31. Siempre, recuerdalo...

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Al final había dormido bastante bien, no había sido la noche de mi vida puesto que cada vez que abría los ojos veía las paredes vacías como recuerdo de lo que había pasado, pero mi padre se había ocupado de que se viera como un cuarto normal no como el desastre que era, como quería a ese hombre.

"Ey Asahi... ¿Al final vamos a comprar las cosas para decorar mi cuarto después de clase?"

Escribí el mensaje con prisa antes de preparar y ponerme la ropa para ir a clase, tuve que levantarme antes, no controlo el tiempo de ir a clase de vivir con los abuelos de Asahi y no me apetece nada llegar tarde y que pongan falta o retraso, ya me costaba mas que de sobra aprobar sin necesidad de eso.

Me despedí de mi padre y salí corriendo hacia el instituto, diferente camino, no quería ir por donde siempre, aunque este camino fuera mas largo no podía evitar pensar en un pequeño hueco de mi mente que al girar cualquier esquina vería a mi madre y la simple idea de que nos cruzaramos me hacía temblar de terror.

Maldita sea...

Era obvio...

Llegue 10 minutos antes... Que desastre...

"He llegado medio siglo antes, soy un desastre, te veo en 10 minutos... Mas te vale ser puntual gigantón"

Y así paso el tiempo

5 minutos

10 minutos

Comienzan las clases

30 minutos

2 horas

Acaban las clases...

Asahi nunca llego...

"¿por que no has venido? ¿te encuentras mal?"

No hubo respuesta, ni a ese ni a ninguno de los demás mensajes que deje a lo largo de la mañana, Asahi no contesto ninguno. Eso si que era sorprendente, por no decir que era muy raro, aunque estuviera enfermo, el, por lo general siempre respondía, aunque fuera por no preocupar a nadie, el era de esas personas estúpidas que se estaban medio muriendo pero su preocupación era que la gente no se preocupara por el y que estuvieran tranquilos, era un grandioso idiota.

Tendría que ir a ver que ese idiota no se muera por no querer contar con nadie.

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Cuando finalmente acabo el entrenamiento no perdí tiempo ni en ducharme, solo me cambie de ropa y salí corriendo hacia la casa de Asahi, no quería perder tiempo, después de todo lo que había pasado quería estar con el si estaba enfermo.

Llame al timbre esperando que saliera la abuela Sakura con su sonrisa de siempre, y salio, pero con una cara cansada, triste y sin saludar ni dejarme decir nada me atrapo en esos brazos que parecían frágiles pero en realidad eran de acero y te apretaban con tanta fuerza como amor ponía en ellos. Aun así este era diferente, estaba cargado de dolor, algo que por lo general no había en ella, esa mujer que jamás se enfadaba, esa mujer Que tenía una eterna y sincera sonrisa en sus labios.

Eso daba miedo. Mucho miedo

-¿Que paso? ¿Está Asahi bien?- podía sentir sus brazos temblar- Abuela Sakura por favor...

¡Yo te cubro! *AsaNoya*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora