Esta se bajó y le dio las gracias.
Cogió su macuto y se quedó plantada en el suelo sin saber qué hacer.
De pronto, la puerta se abrió y salió una mujer de unos cuarenta años, perfectamente arreglada, en un vestido elegante y en tacones altos y completa con joyas que desde lejos Sofia estaba segura de que eran auténticas y costosas.
Bajó los escalones con elegancia, como si de una reina se tratara y se plantó frente a Sofia sonriendo.
-Buenos días, usted debe ser la señorita Sofia Vant. Soy Christina Murray, la señora de la casa. Un gusto conocerla.-le tendió la mano a Sofia y esta se la estrechó.
-Igualmente.
-Pase dentro por favor, aclararemos unas cosas y luego Úrsula la ayudará a instalarse.
-Por favor, puede llamarme Sofia.
-Está bien, Sofia pues.
Sofia entró vacilante a la casa y cuando lo hizo se quedó maravillada por el esplendor de esta; pero no le dio tiempo a mucho ya que Christina se dirigía por el largo pasillo. Finalmente esta se detuvo frente a una puerta en la que colgaba un cartel que rezaba "DESPACHO". Christina abrió la puerta, que no se encontraba cerrada con llave, según le pareció a Sofia, y le indicó a esta última que se sentara en el gran sillón negro.
-Bueno Sofia, bienvenida a tu nueva casa. Esperamos que te sientas a gusto, sin presiones y que tu trabajo sea meramente satisfactorio.
-Sin lugar a dudas.
-Robert se encuentra de viaje de negocios ahora mismo, pero mis hijos están todos aquí. Puedes presentarte si quieres para que te conozcan. El servicio ya lo hará mañana cuando te explique cómo funcionan. Si tienes alguna duda puedes preguntar a cualquiera de la familia o del servicio. Esperamos que te sientas como en tu propia casa.
-Muchas gracias señora.
Y sin más, se levantaron después de la corta conversación. Christina llamó a la mencionada Úrsula y esta se presentó en medio de la entrada en solo unos segundos.
Se trataba de una mujer ya entrada en años, de unos sesenta y algo, de estatura mediana y un poco rechoncha. Sonreía a la vez que le daba miradas a Sofia. Christina se despidió excusándose de que tenía deberes que tratar y Úrsula y Sofia se quedaron solas.
-Buenos días. Tú debes ser Sofia, la nueva ayudante. Un gusto conocerte soy Úrsula.
-Igualmente.
-Te ayudaré a instalarte y seré como tu maestra aquí hasta que aprendas y sepas llevar todo el trabajo por tu cuenta.
-Está bien, muchas gracias.
Sofia quería ser lo más educada posible para dar una buena impresión. La mujer mayor y ella subieron por las enormes escaleras situadas a la derecha de la entrada. En el piso superior una serie de corredores refinados se ramificaban hasta llegar a diferentes puertas de madera, que Sofia adivinó que serían las habitaciones.
Al fondo de uno de estos pasillos se pararon y Úrsula abrió la puerta, dejando a Sofia que pasara primera.
La estancia no era muy grande pero para Sofia era suficiente para sentirse cómoda y relajada. A pesar de que los muebles no estaban ocupados, el delicado estilo de las cortinas y la cama reflejaban un aspecto de calidez y bienestar que deslumbraron a Sofia.
Esta observó que sus cosas ya se hallaban en a habitación y tras esto Úrsula explicó:
-El horario todavía no está establecido, pues eso habrá que ajustarlo mañana. Hoy puedes hacer lo que quieras siempre que sea dentro de los límites. Mañana también empezarás con el período de pruebas y conocerás a la plantilla. Espero que te sientas cómoda. En esa puerta-señaló a su izquierda a un cuadro blanquecino en la pared-está el baño. Siéntete como en tu propia casa y no dudes en preguntar a quien sea sobre cualquier duda.
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El peso de la realidad (EPDLR)(#BrightAwards2017)
Novela Juvenil✨HISTORIA GANADORA EN LA CATEGORÍA NOVELA JUVENIL DE LOS BRIGHT AWARDS 2017✨ La vida de Sofía era un constante bucle desde que empezó su vida: sin familia, viviendo en un orfanato y sin esperanzas de futuro. Sin embargo, un buen día los directores d...