S e t e n t a y c i n c o

23 3 0
                                    

Oficialmente, la escuela comienza el día cinco.

Para nosotros, el siete. Somos especiales, ¿qué esperabas?

Así que son las ocho de la mañana del día nueve de septiembre, el aire comienza a ser realmente frío y el sol no es más que una certeza todavía algo lejana. A pesar de eso, toda mi casa esta despierta. Mamá prepara el desayuno, y su novio cuida de Marie. Por mi parte, sólo tengo tiempo de coger la taza de chocolate que siempre esta preparada para mí antes de que suene el timbre y tenga que ir a abrir.

Sorprendentemente, Sam está parado frente a la puerta, con su mochila sobre un hombro, el abrigo parcialmente abrochado. Me mira como si fuera idiota (probablemente lo sea, qué decir) y suspira.

—Más te vale estar lista; como llegue tarde de nuevo mi madre no me dejará salir de casa hasta que sea viejo.

—¿Has... has venido a buscarme?

—No —dice poniendo los ojos en blanco—; he venido a por tu hermana, que tiene ¿cuánto? ¿Dos años? Pues claro que he venido a buscarte, Laila.

—Ah.

Cojo mi mochila y le digo a mamá que me voy a clase.

—Se te veía más avispada a principio de verano, Laila.

—No muchas primeras impresiones resultan ser ciertas, Sam.

Sweet Summer (#RaekenAwards2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora