Capítulo 1. Cambios

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Me llamo Erix Bolson. No sé exactamente qué ha pasado ni cómo he llegado  hasta aquí, voy a intentar explicar todo desde el principio.

Esta mañana, mi padre decidió que diésemos él y yo una vuelta por un bosque a las afueras de Hosmegade. Como siempre, yo estaba encantado por esta idea ya que me encantaban las excursiones con mi padre, siempre aprendía algo, ya fuese de criaturas o de magia. 

Nos adentramos muy profundamente en el bosque hasta que llegamos a una zona junto a un lago. Mi padre decidió que era un buen lugar donde pasar la tarde y comer algo. Justo cuando estábamos acabando pude oír una especie de galope.

- Erix, rápido, escóndete! - me ordenó mi padre.

Inmediatamente, aunque sin entender qué pasaba exactamente, me escondí detrás de un árbol. Fue entonces cuando oí una voz hablando con mi padre.

- Lorax, cuanto tiempo. - Dijo mi padre.

- Déjate de rodeos, sabes por lo que estoy aquí. Mi familia y yo llevamos protegiendo a la tuya desde de quien-tú-sabes desde hace meses, y este es mucho más poderoso que Voldemort. Sin embargo, aún no hemos recibido ninguna muestra de gratitud.

- Lo sé, pero mi situación no es la mejor ahora mismo, os ruego que esperéis unos meses más.

- Lo  siento, no podemos aguantar más. Os tocará aguantar a vosotros solos. Os deseo la mejor de las suertes.

En ese momento el sonido del galope volvió a sonar, solo que esta vez en vez de acercarse se alejaba. Unos galopes, voz de humano... no podía ser otra cosa que un centauro. Pero... ¿Quién es ese quien-tú-sabes si no es Voldemort? ¿Cómo puede ser más poderoso? y...¿Por qué mi familia está en peligro?

Iba a salir de mi escondite para hacerle estas preguntas a mi padre, cuando un destello rojo surgió de la nada.

- Cuanto tiempo Aurelius - Dijo una voz siniestra capaz de helarte la sangre con solo oírla

- Erix, corre!

- AVADA KEDAVRA!

"Avada Kedravra". Esas palabras resonaban en mi cabeza. Ese hechizo lo había leído en un libro. Causaba la muerte instantánea a aquel que lo recibía. La risa escalofriante seguía sonando. Empecé a correr.

No sé si corrí horas o minutos a lo largo del bosque. Cuando iba a darme por vencido pude apreciar a lo lejos un castillo muy parecido a uno que leí en un libro no hace mucho sobre la leyenda de Harry Potter. Sin pensarlo, corrí hacia él con la esperanza de estar a salvo. 

Ahora mismo me encuentro escribiendo estas palabras en este cuaderno a la entrada de este castillo con la esperanza de que si me pasase algo, alguien lo pueda leer.

Erix BoltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora