Lo último que recuerdo eres tú. ¿Qué es lo que te sucedió mi amor?
... ¿te hice algo malo?
¿Qué día es hoy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Hace cuanto no he comido? Mis huesos se empiezan a ver y el frio está más presente que nunca.
Sehun, ¿Tienes algo...
Cinco veces abrieron mi boca para darme los medicamentos, ¿entonces han pasado dos días?... O la medicación aumentó... ¿fue tanto tiempo? ¿No abrí los ojos en dos días? Pero sí mis recuerdos son de hace pocos momentos. No tomé cinco dosis en cinco minutos, ¿o sí? Ahg El mundo solo se apaga y enciende alrededor sin mi control.
La comida llegó. Cada día está perdía más color, como un insípido y asqueroso regalo envuelto en plástico, el blanco de las paredes ya no tenían profundidad. ¡Son infinitas! ... Quizá como el número de días que he estado aquí...
Sehunnie, ¿estas comiendo bien? Yo creo que sí, algo dentro de mi me dice que estas mejor que yo. No sé dónde, no sé cómo. Pero estoy seguro de que si mi esposo se encontrara mal lo sentiría, siento que te volveré a ver pronto cariño. Espero no sea parte de mis delirios.
No abrí mi horrible regalo y su envoltura plástica quedó intacta. El chico de cabello negro de fue y llevó consigo la comida, quién sabe cuánto esperó.
Entre cerró los ojos, el color lo mareo e inmediatamente recurrió a ver sus manos. Necesitaba algo fuera del matiz.
Blanco. Más blanco... demasiado... ¡demasiado!
No las veía. No estaban. Sus manos, sus pies. Nada le era visible, las sentía, pero a sus ojos era tal y como si flotara en el espacio. Intangible. En una alucinación suya no existía más que el mismo blanco, nada de tonalidades, no profundidades, las sombras ausentes.
No enloquezcas.
Necesita un color, sólo uno que lo saque de la infinita nada. Paró al instante toda acción, incluso dejó de respirar unos segundos.bFue entonces que notó lo obvio, la solución estaba tan cerca y nunca la vio. No dudo, sus uñas habían crecido lo suficiente.
Sangre. Rojo sangre.
Y de un solo rasguño abrió una gran herida en su muñeca. El presionó tan fuerte como pudo, su sangre formando un pequeño charco en el suelo le devolvió la respiración. Los colores volvieron. Y con los colores, la consciencia, el dolor y agotamiento. No gritó, no tenía voz para desperdiciar en eso. Segundos después entró agitado el chico de cabellos castaños a tratar la herida y cambiarlo, demoró un rato, o quizá fue muy rápido. No sabe. Otro chico más alto y también pelinegro como el que le traía la comida limpió su sangre del suelo, se fue tan rápido como terminó.
« No más rojo » Pensó triste.
El castaño le inyectó en la mano sana y luego le puso una camisa de fuerza. No pregunto ni protestó, eran obvias las razones. El castaño lo miró largo tiempo, casí que analizándolo.
Luego hizo algo que jamás hubiera imaginado. De su bolsillo sacó un pequeño anotador y un bolígrafo azul, dibujó un círculo y lo pintó, después mordió su dedo pulgar y como si fuera un sello hizo una marca con su sangre en el pequeño papel.
- Llevas treinta y dos días dentro.
Le dejó el papel. Le acababa de regalar dos colores.
- Y no hay nada mal en ti.
Lo sorprendió. Más aún al leer lo que escribió al otro lado del papel.
"Alguien te trajo y no quiere verte salir"
Sehun, ¿tienes algo que ver aquí?
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