Capítulo 46, Eso creí.

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Chicago-

Esto había llegado muy lejos -ella no podía obligarla, no por tener los medios para encontrar a su hermano- ya había hecho mucho daño. —No puedo— Lindsay susurra casi llorando —No puedo hacer eso, por favor— Ella suplica.

Voz de la otra línea: —Mira detective, usted no quiere poner en juego la vida de su hermano, ya he tenido suficiente, llámeme cuando llegue a new York.

—¡No, no lo voy a hacer! No voy a volver a lastimar a Amanda menos con su hijo enfermo. —Erin grita, pero cuando se da cuenta que la voz del otro teléfono ya había colgado se pone a llorar. —No quiero hacerle daño de nuevo. —sollosa.

—¿A quién no le quieres hacer daño de nuevo?—Jay dice caminando hacia ella.

—Eh.. —Erin se da vuelta con todas las lágrimas y lo mira —mira... Em... Jay ... Yo... Sólo... Perdón—Erin empieza a llorar y el se acerca hacía ella y la sujeta antes que caiga al piso —Nunca debí dormir con Nick, nunca debí hacerle caso a ella —Erin lloraba.—¡Pero es mi hermano, Jay! — Erin grita en llantos.

—De qué hablas, Erin —Jay preguntaba mientras la abrazaba —¿En qué te has metido? —El susurró para sí mismo y la apretó más contra su cuerpo.

Erin empieza a respirar mejor y luego se separa de él, lo mira a los ojos —Perdón, perdóname Jay —Ella lo mira con todo el amor del mundo —Haz sido lo mejor que me ha pasado —Erin dice y lentamente acaricia su rostro —Pero la he cagado, como el culo —Ella quita su mano del rostro del y baja su vista hacia el suelo.
—Como quisiera arreglar todo y que sea como antes.

Jay la toma sobre la barbilla y la obliga a que lo mire, acaricia su rostro suavemente​, el se sintió culpable. Siempre supo que, desde hace tres años cuando Erin durmió con Nick algo estaba ocultando, luego de volver de Nueva York ella se comportaba diferente...distante, hubo momentos que en medio de un caso ella salía y contestaba su teléfono, luego volvía con una mirada diferente, una vez decidió seguirla hasta un callejón oscuro dónde un auto frenó y le entrego un sobre grande y uno pequeño...En ese momento supo que algo malo estaba pasando con ella, pero el todavía se sentía demasiado lastimado por ella, obvio que el sabía que había besado a Rollins delante de ella, pero ella durmió con Amaro y eso fué peor. Le costó todos estos tres años y el mes anterior para darse cuenta que ya no podía fingir que ella no le importaba, que no pensaba en ella todos los días antes de irse a dormir, que cuando la miraba tenía que correr la cara porque no podía demostrarle lo que le dolía estar sin ella, y no como  lo que Erin pensaba que era por desprecio, si no, porque tenía miedo de mirarla y después no poder dejar de hacerlo. Hace un mes atrás el la vió en un bar, ella estaba destrozada, tenía ojeras, parecía que no había comido en meses. Ella estaba sentada en la barra y él se acercó, la miró, se sentó junto a ella y pidió unas copas al mozo. Ella sonrió curiosa, esa noche el como un caballero la acompañó hasta la puerta de su casa, pero no la despidió con un beso en la mejilla y tampoco regresó a su casa provocando un embarazo no deseado, a la mañana siguiente mientras ella dormía el sé fué, sin antes, susurrarle un "te amo" el que ella nunca escuchó. Después de eso siguieron ignorando se, cómo si nunca pasó.

Y ahora, después de un mes, la tenía cerca de sus brazos, su manos tocaban su suave rostro, sus dedos rozaron sus labios, y el sabía que ella también lo quería, el beso cada lágrimas que caían de su ojos y se deslizaban por su rostro, el corazón de ella latio fuerte cuando el rozo con sus labios lo de ella. El puso sus manos en su rostro y la sujetó muy fuerte, la besó, la besó como si era la última vez, cómo si no hubiera un mañana, ambos lloraron en ese beso. Erin casi sin fuerza intenta apartarlo con sus manos, pero los labios de ella no lo que querían frenar.

La Última Nieve En Primavera (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora