Capítulo 4 - 'LA' Sorpresa

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[EDITADO]

Al salir cagando ostias del instituto, corrí lo más rápido que pude al auto de John. Él y Lizz se encontraban dentro, ya que el tiempo no era el mejor para estar en la calle definitivamente; en esta ciudad, pareciera que el clima tiene reglas... durante la mañana, está muy fresco; a la tarde, el calor se hace insoportable y por la noche, hace tanto frio, que pareciera que estamos viviendo los temporales de Alaska.

Me subí al asiento trasero y ambos se voltearon tan rápido, que creí que se les saldría la cabeza del cuerpo.

―¿Y? ―Lizz es la primera en hablar ―¿Ya lo has visto?¿Qué tal está?¿Es guapo? ¡Me han comentado que sí! ―su mirada no es de asombro ni nada que se le parezca, es más, puedo ver el entusiasmo que emana su ser.

A mi amiga le importa muy poco como sean los hombres, con tal que a la hora de estar en la cama le den lo que ella desea, no le interesa si son amargados, mal hablados, engreídos, irrespetuosos o cualquier calificativo que deje mal parado a cualquiera. Solo hay algo que no debe faltarle a un tipo para que Lizz pueda fijarse en él... y es ser muy atractivo, ya que nunca podría arruinar su "reputación", acostándose con alguien que no esté a su altura.

Ridículo.

Presiento que algún día tendrá que tragarse sus propias palabras.

Ambos esperan mi respuesta impacientes, solo me tomo unos segundos para responder todas las preguntas que tengan, estoy segura que John también tiene las suyas. Su rostro no es la mejor, es más, podría decirles que hasta parece disgustado con la noticia... al igual que yo.

Antes de dejar salir algún vocablo describiendo lo horrible de mi día, veo a la profesora Yanine salir por la puerta del instituto. Ésta se detiene buscando con la mirada por todo el estacionamiento, cuando da con el carro de mi amigo, se encamina de manera efusiva y poco amigable hacia nosotros... ¡Se dirige hacia a nosotros!

Abrí los ojos de manera impetuosa.

¡Hay que salir de aquí!

Instintivamente me arroje sobre el piso trasero del coche.

―¡Arranca John! ¡ARRANCA! ―le grité tan pronto la vi allí, con ese aire de asquerosa autoridad, típico de ella.

Sin oponerse ni haciendo preguntas, mi amigo se precipita y acelera de una forma impresionante haciendo chirriar las ruedas. Estoy segura que eso habrá dejado marca en el asfalto.

Ruego que no me haya visto exclusivamente a mí, me llevaría terrible castigo por no presentarme con Bruss después de haber oído la llamada por los alto parlantes, pero... si lo pienso bien, no habría castigo si yo no estaba dentro escuchando. Nadie me vio salir, los pasillos estaban completamente vacíos, podría zafarme de esta, estoy segura.

O no?

Desde mi posición, no alcanzo a visualizar lo que transcurre fuera del coche, pero juro que podía ver a Lizz poniéndose más blanca que un papel al ver a John conducir de esta manera, esquivando uno que otro auto como si estuviéramos en una carrera de fórmula uno.

Sólo puedo conformarme con el vaivén, haciéndo chocar mi cuerpo con los pocos objetos hallados aquí atrás.

Wow, me siento en una persecución... ¡Esto es de películas!

Mi amiga no se veía para nada bien, se le había desfigurado la cara por completo, con sus manos y pies, se sujetaba con energía a su asiento. Creo que, si John no desacelera un poco, ésta irá a desmayarse.

―¡¿QUÉ DEMONIOS FUE ESO IDIOTAS?! ―nos grita la rubia con los nervios a flor de piel ―¡¿Entiendes que podríamos habernos matado?! ―dirigiendo una mirada de pocos amigos al conductor, intenta recuperar el aire que dejo kilómetros atrás.

Un amor para recordar [Escribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora