White; HunHan

Capitulo nueve

Una semana. LuHan ya consiguió salidas todos los días.

Sólo una semana más. Baekhyun renunció, su pequeño se encontraba alistando todo para él.

SeHun llegó.

Ésto será tan divertido mi amor.

LuHan tomó asiento en una de las tantas mesitas, jugó con sus dedos finjiendo tener toda su atención en ellos. SeHun tomó asiento en frente suyo.

— Hola.

LuHan sabe que SeHun no es de piedra a pesar de todo.

— Hola — respondió sonriente.

Y es por eso que en su penúltimo encuentro jugará con la poca sensibilidad que tiene su corazón.

Porque sé que en al menos un segundo de tu vida llegaste a quererme. Apelaré a tus sentimientos que traeré desde lo más recóndito de tu mente.

— Este... disculpa... — LuHan usó un tono tímido. SeHun suspiró.

— ¿Si? — y el mayor extendió con extrema delicadeza su delgado brazo hasta la mejilla de SeHun, este no oculto su sorpresa, LuHan apoyó su mentón sobre el mesón y la otra mano fue a la mejilla contraria acunando el fino rostro del menor. Le miró con la máxima admiración que le era posible finjir.

SeHun empezó a pensar entonces que quizá LuHan ya le había recordado y se preocupó.

— ¿Te conozco de algún lado?

— No lo creo — titubeó. Automáticamente hizo un puchero y ladeó su cabeza con un dulce aire inocente. Los labios del menor temblaron.

— ¿Por qué me visitas entonces? Nadie más lo hace... Además... Siento diferente cuando vienes por mí — le dedicó una linda sonrisa tímida — creí que quiza fuiste algo de mi pasado... Novio, no lo sé... — fue lento dando cierto espacio y énfasis necesario entre palabra y palabra.

— Supongo que... No hay una razón fija. Vengo por alguien más y luego aquí— y en sus bellos ojitos cristalinos mostró tristeza. Suspiró y bajó la cabeza cuando sintió el respingo del contrario ante el anticipo de sus lágrimas.

Tenía unas ganas de reír enormes.

— Oh... Gracias por darte el tiempo, supongo... — y una lagrimita cayó, varias le siguieron. Cubrió rostro aun si este no era completamente visible para el chico limpiando con algo de brusquedad las mismas.

Y Sehun dejó la habitación. El sonido de las rejas fue su señal. Paró de sollozar, su cuerpo dejo los temblores también. Se limpió el rostro y, tranquilo, volvió a su habitación.

Esa pequeña semilla de culpa que dejó en el menor crecerá y crecerá. La semana es lo más que puede durar antes de explotar. LuHan le conoce, sabe que no podrá.