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A la mañana siguiente Yvette se levanto antes que Markku, y se adentró en el bosque a buscar frutos

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A la mañana siguiente Yvette se levanto antes que Markku, y se adentró en el bosque a buscar frutos. Markku mientras en la cabaña, se despertaba y cuando se levanto pudo comprobar que estaba solo, ¿donde se había metido la chica? se preguntaba así mismo. Se acordó de ayer, de como la había tratado cuando volvió de su huida, se había comportado muy mal, pero sintió que la chica una lo querría como le gustaría a él. ¿Quien va a querer al solitario Markku?lleno de cicatrices y apartado de la civilización. Se sintió rechazado por primera vez, y el sentimiento no era bueno. 

Mientras Yvette volvia de su recogida de comida, entró despacio y silenciosamente a la cabaña, no quería despertar al chico. En cuanto entró se dio cuenta de que no estaba en la cabaña, ¿a donde habrá ido?... Yvette se quedo recogiendo la casa y haciendo un poco de sopa, el frió cada vez se hacia mas insoportable, pensando en el tiempo helado, inconscientemente se restregó los brazos buscando calor. Y de repente una cálida manta de piel de oso le cayo sobre los hombros. Miro hacia atrás y vio a Markku.

-Hola Markku, mu-u-chas gracias-a-as.- dijo medio sonriendo y tartamudeando, ese chico la intimidaba realmente, y no sabia como la trataría hoy.

-Hola,tenías frio, solo tenias que decirlo y te dejaba una manta de las mías, me desperté y no estabas.-confirmo el chico seriamente.

-M-mm-m si, es que fui a recoger algo para comer, y cuando volví no te encontré, he estado haciendo una sopa, ¿estarás por la noche para tomarla?- preguntó dudosa Yvette, mientras miraba a Markku esperando una respuesta.

-Si claro, donde sino iba a estar, esta es mi casa.- dijo intimidandola.

Yvette solo asintió con la cabeza, mientras pensaba "su casa" que papel tenia ella allí, cuanto duraría en su casa, debería de estar teniendo planes de irse pronto sino quería molestar mas al pobre y solitario chico. Markku salió dando un portazo. Yvette se giro asustada, ¿y que le pasa a este ahora?

Markku iba a paso firme por el bosque, iba a recoger maderas e iba a hacerle un cuarto a Yvette, ella ahora también tiene su sitio en la casa. Paso toda la mañana y la tarde creándole una cama. Cuando vio que era oscuro, trajo su carro y su caballo para traerlo de vuelta a su casa. Yvette andaba preocupada porque ya era tarde y Markku no había llegado. Estaba sentada en un banco de la cocina llevaba horas esperando allí, pero se canso y comio sola, y se recostó en la cama esperándolo. 

Yvette fue abriendo los ojos lentamente, ¿se había quedado dormida, toda la noche? Se apoyo en sus antebrazos y levanto la cabeza para ver mejor, ¿porque había otra cama, y en el otro lado de la habitación? Salió del cuarto y vio a Markku tomando sopa.

-¡Markku! Pense que te había pasado algo, estaba preocupada.- dijo rápidamente sentándose al lado del chico que tomaba la sopa saboreandola.

-Estoy perfectamente, no te preocupes...-dijo dandole una sonrisa sincera, la cual la hizo sonreír a ella también. Markku pensaba para si mismo, "vaya entonces le importo, aunque sea un poco". Mientras Yvette pensaba que sonrisa mas hermosa tiene el hombre.

-¿La cama que hay en la habitación, es para mi?- pregunto Yvette dudosa.

-Emm-m  s-siii, es pa-ara tii-i.-respondió Markku nervioso.- ¿Te gustó? la estuve haciendo todo el día, por eso llegue tarde.

-Por supuesto que me gusta, mas bien, ¡me encanta!- contesta Yvette emocionada, corre y se acerca a Markku para abrazarle. Markku se quedó estático y en shock, no estaba acostumbrado a abrazos, pero sabia que ese abrazo le agradaba bastante, aunque nunca se lo devolvió. 

-He pensando que como te quedaras un tiempo indefinido, pues que tendrías que tener tu sitio en esta casa. Nuestra casa.- dijo Markku mirándola, estaban cerca de nuevo, sentados en el mismo banco de la cocina, y solo les separaba unos centímetros.

-¿Nuestra casa?. pregunto Yvette mirándole directamente a esos intimidantes ojos azul claro.

-Sí, nuestra.- respondió Markku confirmándo. Mientras le devolvía la mirada. Pasaron unos largos segundos que se hicieron interminables. Hasta que el se levanto y puso fin a su pequeña cercanía. No debía de relacionarse con ella, ni de tener sentimientos hacia ella, porque el no estaba hecho para nadie.

La Heredera VikingaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora