Capitulo tres

93 22 3
                                    

Me siento mal, mi cuerpo pesa y mis parpados luchan por permanecer abiertos. Tengo hambre pero mi estómago se rehúsa a comer lo poco que me dan. Me dedico a ver el plato porque es lo único que cambia de color en ese lugar, y porque creo que ya sé de memoria cada línea de mi mano de tanto verlas.

Mis memorias son cada vez mas borrosas, mi cuerpo me deja de responder a minutos. Mi mirada me lleva a un limbo que me asfixia.

La puerta se abrió. El chico castaño entró con una bandeja, dos vasitos en ella.

Blancos.

Él ya no intentaba escapar porque a duras penas se podía parar, su vista se nublaba al instante y antes de que lo notase estaba en el suelo. Sin embargo, siempre preguntaba, todo y nada, cosas coherentes e incoherentes a ratos. Sehun siempre en su mente.

Pero ya no le quedaba voz. Así que por primera vez no abrió la boca para más que tomar sus medicamentos. El chico castaño le miró inmutable. Pudo jurar que vió pena en esos pequeños ojos café y esta vino seguida de un suspiro.

Entonces es humano.

Y no, nunca espero oírle responder una de las tantas preguntas que siempre hacía. Segundos después cayó dormido, podría olvidarse de dónde nació, pero no lo haría con lo que dijo el chico. Aquello se grabó en su lúcida memoria.

“Estas en un hospital psiquiátrico. ”

Se durmió luego, quién sabe por cuánto.


¿Qué día es hoy? ¿por qué estoy aquí? ¿hace cuánto no he comido? Mis huesos se empiezan a ver y el frío está más presente que nunca.

White; HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora