me preguntaba porqué no regresó dos meses antes, o a la semana del accidente. Si de verdad hubiera estado arrepentido lo hubiera hecho, habría vuelto al menos para saber cómo estaba, si nos hacía falta algo o simplemente para comprobar que no había perdido a su único hijo.
-¿Niall? -habló mi novia desde la puerta, mamá se había ido -. ¿Me necesitas? -preguntó y sonreí. Por un segundo olvidé todo el enojo, no valía la pena echar a perder cualquier momento con ella.
-No te imaginas cuánto -admití extendiendo una mano hacia ella.
____ se sentó a mi lado y me dio un abrazo suave al tiempo que yo hundía mi rostro en su hombro. El mundo podía venirse abajo en ese momento, no me importaba.
-¿Tú lo sabías? -pregunté sin que no separemos.
-¿Lo de tu papá? Hasta cierto punto y sólo lo que vi. Creo saber cómo te sientes aunque no entiendo porqué regresó justo ahora.
-¿Se atrevió a aparecerse por aquí? -quise saber con la voz más aguda.
-Vino ayer y pidió hablar con Maura, lo llevé con ella y los dejé solos, luego no supe más-contestó ella sencillamente luego calló-. Pero no hablemos de eso ¿ok? De sólo pensar lo que ese hombre hizo... -dejó la frase flotar inconclusa en el aire.
-Lo que tú digas -sonreí.
-Maura dijo que te dolía la cabeza. No deberías alterarte, amor -me regañó tiernamente mientras acariciaba mis mejillas con los dedos.
-Lo lamento, pero no pude evitarlo.
____ se inclinó sobre mía hasta apoyar su rostro en mi pecho. La abracé y sentí cómo la tranquilidad me llenaba. Ella era mi sedante o mi estimulante, mi analgésico y mi sostén. Ella era todo y por primera vez en mi vida sentí que no podría alejarme de su lado ni con toda la voluntad del mundo, era demasiado egoísta como para intentar vivir sin ella, y no la dejaría a menos que ella me lo pidiera.
De repente ella se tensó y me abrazó con más fuerza. Me asusté.
-¿Qué sucede? -le urgí.
-Nada -susurró poco convincente-. Sólo... sólo recordé la operación.
-Todo salió bien ¿cierto?
-Sí -dijo con un hilo de voz-. Pero...
-¿Pero?
-Hay algo que no le dije a Maura para no preocuparla -guardó silencio y el estómago se me retorció de temor-. Tenía miedo, Niall. Hubo un momento ahí dentro que... que pensamos que te perdíamos -dijo atropelladamente-, tus latidos ralentizaban y la actividad cerebral era casi nula... -la estreché entre mis brazos al escucharla tan asustada-. No sé qué hubiera sido de mí sin ti, Amor. No sé qué hubiera hecho si... -gimió con la voz distorsionada al estar hablando con la boca pegada a las sábanas.
-____, por favor, tranquila. Estoy aquí -musité acariciándole las mejillas y secando unas pocas lágrimas-. No tienes de qué preocuparte, lo hiciste todo bien ¿ok? ¿Estás bien?
Me sentí apabullado por la necesidad de asegurarme que nada la perturbaba, no podía aceptar que ella derramara ninguna lágrima de estar en mis manos impedirlo.
____ se levantó de mi pecho y escuché que se sorbía la nariz. Casi podía imaginarla intentando sonreír, intentando no parecer muy alterada.
-Estoy bien -aseguró y me dio un beso en la mano.
Estiré la otra mano pidiéndole que se acercara y esperando que su aliento se sintiera lo suficientemente cerca como para besarla.
Nada en el mundo podía compararse con aquella sensación de júbilo al tener sus labios entre los míos. Agradecí fervientemente que la vida me haya dado la oportunidad de volver a probarlos.
-____, sé sincera, por favor -le pedí con mi boca a milímetros de la suya. Sentí que su cabeza afirmaba-. Esa... complicación, ¿podría afectar el resultado de la operación?
Ella guardó silencio por todo un minuto, y luego respondió con voz queda y a medio quebrar.
-No lo sé.

Contigo La Oscuridad No Existe |Niall Horan & (Tu)___|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora