Capitulo cinco

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Uno de los quién sabe cuántos días la ventanilla se abrió, él no sabía que podía hacer eso, y quizá hubiese sido mejor no saberlo

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Uno de los quién sabe cuántos días la ventanilla se abrió, él no sabía que podía hacer eso, y quizá hubiese sido mejor no saberlo.

Lo vió, en uno de sus pocos momentos de lucidez. Un segundo nada más, el contrario ni lo notó a decir verdad, y él... ¡estaba jodidamente bien!

Radiante. Feliz, demasiado feliz.

Altanero, ay mi pequeño. Es que yo te conozco demasiado. Conozco demasiado esa linda carita como para saber que la tristeza no estuvo ni estará ahí por nada que trate de mi en estos momentos.

¡Por favor! Si hasta podría decir que esto es prácticamente lo que te hace feliz.

Ha estado más de un mes padeciendo, enloqueciendo, preocupándose de qué será de él. Pero tal le parece que la pasó alegre, despreocupado... realizado.

Eres tú.

Ahora sé que eres tú quien me metió aquí. Tú, Oh Sehun, la persona que no me quiere ver salir.

El pequeño chico al que dio acogida cuando más lo necesitaba, que ayudó y que también lo hizo ir en contra de medio mundo para mantenerlo cerca de él. El niño al que por amor nunca pudo dejar. Le traicionó, no pareció importarle nada del pasado, todo fue así sin más.

No se sintió dolido, no hay sentimiento alguno que tenga cerca de aquel a decir verdad. No quiere llorar por su falsedad, ni desvergonzada traición. Sólo quiere pensar... pensar y organizar. Debe mentenerse despierto, debe mantenerse cuerdo.

Y su única herramienta para hacerlo era un amarillo papel, dos círculos imperfectos en el. Uno azul y otro rojo. Tres colores que lo mantenían dentro de él, y tres colores que podía únicamente usar en las pocas horas que permanecía consciente. Al menos. Por ahora debía aprender a sobrevivir al blanco.

Y deshacerse de todos esos falsos buenos pensamientos acerca de Sehun. Eliminar toda su piedad con él, volverse calculador.

Sehun, siempre amé las escasas veces que sonreías. Tus ojos formaban medias lunas y esa expresión dura se transformaba en una tierna e infantil. Pero no sabes como aborrecí tu expresión de felicidad esta vez.

White; HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora