Capítulo 23 -T2

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  Ella apartó la vista de él. ¿Qué pasaba entre los dos? ¿Dónde quedó el amor? ¿Dónde quedaron los choques eléctricos que sentía al estar cerca de él? ¿Cuándo acabaría esto? O una mejor pregunta, ¿Acabaría? Ella se alejó un poco de él, juraría haber visto en sus ojos desepción. ¿Pero de qué? De él mismo; de las estupideces que estaba cometiendo. La ignoraba y la insultaba, todo por lasmentiras de un desgraciado. Eso ellos no lo sabían.

—¿Qué haces acá? —preguntó con voz fría la joven así sacandolo de sus pensamientos.

—Mi madre dijo que te habías sentido mal.

—Sí pero ya pasó —respondió desinteresada. Jorge suspiró largamente y salió de la habitación. Segundos después escuchó un grito de parte de Diego.

—¡Martina! —la llamaba desde el piso de abajo.

—¿Qué sucede? —preguntó al llegar al último escalón.

—¿Sabrás acaso qué le pasó al pastel que estaba en la nevera? —dijo más acusándola que preguntándole.

—Nope —negó con la cabeza.

—¿Ah sí? Cecilia no me dijo lo mismo.

—Está bien. Me lo comí, pero solo la mitad —rió.

—Luego te quejas de por qué te enfermas —ella sonrió mostrándole los dientes haciéndole parecer inocente.

—Solo fue un pedazito... —se defendió.

—Tini, tú misma lo dijiste; es la mitad. ¿Para qué lo usaste?

—Para comer, Diego. ¿Para qué lo usaría?

—Eso me pregunto... —ella le dio un codazo al chico.

Pasaron semanas, incluso meses. Tini y Jorge no hablaban y les era insoportable la idea de estar junto al otro. Mientras tanto los síntomas de Tini iban de mal en peor, no sabía qué era. Eso pensaba ella aunque...no, no era eso.

Charlie era el único al que miraba todo el tiempo, era como su resguardo, inclusive tanto como Carla que se había ido a Barcelona con Chris. Charles le había "confesado" estar enamorado de ella —una macabra faceta de su plan— pero ella le había dicho que lo de ellos no podía ser...no en ese momento.

—Ayer ni la vista me dirigió. Charlie, estoy muy preocupada —él acarició suavemente su mejilla.

—Déjalo, sabes cómo es ese imbécil.

—Lo sé, pero lo amo —suspiró—. No sé cómo, pensé que al casarme con él todo sería como cuando novios. Películas, salidas. Como cuando era mi niñero... —rió tontamente al recordar aquellos tiempos; aquellos que tardarían en volver.

—Pero él ya no es tu niñero. Ya no te ama —tomó su mano—. Pero yo sí —la puso en su pecho.

—Gracias —susurró—. Por estar...siempre conmigo.

—Y siempre para ti. No lo olvides.

—Me tengo que ir —se levantó de la sillita del parque—. Nos vemos.

—Si necesitas algo llámame —dijo como prediciendo algo. Algo que solo él y dos personas más sabían.

—Lo haré.

Salió corriendo del lugar, cada vez que estaba con Charlie se retrasaba porque él quería estar más tiempo con ella. Llegó a su casa; subió rápidamente las escaleras —ya que no quería que Jorge supiera que había salido— pero se encontró con la sorpresa de que él estaba ahí. Borracho. Y esa no era la sorpresa, era que estaba él. ¿Pero qué hacía ahí?

—¿Te dignas aún a llegar a esta casa? —preguntó con voz ronca y baja.

—¿Qué haces aquí? Creí que estarías en el trabajo.

—Mientras tú te enredas con Charles. No más —ella lo miró confundida. Él se acercó peligrosamente a ella—. Eres un puta —ella abrió los ojos de par en par.

—¿De qué hablas? Yo...

—¡Cállate! No quiero escucharte, ya no —lágrimas se asomaban en los ojos de ambos por razones diferentes—. Te creí, Martina. Pero veo que todo el tiempo me viste la cara; y el valor que tuviste. ¿Cómo pudiste?

—¿De qué hablas? —dijo casi inaudible.

—¡Basta! No te hagas la inocente. Mira —sacó de su chaqueta un maso de fotos y las tiró al suelo. Ella no las miró. Error, ya que ahí se hubiera dado cuenta de que "Charlie" su "amigo" era una farsa.

—Aquí el único que se enreda con putas eres tú. ¿Acaso la tal Valeria es tu mejor amiga? ¿O Cindy? ¿O aquella rubia oxigenada? ¡¿Quién diablos son?!

—¡Eso no te importa!

—Lo sé, no me importa. ¿Porque, sabes qué? Tengo a Charles —mintió—. Y déjame decirte que él es mucho mejor que tú —lo miró de pies a cabeza lentamente—. En TODO —ahí fue cuando sintió un golpe en la mejilla y deseó estar muerta. Fue como un "stop" al tiempo, y se dio cuenta de que no podía seguir viviendo con esa bestia. No más... Lo miró con odio, con desprecio. Tal como se lo merecía y él se tocaba la mano tratando de pensar correctamente las cosas. Había cometido un error. Un impulso.

—Tini, lo sie... —ella se dio la vuelta para no mirarlo más. Simplemente no quería.

—Cállate. No quiero saber nada más de ti —susurró.

—Pero yo... Amor, yo no quería. Fue algo que...yo de verdad no pensé.

—¡Exacto! No piensas, nunca lo haces. Estoy siendo muy amable contigo —caminó un par de pasos y luego se dio la vuelta para mirarlo fríamente—. Pero está bien —alzó más su cabeza—. Si no me quieres ver no te lo evitaré. Ahora más que nunca estoy de acuerdo en alejarme de ti.

—No, Tini. Mierda, entiéndeme.

—¿Entenderte? —solto un "Ja!"— No. No más, Jorge. Quédate con tu casa, con tus putas y con tu vida de basura que ya no te necesito. Ya no... —se retiró sin más dejándolo llorando como si hubiera perdido algo. Y claro que lo había echo, la había perdido. ¿En que clase de idiota se convirtió? No lo pensó. Fueron sus palabras y su furia mezclada con la impotencia lo que hizo que reaccionara de esa manera. Sabía que por el bien de ambos debían de dejarse de ver un tiempo.

—Charlie —Tini lo llamó por teléfono—. Ven de inmediato a mi casa.

—¿Qué pasó?

—Ya te contaré. ¿Puedo quedarme un tiempo contigo?

—¿Cómo? ¿De qué hablas?

—He peleado con Jorge, necesito que vengas —ahí fue cuando Charlie vio la oportunidad de su vida. La oportunidad de herir al "cretino" que había destruido su vida anteriormente.

Novela Jortini - El Niñero [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora