Capítulo 1

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El sonido de los cláxones de los vehículos que circulaban por la Gran Vía resonaba en los oídos de los transeúntes.
Con paso ligero, jadeando y un macuto de cuero a la espalda Sofia se dirigía a la calle Jardines,  a la Admimistración de servicios del hogar para solicitar un trabajo. Llegaba tarde, así que aumentó la velocidad de sus pasos considerablemente.
Con sus documentos a mano y mirándose en el cristal del establecimiento empujó la puerta y abrió. Dentro resonaron las campanitas del techo, avisando de la entrada de una nueva cliente.

—Buenos días—saludó Sofia.

—Buenos días chica, ¿Qué deseas?—le preguntó una señora de unos cincuenta años detrás del mostrador. La mujer ofrecía un semblante aburrido y eso le transmitía a Sofia temor. No sabía si la iban a admitir, si era lo suficientemente apta o si el hecho de no tener absolutamente nada le iba a restar puntos. Todo eso sumándose al hecho de que solo tenía 17 años y acababa de salir de un orfanato, por lo que no tenía nada de experiencia.

Respiró profundamente y contestó:

—Venía a solicitar el trabajo de sirvienta del hogar, para la plaza vacante que anunciaron la semana pasada—Gracias a ese anuncio que vio de paso en el parque del Retiro sus oportunidades de sumergirse en el mundo adulto incrementaron.
Al principio se sentía insegura por el hecho de no haber tenido apenas contacto con el mundo real. Sin embargo, una vez que llegó allí todo cambió. Sabía que tenía pocas oportunidades pero si con ello podía empezar a labrarse un futuro debía aparentar firmeza. 

—Lo siento chica, pero no tenemos ninguna plaza ya.
Sofia se descompuso y su cara se tornó blanquecina por el miedo. 

—¿Y sabe usted cuándo podría haber otra disponible? Verá, es que necesito el trabajo inmediatamente y no puedo esperar más de una semana.

—Si quieres dime tu nombre y yo te llamo cuando haya uno disponible—la mujer sonrió de corazón.

—Muchísimas gracias eh... señora Elvira— leyó en el cartel que esta tenía en su uniforme—Soy Sofia Vant.

—¿Puedes darme tu número de teléfono?

En ese momento Sofia no sabía qué responder. No esperaba que le preguntaran el número de teléfono pues normalmente para ese tipo de trabajo no se necesitaba y además, Sofia venía tan decidida y confiada con que iba a conseguir el trabajo que no reparó en los pequeños detalles que la diferencian del resto de la población. Ella lo entendía, ya que al no haber plazas lo más lógico era que la trabajadora tuviera que pedir su número para poder contactar con ella y conseguirle el trabajo.

Sofia tartamudeó un poco sin saber qué decir y al final respondió:

—Ahora mismo no tengo número de contacto pero cuando tenga el trabajo a lo mejor podría conseguir uno...—sonrió avergonzada y la mujer la miró con lástima.

—Bueno, voy a guardar tus datos en el ordenador.

Sofia asintió agradecida por la hulmidad de la señora y le dio los datos que le entregaron antes de "expulsarla" del orfanato.

—Sofia Vant. Aquí tiene mi DNI.

—¿Vant? ¿Empieza con V y acaba con T?

Sofia notó la vacilación en los ojos de Elvira y se extrañó. Sabía que su nombre era peculiar, pues pocos españoles lo poseían, pero esta mujer parecía como si reconociera su apellido. A pesar de ello, la chica desterró el pensamiento de su mente y se centró en la conversación.

-Sí...

-Estupendo.

Sofia seguía extrañada por el comportamiento un tanto peculiar de la mujer. Simplemente le había preguntado por su nombre y ella se lo había dicho. No había nada mágico ni raro en eso.

El peso de la realidad (EPDLR)(#BrightAwards2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora