Capítulo 16, parte 1 - "¡Feliz Cumpleaños!"

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[SIN EDITAR]  

Alice


Mi cumpleaños...

Tengo dieciocho años, por fin ya tengo la mayoría de edad... ¡ya puedo ir presa!

Me arrepiento de no haber robado un banco con diecisiete años o menos.

Desperté con las lamidas de Pinky en mi rostro, ni que fuera evidente que era mi cumpleaños.

―¡Ya! ―dije en un intento inútil de apartarlo ―¡Pinky me haces daño!

Sus patas delanteras se posaban sobre mi pecho y cuello, depositando todo su peso y sus lamidas sobre mí.

Con mucho esfuerzo lo tranquilice diciéndole: "que yo también lo quiero".

Me senté sobre el borde de mi cama, observando en mi mesa de noche, la hora en el reloj. Las 12.40 am.

Evidentemente, falté a clases. Y por supuesto que con el consentimiento de mi querida madre, que había sido una de las primeras en llamarme a las 01:30 de la noche. Había aprovechado la situación para rogarle que me dejara faltar a la escuela como regalo de cumpleaños.

Lizz y John no se quedaron atrás, ambos pasaron la noche en la casa de John organizando no sé qué para esa tal fiesta que querían hacer. Además, también fueron los primeros en saludarme muy entusiasmados a las 00:00 de la noche.

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Pasé la tarde paseando por la ciudad con Pinky, decidí autorregalarme un día de descanso comprando un par de golosinas y algo de ropa, ya que, si los chicos planeaban festejar mi cumpleaños, de seguro lo haríamos entre nuestras familias.

Luego de caminar un buen rato y de haber visitado unos parientes, decidí reposar las piernas en una banca de un parque junto a la costa. Mientras me hidrataba, lanzaba una pelota de tenis a mi perro para divertirlo y hacerlo descargar un poco de energía.

El ruido de las olas golpeando las grandes estructuras de piedra que ofrecía la naturaleza, eran demasiado relajantes. Todo aquí es muy relajante, las personas, los coches, las casas de estilo victoriano, y la gran variada y hermosa naturaleza. Todo aquí emana paz y tranquilidad, confianza y seguridad... solo que yo, en mi interior, traigo una tormenta de emociones que se mezclan con mi pasado y mi presente. Mi moral en esta etapa de mi vida esta neutra, no consigno integrarme como una persona completamente normal en la sociedad. No sigo los estándares y expectativas de vida de una joven de dieciocho años. Trabajo, estudio, vivo prácticamente sola y manejo mi vida a mi antojo.

A veces creo que eso está bien pero a la vez está mal, tengo dieciocho años, no debería lanzarme a la vida sin el apoyo o una mano adulta que me guie. Mamá jamás está en la casa y muy poco hablamos de nuestras vidas personales o de las cosas que nos gustan, cuando estamos en presencia de la una con la otra las conversaciones no van más allá de nuestras rutinas diarias.

Pero todo tiene un por qué y la verdadera razón de ese por qué, está muy oculta y enterrada por ambas.

Hasta que algún día tengamos que afrontar nuestros fantasmas.

Pasó un buen rato desde que Pinky se aburrió de perseguir su pelota y se echará junto a mí. Debíamos regresar a la casa, a esa vacía y solitaria casa.

Este día era realmente decepcionante. Se suponía que fuera feliz y emocionante, desde pequeña imaginé cumplir mi mayoría de edad rodeada de un montón de amigos tomando cerveza en algún bar mientras conducía mi coche por la ciudad y llegábamos hasta altas horas de la noche después de haber vagado y estado en miles de fiestas conociendo a mucha más gente.

Un amor para recordar [Escribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora