JongIn x JunMyeon «KaiHo»
Besos, era lo que resonaba en la habitación cuando entro en aquel bar, la suerte no estaba de su lado, ella le había dejado por alguien que "le daba la correcta atención" y claramente ese alguien era su superior del trabajo, desde hace mucho sabía que era engañado, pero era como colocarse una máscara en los ojos y pretender que no puedes ver, colocarse unos tapones en los oídos y fingir que eres sordo, así son las mentiras.
Sin embargo, aunque esa noche rezo con todas sus fuerzas para que el dolor se fuera y como si las plegarias dichas por él fueran escuchadas apareció ese hombre.
Sin nada que decir más que esa hermosa sonrisa, esa que sin palabras acumulo esperanza esa noche fría, se dio cuenta que estaba dejándose hundir por sus labios, estaba dándose cuenta que el amor sí estaba condicionado, en que sabía que él desaparecería al día siguiente, algo así como un amor platónico, pero quizás era mejor así no sufriría, esa noche se dejaría consolar por aquel completo desconocido.
Sus ojos y esos labios delgados que le incitaban a besarlos cada vez que se movía un poco entre lentos y embusteros movimientos.
— Me llevare sus dolores — fueron las palabras de JunMyeon que sosteniéndose el antifaz que cubría la mitad de su rostro acercaba aquel hombre alto y de piel acanelada.
— Destrúyeme el corazón para dejar de sentir dolor — pero esas palabras salieron de su boca sin previo aviso haciendo que él mismo cayera en cuenta de que ese hombrecillo era mágico.
—Su orden será realizada — murmuró llevándolo a la habitación que se les había dado. Los labios de JunMyeon invadieron el cuello ajeno y susurraron en el como si de un embrujo se tratara. —Olvida todo y sólo piense en mí, mi señor. — las manos traviesas indagaron la piel ajena y su cabello largo que llegaba a los hombros le cubría su rostro ya escondido tras aquel antifaz, escena que no paso desapercibida para JongIn quien sonreía mientras se acomodaba en aquella cama, como si eso fuera un remedio al dolor dado con anterioridad. Su mente estaba en completo blanco cada vez que veía como la piel pálida de aquel hombre se volvía cada vez más tersa conforme la luna se posaba en lo alto del cielo estrellado.
Sus manos inquietas ahora investigaban el abdomen del más bajo, una y otra vez. Sus labios estaban marcando esa piel, cada parte, cada centímetro lo hacía suyo, en amor se podía comprar, quizás.
Porque ahora proclamaba un cuerpo que era de muchos como suyo. Deslizo la única bata que aquel pequeñín poseía, descubriendo el fino cuerpo bajo la misma tela, pálido, rojizo por sus caricias, blanquecino y sin duda alguna esos labios y esos ojitos que se presentaban de manera deseosa, curiosa, anhelante por el cuerpo frente a él, se deshizo de su camisa sin retardarse tanto mientras besaba los labios ajenos.
Y se acomodaba de manera inmediata entre las piernas ajenas, sus labios susurraban un lento suspiro que vagamente llevaba un poco de esperanza.
La piel ajena estaba caliente bajo las manos de JongIn, su mente en blanco y sus labios devorando cada porción de carne frente a sus ojos, deslizando la punta de los dedos mientras acariciaba la piel expuesta llego a la hombría de aquel hombre, su corazón latió tan fuerte que sintió su vista nublarse, los besos recorrían ahora un camino hasta el pecho del más bajo mordisqueando y haciendo que él adverso se arqueara y suspirada múltiples veces.
Fue transportado a otro lugar pues justamente ahora estaba olvidando que tenía un dolor en el corazón, solo podía tener en mente aquel hombre y esos movimientos como si no pudiera percibir nada, las manos pequeñas de aquel hombre acariciaron sus ojos. Delimito el espacio y delineo cada pestaña ajena, haciendo que este los cerrara, de manera seriada sus dedos fueron a dar a las orejas de JongIn quien se sorprendió un poco, abrió los ojos para encontrarse con una mirada tan dulce que derritió su corazón, que curo sus heridas en un momento, era como sí le dijera "Deja de mentirte, deja de mentir, afronta todo lo que está sucediendo.", se colocó en medio de las piernas ajenas y comenzó a preparar su acceso a ese cuerpo, primero dando caricias con los dedos alrededor de la entrada de JunMyeon, cuidando cada aspecto y dilatando la zona al punto que le fue accesible introducirse, de una manera acalorada todos los sentimientos acumulados y contradictorios estaba frente a sus ojos, no podía negarlo de ninguna manera, estaba tan quebrado y siendo a la vez sanado que su mente era un huracán de emociones.
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"HADES: Las Dos Caras Del Ángel Caído"
Fiksi PenggemarEl destino no puede cambiarse. No hay caminos cortos, no hay atajos. El arcángel que fue desterrado por su soberbia, el pecado principal de los siete pecados capitales. Y caerá el averno sobre la tierra. Luz y oscuridad enfrentándose una vez m...