Extra: Rosa Amarilla

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Miedo; aquella sensación de desamparo absoluto acompañada de una cantidad irracional de profunda miseria, el miedo es aquel sentimiento paralizante, que cubre cada fibra de tu cuerpo, cruzando cada célula que habita en tu piel y terminando en tus temblorosos labios cuando tratas de procesar lo que tanto temor te genera.Nada de esto es desconocido para el ser humano pues es algo con lo que se nace, algo que se genera desde que, al ser un pequeño niño, te cuentan sobre las temibles criaturas que habitan debajo de tu cama y desean comerte de un bocado provocando que no pegues ni un ojo durante la delgada y oscura noche, a la que comienzas a temer. 

Así nace el miedo, mas nada de aquellos irracionales temores se comparan con el miedo de la muerte, saber que en algún momento tu alma se desperdigara por el aire y dejara a tu cuerpo desamparado y que ni siquiera sabrás el porque es aun mas aterrador, comparar tus manos, tus pies y tu corazon, que en algún punto de tu vida dejaran de existir. 

Aquello hacia Chloe Bourgeois todas las mañanas al despertar, cuando dirigía una rápida mirada a su apariencia frente al espejo y suspiraba de alivio al verse perfecta como todos los días, sabia que en algún momento moriría, que su vida acabaría en algún punto de su escasa linea de tiempo en la que comenzaba a vivir, por lo que, apostar por aquel mundo en el que vivía le parecía ridículo e impertinente. Sabia que este terminaría desapareciendo por lo que se preguntaba ¿Porque intentar que este inmundo planeta cambiara solo para que termine desapareciendo al final?, le parecía ridículo, tonto, y francamente inútil. 

Con aquel pensamiento había vivido toda su época de estudio primario cosa que a sus compañeras no le parecía mas que raro e insufrible. "Pero que rara eres" solían decir antes de alejarse de ella y fingir como si su existencia tuviera la misma importancia que la de un pequeño mosquito impertinente; aquello, lejos de entristecer a la rubia, solo le provocaba un odio mayor hacia este planeta y sus habitantes, "Rara es tu falta de sentido común" solía responder aunque lo suficientemente bajo como para que se escuchara como un susurro inentendible y carente de importancia para la gente a su alrededor. 

Durante ese tiempo, su vida se volvió una monótona rueda sin importancia, siempre girando en la misma dirección, carente de un significado propio ni una razón real, así se sentía cada vez que colocaba un pie en la detestable escuela primaria y oída los murmuros recorrer sus oídos como ráfagas molestas de viento que despeinaban su cabellera, estaba harta de escuchar los mismos susurros incomprendibles y los mismos rumores estúpidos con ella como el centro de los mismos, por lo que, cuando su padre gano la elección como alcalde de la ciudad, ella se sintió en la mismísima sima del Everest. 

La gente hablaba con ella con una total confianza, como si cada uno de esos murmuros no hubieran existido jamas, como si sus estúpidos rumores no se hubieran esparcido como la espuma en la cerveza que bebía su padre todas las noches, como si jamas la hubieran ignorado con un desprecio irracional por lo que simplemente, se aisló nuevamente, pero esta vez,si tenia las miradas sobre ella, no hablaba con nadie y a todo aquel que trataba de acercarsele lo mandaba a volar con una rapidez inigualable, hasta que algo sucedió, mejor dicho, hasta que alguien apareció. 

Un nuevo estudiante, hijo de uno de los diseñadores de modas mas famosos de toda la ciudad, se presento aquel día frente a toda la clase, con su sonrisa amistosa y forma de ser entusiasta llamo la atencion de cada uno de los niños que en esa clase se encontraban, a excepción de la rubia, quien solo veía al niño como alguien mas a quien despreciar "Debe ser igual a los otros" se repetía para evitar mirarlo cuando entraba con su deslumbrante sonrisa al aula de clases y su seguridad intacta, algo que le provocaba el mayor asco posible.

Final Feliz (QDEC 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora