Capítulo 15

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Faltaban pocas horas antes que se celebrara por fin el baile de aniversario. El traje que le había pedido a Gilbert no había funcionado, pero, luego de comentarle a Peter que ella nunca había tenido que usar uno, aceptó gustoso el prestarle uno de su talla. Era azul claro, tan claro que Lili temía mancharlo con alguna comida que estuviera en la cena, pero Peter había insistido en que lo usara. "Se te ve genial," había dicho cuando le mostró cómo le quedaba. Tenía suerte de saber cómo se anudaba una corbata por la experiencia que le habían dado en su casa cuando se trataba de ayudar a vestir a su hermano; tal vez era por eso que ver a Ludwig ajustando el accesorio de Gilbert le causaba tanta nostalgia.

-Deja de poner esa cara de sufrimiento. No te voy a ahogar -decía el rubio mientras terminaba de ajustar con el último nudo.

-¿Tú sabes lo que es tener algo tan cerca de tu cuello, Lutz? Es demasiado incómodo -respondió Gilbert, no molestándose en ocultar su expresión de desagrado. El menor quitó las manos de su cuello y acomodó las solapas de su traje para que se viera menos desarreglado.

-Ahora te ves más presentable. Zwingli, ¿necesitas ayuda? -preguntó, dirigiéndose a la joven.

-Creo que estoy bien. ¿Qué te parece? -dijo ella, acomodándose el cuello de nuevo. Ludwig pasó sus manos sobre sus hombros para acomodar sus hombros y abrochó de nuevo las mangas de su camisa.

-Ahora sí. Espero que les duren los arreglos -rectificó. Dio una segunda mirada a su hermano mayor, y luego a Lili, y asintió-. Disfruten la velada. Estaré con Honda y Feliciano.

-No te preocupes por nosotros. Nos las arreglaremos bien -contestó el albino sonriendo.

-Espero que esta vez pueda creerte. Hasta luego, Gilbert, Zwingli –se despidió, caminando fuera de la habitación. Gilbert acomodó su corbata de nuevo.

-¿Cuándo dijo el viejo que comenzaba esto? Espero que haya comida -comentó él, estirando sus brazos. Lili no podía negar que el traje le quedaba divino, incluso si contrastaba con su ropa normal. Se veía mucho mejor en él que cuando ella lo había usado, por supuesto. Él era realmente alto incluso si no era de los más altos en la academia.

-Creo que comenzará formalmente a las ocho. -Fue a buscar su teléfono e inmediatamente volvió-. En veinte minutos, un poco menos. -Le sorprendía que su hermano no le hubiera contestado en aquel momento, siquiera horas antes.

-Genial. Vamos a buscar a Roddie. Si no lo hacemos tal vez se pierda en el edificio de nuevo -agregó, abriendo la puerta de su habitación, sin pasar él mismo-. Damas primero.

-Hey -contestó ella, caminando hacia el pasillo. Ambos sabían que se trataba de una broma. Bajaron hasta la habitación del austríaco, y luego de tocar una vez no obtuvieron respuesta.

-¡Aristócrata estúpido! ¡Ya llegaron los escoltas! -exclamó Gilbert, a lo que Lili se quedó callada. El albino golpeó la puerta de nuevo, sin pensar que Roderich la abriría, por lo que terminó golpeando la frente del chico-. Oh, aquí llegaste.

-Gracias por la paciencia, Gilbert. Buenas noches, Zwingli -saludó él, acomodando su cabello cubierto de gel detrás de su oreja. Su traje combinaba con sus ojos; un violeta oscuro que tenía un parche cubriendo cada uno de sus codos, pero cuando Lili lo vio de perfil notó que otro parche cubría su espalda. Gilbert también pareció notarlo.

-Hermoso, Roddie. Siempre aportando al reciclado -comentó, la expresión de Roderich mostraba la gracia que le había hecho ese chiste.

-En mi familia tenemos la costumbre de ahorrar con la ropa. No nos gusta gastar el dinero en cosas inútiles -contestó, caminando hacia las escaleras. Los dos lo siguieron y bajaron.

Lion Zwingli [PruLiech]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora