Capítulo 8

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—Entonces con este regulador controlas la cantidad de sonido que entra a la interfaz, ¿ves? —preguntó Camilo señalando al aparato que ayudaría a Zayn con las grabaciones—. Debes presionar aquí para apagarla, y nunca debes hacer eso antes de haberle bajado el volumen y haberte salido del programa, porque se desconfigurará de nuevo de la computadora y tendrán que iniciar todo de nuevo.

Le había pedido un micrófono bueno, porque él había iniciado algo así como un estudio de grabación pequeño, pero había fracasado, así que todavía le quedaba el equipo, y al contarle lo que le había pasado a Zayn de forma superficial había aceptado con los ojos cerrados. Se había emocionado inclusive hasta más que yo por toda la idea, y eso ya era decir mucho, y también prestó una interfaz, los cables correspondientes, y me pidió llevar un pendrive para que me pasara el programa con el que se editaban los videos.

—Y cuando ya sepan usar todo eso —concluyó—, podrían decirme y veo si les presto una consola pequeña para que también graben con la guitarra, si quieren.

Asentí.

—Perfecto —Estaba viendo los aparatos en mis manos y me parecía irreal—. Muchas gracias, Camilo. De verdad significa para mí más de lo que crees.

Sonrió.

—Está bien. El que mis sueños no se hayan cumplido no quiere decir que los de ese chico no podrán hacerlo, ¿verdad?

Y solté una carcajada.

—Sí, claro. Sólo espero que los de él salgan mejor que los míos de tener una familia completa, ¿sabes? —Y reí más y él se enojó, cosa que era más que obvia que sucedería pero que a pesar de ello a su vez me enojó a mí.

—Han pasado años, Niall. Años. ¡Ya supéralo!

Rodé los ojos.

—Como digas.

—Además, no es como si yo hubiera convertido a tu padre en gay. Él ya lo era cuando se casó con tu mamá, y la culpa de eso no es mía ni de tu mamá ni de nadie. Ni siquiera es culpa de él.

Era gay y lo sabía, pero había tenido miedo del qué dirán y se había casado con ella. Eventualmente aparecí yo y las cosas iban bien, pero un día papá comenzó a engañarla con hombres y... sí, todo se fue a la mierda. Mamá sufrió mucho, lloró como nadie tiene idea, y yo sólo estaba ahí, presenciándolo todo y odiando a papá y sus malditos novios y su orientación sexual que, según mi mente de niño, había arruinado el matrimonio de mis padres.

Sin embargo, no era así y lo había comprendido años después. Entendía el miedo al rechazo que había sentido papá, entendía que fuera difícil salir del clóset y todo eso, y, a pesar de que lo había perdonado por lo que había hecho, muy en el fondo sentía que lo seguía odiando por haber lastimado a mi madre —y que ese odio nunca se iría, sin importar cuánto tiempo pasara o lo que me explicaran o lo que fuera.

Y sí, sabía que la culpa no era de Camilo, porque papá ni siquiera lo había conocido mientras él y mamá seguían casados, pero de alguna forma verlos juntos me enojaba tanto que secretamente siempre buscaba la forma de romper con esa felicidad porque, sin ofender ni nada, no pensaba que se la mereciera.

¿Era eso egoísta? Probablemente. ¿Me importaba? En lo absoluto.

O, al menos, no me había importado demasiado hasta que había comenzado a ver el canal de Zayn.

—Lo sé, lo sé —hablé rascándome la cabeza—. Es sólo que... no lo sé. A veces es difícil verlos tan felices a ustedes cuando mi mamá aún está pasando tanto trabajo manteniéndome sola, ¿entiendes?

The show must go on [Ziall AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora