Erix Bolton

Capítulo 11. Una... ¿familia?

Me desperté al día siguiente. Aún medio dormido podía recordar la conversación con Noa de la noche anterior. No imaginaba que hubiese sufrido tanto...

Me incorporé y me puse la túnica de Slytherin. Acaricié a Petrick, que seguía durmiendo, y tras haber cogido la varita bajé al Gran Comedor a desayunar.

Estaba a punto de llegar al Gran Salón cuando la profesora McGonagall me paró. Parecía preocupada.

- Señor Bolton... El director quiere verle... No puede esperar, es muy urgente.

Preocupado por lo que la profesora me había dicho, me dirigí corriendo al despacho del director. Pronuncié la contraseña y subí las escaleras en un instante.

- Erix... siéntate. - El director tenía la misma mirada triste y de preocupación que la profesora McGonagall - Mira esto - dijo justo antes de darme un periódico.

"Otro asesinato de magos con aparecimiento de la Marca Tenebrosa. ¿La comunidad mágica deja de estar segura?". Leí espantado. Sin embargo, no descubrí lo peor hasta que vi la foto del lugar en el que había sucedido el asesinato. Era mi casa.

- ¡¿Pero qué?! - pregunté sobresaltado - Dígame que están bien.

- Erix, yo...

- ¡Digamelo!

- No. Ambos murieron. Tu hermano y tu madre.

No podía ser. Acababa de perder todo lo que tenía. Mi hogar, mi madre, mi hermano... Tenía que estar en una pesadilla. Sí, seguro que era eso, otra pesadilla como las que llevaba teniendo estos días. En un rato me despertaría y todo sería normal.

- Erix, quiero que conozcas a alguien - una silueta conocida salió del otro lado del despacho - El profesor Mathew Moody.

Era aquel, el profesor que me había ofrecido ayuda para clases extraescolares y a las que no había podido asistir porque recibí otra llamada del director aquel día.

- Ya nos conocemos - dije en un tono cortante al director

- Él te adoptará.

- ¡¿Qué?! - exclamé

- Así es. Se ha ofrecido a hacerlo. Fue un gran amigo de tus padres.

- Erix, chico, siento mucho lo de tus padres. No te preocupes, estarás bien en casa. Tienes habitación para ti y tus mascotas, piscina e incluso hermanas. Están deseando que llegues.

- Hablando de casa. Erix, vas a pasar unos días fuera de Hogwarts. El profesor Mathew también es Auror y quiere conocerte bien.

- Vamos Erix, usaremos los Polvos Flu para ir a casa.

Me levanté, sin decir nada. Seguía esperando a que me despertase en cualquier momento. Iba tan ensimismado en mis pensamientos que no sé en qué momento habíamos llegado a esa casa del que decía ser mi nuevo padre. Había un salón enorme, suelo de madera, una gran chimenea. Al lado este del salón había un montón de estanterías llenas de distintos libros con un pequeño sofá en frente de ellas para sentarse a leer.

- Muy bien Erix, antes de nada quiero presentarte a tus hermanas si te parece bien.
- Vale... - contesté sin mucha energía. ¿Por qué no despertaba de una vez?
- ¡Noa! ¡Amy! Venid.

Mis pensamientos se interrumpieron en el instante en el que escuché el nombre. ¿Había dicho... Noa?

- ¡Hola pad...! ¿Erix? - Preguntó extrañada Noa

Estaba claro que ella tampoco sabía nada.

- Noa, Amy, este es vuestro nuevo hermano, Erix.

- ¿Hermano? ¿En serio? - volvió a preguntar Noa

- Así es - sonrió mi nuevo padre de nuevo

Cada vez dudaba más de que estuviese en un sueño. No tuve tiempo a reaccionar, cuando me di cuenta, tenía a Noa encima mía dándome un achuchón.

- Bienvenido a la familia, hermanito - dijo Noa con una gran sonrisa. Se le veía alegre.

- Veo que os conocéis. Amy, preséntate.

- Encantada, Erix. Soy Amy, licántropa. Bienvenido a la familia.

- Es la hermana aburrida... - susurró Noa. No pude evitar soltar una sonrisa.

- Bueno Erix, te explico. Como ya sabes, trabajo como Auror en el Ministerio de Magia de Estados Unidos, es decir, en el MACUSA. Así que, a causa de esto, me paso gran parte del día fuera de caso. Por eso quiero dejar claro, cuando yo no esté, Amy, que es la mayor estará al cargo. Luego estarás tú y por último Noa, la más pequeña.

Asentí. Me estaba... gustando la idea.

- Bien, te dejo subir a tu cuarto e instalarte. Mañana seguimos esta conversación.

Me levanté para subir a mi habitación, cuando Noa me cogió de la mano y me susurró:

- Esta noche hay una fiesta. Te veo allí.