Capítulo 15 - Un día muy... "AGITADO"

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[SIN EDITAR]

Alice

―Llegamos taaaarrrduuu ―dijo la voz del muy poco masculino a mi lado.

―¡AGH, ya basta John o te arrojo del auto! ―respondió la conductora muy nerviosa.

No, esta vez, no íbamos a la escuela. Hoy era el gran día, el día de las compras... ¡wu-ju, que emoción!

Nótese el sarcasmo.

La semana pasó MUY rápido. El lunes todo normal, incluso con Logan que ya había empezado a desear ver desde el mismísimo domingo que me dejó en la casa luego de nuestra primera cita. El incidente con el nuevo no quedó en más que eso... un incidente.

El martes tuvimos clase de natación por lo que me regocijé en mi propia grandeza al ver como el nuevo intentaba no ahogarse con los ejercicios que le había impuesto el profesor McDall... o más bien, los ejercicios que saboteé. ¿Quién en su sano juicio hace veinte series de doscientos mariposa? Nadie jamás nunca.

Excepto el nuevo, que sorprendentemente soportó ese nivel de exigencia a moco tendido.

Ni siquiera puedo pensar en eso sin reírme primero.

El miércoles, Poletty, tuvo unos inconvenientes para asistir a clases, dejándonos las dos horas completamente libres. Lo que fue de gran consuelo para no tener que dar la exposición junto al idiota. Aproveché esas dos horas para terminar un proyecto que tenía en mente y luego visitar unos parientes.

Hoy jueves, hemos salido los cuatro del instituto y nos dirigimos directamente al centro de la ciudad.

Así es, los cuatro. Y no hablo de la presencia de Logan aquí...

―Si no te ibas a apurar, ¡me hubieras dejado conducir! ―exclama John desde los asientos traseros del Mini Cooper de Lizz.

―Es MI coche, YO conduzco, ¡a la velocidad que se me plazca! ―contraatacó la rubia, tomando el volante con ambas manos y con más fuerza de la necesaria dejando blanco sus nudillos.

Oh si, llegábamos tarde, pero no porque las tiendas cerraran, sino porque la cafetería favorita de ambos tontos estaba a punto de sacar del horno sus donas favoritas.

Puedo reconocer que no es la gran cosa el lugar, ¡pero madre santa!, esas donas si que valen la pena el viaje.

―¡Más rápido Lizz!, llegaremos tarde y ¡nos quedaremos sin donas! Esas mierdas sí que se venden más rápido que electrodomésticos en BlackFriday ―bufó mi amigo un poco más ofuscado.

Ambos seguían discutiendo y yo contemplaba la escena con pura diversión. El asiento del acompañante estaba ocupado por el tan Alan... si, después de varios días pude recordar su nombre. No parecía prestar un mínimo de atención a lo que pasaba dentro del coche, más bien, se lo veía más concentrado en lo pasaba afuera que adentro.

―¿Cuál te gusta más? ―dijo John lanzándose sobre mí.

Me sobresalté al tenerlo encima, ya que en un momento había dejado de prestarles atención a ellos para observar a alguien más...

Me volví hacia mi amigo, confundida.

―¿Éste... o... éste? ―deslizó el dedo sobre su Smartphone para mostrarme dos imágenes.

La primera, era un tatuaje entre amigas donde una flecha les atravesaban las costillas, la cola de la misma empezaba en una y la punta terminaba en la otra chica. La segunda imagen eran porciones de pizzas tatuadas en las muñecas.

Inevitablemente esa imagen me había provocado hambre.

―¿Y esto es para...?

―¡Para tatuarnos tonta! ¿para qué más? ―dijo la rubia viéndome como podía desde el espejo retrovisor.

Un amor para recordar [Escribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora