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-Rebeca ¿Lista?-me pregunta Blair a punto de abrir la puerta de la sala.

¿Estoy lista? No

Asiento dejando a un lado mis pensamientos y abro la puerta. Todas las personas se nos quedan mirando, rostros sonrientes me miran y algunos desagradables. Nadie dice nada, hasta que después de que nos sentemos en la mesa junto a todos, aplauden. Los camareros entran y salen del comedor. Tengo miedo de ensuciarme el vestido.

¿Me he vuelto tiquismiquis?

-Quiero brindar-se levanta un señor al cual no conozco.- Por el matrimonio - añade refiriéndose a nosotros. Sonrío y me levanto como todos.

Chocamos las copas con los demás. Blair me coge de la mano y me da un suave apretón. Al parecer estoy haciendo bien eso que no conocía hasta ahora... Creo que se llamaban... ¿Modales? Si, eso es.

Nos sentamos y hablamos sobre los planes que tiene Blair para la empresa comercial. Si, al parecer podía llevar la empresa y estar conmigo a la vez ¿Irónico, no?

-Estaba pensado en ampliar las rutas comerciales, podríamos alargarlas hasta Italia y después hacia Corea- comienza diciendo mi marido. Wow, suena bien y todo. Blair, MI marido.

-¿Y por qué hasta Corea?- pregunta un chico que no llegará a los veinte.

-Es rica y puede traer innumerables beneficios para la empresa - es divertido ver como Blair se esfuerza por hablar educadamente.

-Buena reflexión, pero si lo alargáramos hasta Japón, puede que beneficie mucho más -añade el joven.

-A eso iba. Bien, si lográramos llegar hasta Japón, nos ganaríamos una plaza segura de comercialización, porque a los Japoneses y Asiáticos en general les gusta las marcas Inglesas-añade Blair.

Después de estar cuatro horas seguidas sentada y hablando formalmente al fin nos vamos de allí. No aguantaba más.

-Me has impresionado-dice Blair ya en el coche.- Has tenido modales, lo nunca visto- añade.

-¡Blair!- le llamo la atención y el ríe. Conduce hasta casa.

Cuando llegamos me cambio de ropa ya que no podré seguir llevando este vestido formal ni un segundo más. Le tengo que dar las gracias a Damon. Sus modales Italianos sirvieron de algo. Y yo pensaba que Damon era inglés...

Estos últimos cuatro años me han servido para asentar la cabeza y concentrarme en ser una mujer hecha y derecha. Los padres de Blair vendrán dentro de poco y yo no sé ni que hacer para caerle bien a su madre.

Tengo miedo. ¿Y si hace algo para que Blair se enfade conmigo y me deje? ¿Y si me dice que me aleje de su hijo? ¿Y si me amenaza?

A ver, debo tranquilizarme.
Blair ya puede decidir liberalmente que hacer, no necesita que nadie le mande. Además, Mariana ya habrá asentado la cabeza también ¿No?

Comienzo limpiando la casa. Producto tras producto, tiene que estar todo limpio para ella. ¿Desde cuando me da miedo lo que me pueda hacer? Al parecer también estos últimos años me sirvieron para hacerme mas cobarde.

-¿Qué haces?- me pregunta Blair cogiéndome de la cintura por sorpresa lo que hace que le de con la esponja de limpiar el baño en la cara-¡Hey!-me grita juguetón mientras se limpia y me la devuelve, pero él me deja casi toda la cara con jabón.

Me lo limpio rápidamente y le tiro agua del cubo de la fregona. Salgo corriendo de allí, ya que, si no lo hago seré mujer muerta.

-¡Vuelve aquí! - me grita.

Bajo a la planta de abajo ignorando sus gritos de venganza. Voy a esconderme detrás del sofá cuando Blair me empuja y me caigo debajo de él, en el suelo. Su rostro está a centímetros del mío, pero ahora no se me acelera el pulso, ahora ya sé que si lo beso no correré el riesgo de que me deje por una apuesta.

Voy a besarlo cuando llaman al timbre.

-Mi madre siempre tan oportuna- Blair se levanta de malos modos y va a abrir la puerta.

Me levanto del suelo y subo corriendo arriba para fregar rápidamente el agua que hemos tirado. Después entro al baño y me lavo la cara. Recojo el desastre que hicimos y bajo.

-Rebeca- me saluda amigable el señor Larwen Lo saludo igual que él a mi y miro a Mariana.

No ha cambiado nada, el pelo no se le nota con canas, y no tiene ni una sola arruga. Ella esta mirando hacia una ventana y como no me saluda, yo tampoco.

"¿Qué te enseñó Damon?"

Nada

"Hay que ser cortés y saludar aún que los demás no lo hagan"

Suspiro.

-Hola, señora Larwen- la saludo con una sonrisa fingida. Me mira.

-Buenas tardes-vuelve a mirar a la ventana. Blair se ríe en voz baja y yo lo fulmino con la mirada


Comemos algún aperitivo y hablamos animadamente todos menos Mariana. ¿Por qué tiene que ser así?

Al final comienzo a recoger los platos. Estoy lavándolos cuando una voz me sorprende.

-Deja que lo haga yo-me giro y me encuentro a la madre de Blair.

-No te preocupes

-¿Vamos a tener problemas también solo por unos platos? -me pregunta, me echa a un lado y comienza a lavarlos. Estoy impresionada. ¿Una señora rica a la cual le caigo mal está lavando en mi cocina junto a mi? No me lo creo.

Acaba y se seca las manos. Va a salir por la puerta sin decir ninguna palabra cuando inesperadamente se detiene en seco.

-Cuida bien de Blair-me dice y se va. ¿Ha asumido ya que Blair quiere estar conmigo? ¿Se ha vuelto más amable?

Blair los acompaña a su coche. Se despide de ellos y vuelve a casa.

-Al fin se fue, ¿Te ha hecho la vida imposible?-me pregunta burlón.

-No

Tyler vendrá dentro de poco a felicitarnos. ¿Por qué? Pues por que... Llaman al timbre.

-¿¡Quién es mi embarazada preferida?!-grita Vanesa entrando por la puerta directamente.

-¡Yo!- grito emocionada.
Si, estoy embarazada de dos meses. Tengo ganas de que nazca ya. Me siento muy feliz por nosotros. Tyler entra y me abraza. Al parecer se enteró hace poco.

Se sientan y hablamos de cotilleos o cosas graciosas en el trabajo. Vanesa está mas contenta que nunca y yo no paro de sonreír.
El bebé tiene una gran influencia en mi estado de ánimo. Al fin sabré que significa y que conlleva ser madre.

Sólo espero que Blair sepa ser un buen padre.


Narra Blair Larwen.

-¿Cómo lo llamaréis? -nos preguntan al unísono. Rebeca yo intercambiamos miradas cómplices. Ya lo teníamos pensado desde hace mucho.

-Si es chica, Jane- digo pensando en mi hermana.

-Y si es chico, Tyler-dice Rebeca y su primo se pone a bailar como nunca.

-Mi sobrino tendrá mi nombre, tendrá mi nombre- canta emocionado y baila como si fuera Chayanne.

No sabemos que nos deparará el futuro, tampoco sabemos si las decisiones que tomaremos serán correctas. Lo único que sé es que todo comenzó como una simple apuesta y ahora, continúa como una promesa eterna.

No me arrepiento de aceptar la apuesta, tampoco de todo lo que tuve que soportar por la persona que ahora es mi mujer.

Solo sé que al fin...Yo soy suyo. Y ella es mía.

𝓝𝓸 𝓽𝓮 𝓮𝓷𝓪𝓶𝓸𝓻𝓮𝓼 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓪𝓹𝓾𝓮𝓼𝓽𝓪   [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora