Capítulo 6. Clases extraescolares

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Llegué a la Sala Común. Allí estaba Liah, sentada junto a la chimenea leyendo un libro.

- ¡Hola Liah!

Parece que Liah estaba muy encerrada en la lectura puesto que al oírme dio un salto hacia atrás.

- ¡Erix! ¿Qué tal tu primer día en Hogwarts? Veo que ya tienes tu túnica.

-Sí, fui al Callejón Diagón con Hagrid. Era enorme y había un montón de tiendas. Compré lo que necesitaba y volvimos a Hogwarts. Esperaba verte a la hora de la comida pero no te vi por el Gran Comedor.

- Ah sí, lo siento, estaba en la biblioteca haciendo un trabajo y se me hizo tarde.

- Pues cuando acabé e comer fui a ver si lograba hablar con el director Logbottom, pero estaba en una reunión, así que volviendo aquí me encontré con Noa, una chica de  Hufflepuff muy maja. Jugamos una partida de ajedrez mágico y aquí estoy.

- Bueno, has tenido un día entretenido. ¿Y ahora qué vas a hacer?

- Pues la verdad, no lo sé, me he apuntado a una clase para aprender algunos conjuros pero... hasta las ocho no empieza y aún quedan seis horas...

- ¿Te apetece que practiquemos algo antes de ir a clase? Podría explicarte algunos hechizos básicos.

- ¡¿En serio podrías ayudarme?!

- Pues claro, anda, sube a prepararte.

Subí de dos en dos las escaleras. ¡Estaba a punto de aprender hechizos! Cuando llegué arriba me peiné un poco y me aseguré de llevar la varita conmigo. Acaricié a Petrick, el cual ronroneó y  a los pocos minutos estaba otra vez en la Sala Común. Liah  seguía leyendo su libro.

- ¿Cómo se llama? - pregunté intrigado. Me encanta la lectura y la curiosidad me podría.

- Un libro muggle. Se llama "Fuera de mí", un libro muy interesante a mi parecer. ¿Listo para aprender?

- Mucho más que listo - contesté un poco nervioso.

- Tranquilo, todo va a salir bien. Ahora vamos.

- ¿A dónde exactamente?

- A la Sala de Los Menesteres.

Seguí a Liah por los pasillos, ya que yo no me sabía el camino.

- Hasta que lleguemos podríamos conocernos más. ¿Qué te parece hacernos preguntas el uno al otro? 

- Me parece perfecto - contesté sonriente. Era una de las pocas con las que había hablado y no está mal saber cosas sobre ella. - Empiezo yo. ¿Cuánto tiempo llevas en Hogwarts?

- Pues... desde el primer curso. Siempre he estudiado aquí, no como mi hermana, pero bueno, esa es otra historia - me contestó sonriendo. Y dime... ¿nunca habías hecho magia antes? - me preguntó con una mirada de incredulidad.

- Bueno, mi padre me enseñó los hechizos que el creía que eran los que iba a necesitar: Accio y Lumos, pero de ahí no pasó. Decía que no necesitaba ningún otro hechizo"por mi seguridad"

Liah me escuchaba atenta. Parecía que la historia le llamaba mucho la atención.

- Bueno, pues eso va a cambiar ahora mismo - dijo Liah - vas a aprender todos los hechizos, maleficios y encantamientos que existen - una sonrisa volvió a aparecer en su cara, me recordaba a Noa, ambas tenían esa felicidad que parecía que nada se la podía quitar.

- Estoy deseándolo.

Liah me miró sonriente.

- Hemos llegado - me dijo señalando a la pared - La Sala de los Menesteres.

Yo no entendía nada. No había puerta ni nada, sólo pared. ¿Cómo se supone que íbamos a pasar? Iba a preguntarle a Liah cuando de la nada surgió una puerta.

Entramos dentro y había una pequeña sala iluminada por una bonita chimenea,un grán sillón y una mesa. 

- ¿Listo? - me preguntó Liah mientras se remangaba la túnica.

Me costó darme cuenta de que Liah me había hecho una pregunta, aún estaba alucinando por lo que acababa de pasar.

- ¿Erix? - insistió Liah

- Ah, sí, sí, perdona - dije levantando la varita.

- Perfecto - dijo Liah mientras sacaba de su bolsillo una pequeña libreta donde parecía tener apuntados miles de hechizos - El primer hechizo, Wingardium Leviosa, es lo primero que nos enseñan, supongo - esto último lo dijo sonriendo - con este encantamiento podemos hacer levitar las cosas con simplemente agitar la varita. Es una buena forma de probar tu habilidad mágica, control de la varita y sobretodo la paciencia.

Liah agarró una pluma de la mesa, se sentó y pronunció las palabras. Al instante, la pluma estaba en el aire. Cogí otra pluma y me senté al lado de ella.

- Intenta imitar este movimiento. No sé como explicarlo con palabras, así que fíjate muy detenidamente.

Liah hizo un movimiento y yo traté de seguirlo. Tras tres intentos, logré imitarlo a la perfección. 

- Muy bien, ahora sólo tienes que decir Wingardium Leviosa mientras te concentras en la pluma.

"Concentrarme en la pluma, vamos allá, puedo hacerlo" pensé. 

- ¡Wingardium Leviosa!

Pero no pasó nada. Miré a Liah preocupado.

- No te preocupes, a nadie le sale a la primera, déjame que te ayude.

Liah pusosu mano sobre la mía y lentamente hizo el movimiento con la varita. Ahí vi mi fallo, no la había movido correctamente.

- Vuelve a intentarlo - me animó Liah.

- ¡Wingardium Leviosa! - exclamé. Noté un hormigueo en la mano con la que sujetaba la varita. Esta vez conseguí que la pluma se elevase, pero al poco tiempo cayó. 

Liah aplaudió. 

- ¡Ya te falta poco! sólo tienes que seguir practicando hasta que te salga a la perfección - me dijo sonriente.

- ¡Wingardium Leviosa! - volví a exclamar. Sentí el mismo hormigueo. La pluma volvió a elevarse y aguantó más que la última vez, pero volvió a caerse.

- ¡Wingardium Leviosa! - grité otra vez. Esta vez el hormigueo fue mucho más intenso. La pluma se elevó y esta vez, no se caía.

- ¿Ves? ¡Ya has conseguido dominarlo! Eres bastante inteligente - me dijo Liah con su característica sonrisa.

Miré el reloj. Las siete y media, o me daba prisa o no iba a llegar a clase. 

- ¿Mañana volvemos a practicar? - le pregunté a Liah.

- Tenlo por seguro.

Me despedí de Liah y me dirigí a mi primera clase. Estaba nervioso, mi profesor sería un profesor más estricto que Liah y tampoco sabía quienes iban a ser mis compañeros.


Erix BoltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora