Capítulo 3

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Narra Alessia

Tres semanas después

Apago mi despertador quejándome en voz baja y me incorporo en la cama.
Hoy es lunes, primer día de instituto aquí. Había pensado en saltarme las clases, pero no quiero problemas al tan sólo llegar. Hoy estoy de buen humor, iré.

Me dirijo a la ducha. Son las siete, así que tengo tiempo suficiente para darme un baño relajante.
Después de quince minutos debajo del agua, salgo. Me pongo unos pantalones largos rotos azules y una camiseta blanca a rayas, acompañada por mis Superstar. Me maquillo poco y dejo mi pelo suelto.

Cuando estoy lista, me cuelgo la mochila al hombro y bajo a la cocina cogiendo una manzana del frigorífico. Me encuentro una nota de mi madre en la mesa, como siempre.

Buenos días cariño, que te vaya bien en tu primer día de clase. No vuelvo hasta las 8. Te quiero.

Hago una mueca cuando leo la nota. Hoy sería un día aburrido. Me pongo los cascos y ando hacia el instituto.

Al llegar, saco de mi mochila un papel con el número de taquilla, la 111.
Era 15 de septiembre, primer día de clase. Y los pasillos estaban revueltos. Podía ver desde amigas abrazándose después de todo el verano sin verse, hasta grupos grandes ocupando pasillos enteros, intentando enterarse de los últimos rumores.

Voy por los pasillos en silencio, fijándome en el número de las taquillas, pero estoy demasiado perdida. Veo taquillas que van por el número 800, así que estaba muy alejada de la mía.
Levanto la vista y me doy cuenta de que tengo el baño enfrente, así que entro.

Estaba agobiada,había demasiada gente. No me agradaba lo más mínimo que hubiera chicas mirándome de arriba a abajo, susurrando cosas entre sus amigas. Me daban ganas de ir y preguntarles que si tenía algo en la cara, siempre he odiado que sólo con tu presencia ya puedas dar que hablar.
Dejo mi mochila al lado de un lavabo, apoyando ambas manos en la porcelana blanca y mirándome al espejo. Suspiro. ¿Habré hecho bien viniendo? No estaba cómoda. No encuentro mi taquilla, quedan cinco minutos para empezar la primera clase y todavía ni he cogido libros ni sé que asignatura me toca.
Vuelvo a colgarme la mochila en el hombro y salgo disparada del baño, queriendo preguntarle a la limpiadora de enfrente que dónde podía encontrar mi taquilla, pero caigo al suelo.

Alguien ha chocado conmigo, llevándonos a mi mochila y a mí al suelo. Me cabreo.

-Imbécil, podrías mirar por donde vas.

-Ups, lo siento.

Miro hacia arriba al haber escuchado una voz demasiado aguda para mi gusto. Me irritaba y podía notar su maldad en tan solo la voz.
Me topo con una chica castaña, ojos azules. Sujeta un bolso en su mano y puedo notar su mirada de asco hacia mí. No iba a dejar que disfrutara más de verme más abajo suya.

-¿Vas a levantarte ya? Pareces la nueva fregona del colegio.

-Creo que tus 200 kilos de maquillaje han hecho que no veas por donde vas, ¿no? -digo fría -

Noto como le cambia la cara, fingiendo estar dolida por lo que le acabo de decir.

-Ten cuidado para la próxima vez, bonita. Si voy a pasar, te esperas y me abres paso, nueva.

Suelto una carcajada.
-Que patético, ¿no? No creo que haya nada debajo de ese tinte. No voy a perder más mi tiempo, que vale más que tú. Adiós. - digo alejándome y riéndome de lo que me acaba de pasar. Se creía la reina del Mambo. A la misma vez estoy cabreada. ¿Quién se cree? Ni que fuera inferior a ella por ser nueva.
Elijo apartar ese tema de mi mente por un rato y me concentro en encontrar mi taquilla, cuando siento como me llaman dándome un toque en el hombro. Me giro.

-Hola.

-frunzo el ceño- Hola.

-Estás buscando tu taquilla, ¿verdad? Te puedo ayudar. - me dice la chica que tengo delante con una sonrisa simpática. Era rubia, con unos ojos azules muy bonitos.

Estoy seria. Respondo a su simpatía.
-No necesito que me ayudes. Puedo encontrarla yo sola.

Escucho una leve risa por su parte.
-Quedan dos minutos para que empiecen las clases. Déjame ayudarte, ven. - me coge del brazo y frunzo el ceño ante eso, pero me dejo guiar. Me lleva hasta mi taquilla a tiempo.

-Gracias. - digo en voz baja mientras me dispongo a abrirla y a ver mi horario. Tenía matemáticas.

-¿Qué asignatura tienes a primera?

Miro a la chica preguntándome que más le da.
-Matemáticas. - digo sin ningún tono en mi voz-

La chica sonríe ampliamente.
-Igual que yo entonces. Ahora nos vemos. Me guiña un ojo agradable y desaparece, dejándome sola para poder coger mis libros.

Suena el timbre informándome de que va a empezar ya la clase, cuando por fin tengo todos mis libros en la mano. Pregunto a una limpiadora que donde está mi clase, y tras indicarme con el dedo, voy.
El profesor todavía no ha llegado. Unos están hablando con otros, mientras yo solo me dispongo a irme al final de la clase. No quería hablar con nadie,no me va eso de hacer amigos.
Me pongo en la última fila, a la derecha y al lado de la ventana. Saco la primera libreta que veo y empiezo a hacer garabatos en ella de forma despreocupada,el profesor entra en la clase.
Da la típica charla de principio de curso y ni lo escucho. Empieza a explicar Teoremas matemáticos, cuando me doy cuenta de que la puerta de la clase se ha abierto. Levanto la cabeza levemente y puedo reconocer a la chica que me ha ayudado antes a encontrar mi taquilla. El profesor se queja de la hora de llegada y ella le dice que no va a volver a ocurrir. Vuelvo a centrar mis pensamientos en la libreta llena de garabatos, cuando me doy cuenta de que un cuerpo se ha sentado a mi lado. Y es ella.
Mierda, ¿no era obvio que no quiero relacionarme con nadie aquí? creía que había sido lo suficientemente borde con ella como para que no se hubiera vuelto a acercar a mí, pero parece que no.
Como respuesta a mi continuo silencio puedo escuchar un susurro dirigido a mí.

-Hola.

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