Cap 8: "Prohibido"

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¿Hablar de mis problemas con alguien que apenas conocía de voz? No me parecía buena idea... Nunca antes había sido demasiado abierto a lo que mis sentimientos se referia, me costaba expresar mis emociones en voz alta.
Y al parecer no comenzaría con ninguna oleada de sinceridad ahora.

-No lo sé -dudé-, usted prácticamente no me conoce... -intenté olvidar el conocimiento físico que tenía ella de mí-, y yo mucho menos a usted.

-No necesito conocerlo para saber que esto lo está matando -"matando" parecía ser un término sutil-. Veo sus dibujos y sé que es usted muy sensible, dulce y talentoso, y que esta fachada de mala persona es sólo eso, una fachada -guardé silencio agachando la cabeza porque simplemente no sabía qué responder a aquello -, ¿no quiere hablar de ello? -insistió.

-No lo creo -susurré. ¿Para qué hablar? ¿Para que me tuviera más lástima? Me conozco lo suficiente como para no saberme masoquista.

-Ok, lo dejo solo... tengo cosas que hacer -explicó y salió de nuevo.

Me pasé gran parte del día allí, a un lado de la ventana, dándole vueltas a las palabras y al comportamiento de la enfermera. Había resultado peor de lo que imaginé. La mujer sentía una pena por mí hasta llegar a un punto extremo, como si yo fuera un perrito atropellado y que a duras penas había llegado hasta la puerta de su casa implorando que lo cuidara.

Me sentí patético... aún más de lo que había sido capaz de sentirme desde hacía días y justo cuando pensé que el patetismo no podía llegar más allá.
Mamá llegó cuando yo ya había terminado de cenar y me estaba preparando para dormir. Cruzamos sólo un par de palabras, de seguro ella estaba muy cansada y no la pondría peor haciendo que escuchara mis absurdas historias acerca de las diferencias que había encontrado en el canto de las aves esa mañana.
Extrañamente esa noche no tuve ningún sueño ni ninguna pesadilla, supuse que estaba demasiado cansado de hacer nada como para que mi cerebro pudiera codificar algún tormento para mí.
Me sentía rodeado por una preciosa calma, negra, como todo cuanto podía percibir, pero calma al fin... Agradecí al cielo tanta paz.

- "Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque me habían sobrado los motivos en los últimos meses, pero no hubiera imaginado algo parecido a esta situación incluso de haberlo intentado..."
No lograba comprender qué era aquello que oía con una voz tan melodiosa, quizás me había apresurado a pensar que no había sueño que ver.

- "...Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, era una buena forma de acabar. Incluso noble. Eso debería contar algo...."

Conocía la voz, era la de ______, pero aún así las palabras no parecían tener sentido, estaban fuera de lugar... ¿De qué hablaba?

Me desperté y suavemente me desperecé, la voz suave de la enfermera se detuvo de repente.

-Oh, lo siento, señor Horan. No quise despertarlo -se disculpó, la escuchaba a un par de metros de mí, cerca de la ventana.

-No se preocupe, supongo que ya es la hora, después de todo.

-La verdad es que son recién las ocho -musitó con un dejo de culpabilidad-. Lamento haber interrumpido su sueño, no pensé que estuviera leyendo tan alto -y no lo estaba haciendo, sólo que yo tenía el oído más agudizado.

-¿Estaba leyendo? -eso explica el por qué no entendía nada.

-Sí, su madre me trajo este libro anoche... y vine porque... es que... aquí hay mejor luz y... pensé que me necesitaría, por eso... -tenía un tono extraño en la voz como si no pudiera o no supiera hablar.

-No necesita explicarme nada, siga leyendo, usted que puede -dije con la voz desvaneciéndose conforme llegaba a la última palabra y mientras las comisuras de mis labios descendían en una mueca.

Contigo La Oscuridad No Existe |Niall Horan & (Tu)___|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora