Capítulo 12

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En los últimos meses la vida de Sara había sido muy placentera, el dolor por la pérdida ya no le resultaba insoportable y las pesadillas nocturnas se habían desvanecido. Definitivamente estaba mucho mejor, había recuperado peso y sus padres se alegraban de su nuevo estado de ánimo.

Y lo mejor era que pese a todos los pronósticos había logrado salvar su amistad con Max, dos meses antes después de haber hecho el amor con él , todo parecía haberse destruido, sin embargo habían dejado aquella noche atrás y habían logrado seguir siendo buenos amigos.

Salían a comer o a pasear los fines de semana, escuchaban música o iban al cine y sobretodo charlaban mucho. Excepto de Alex, Sara había decidido que ya no hablaría de Alex con él, no estaba muy segura de por qué había tomado aquella decisión, pero las últimas veces que había mencionado a su esposo muerto frente a su vecino, había sentido que la atmósfera entre ellos cambiaba.

Y ella no quería cambios, había descubierto cómo seguir viviendo pese a todo y le gustaba aquella vida tranquila y sin sobresaltos. A veces aun tenía la sensación de vivir en un sueño, de que las verdaderas emociones no la tocaban, pero después de todo era lo mejor...las emociones muy fuertes causaban grandes dolores y ella no podía soportarlo.

Cada vez que el recuerdo de Alex se colaba en su mente , ella se quedaba sin aliento.

-Sara- llamó Estela y aquel llamado fue de lo más oportuno, había territorios en los que no quería adentrarse.

-¿Sí?

-Llegaron las flores nuevas,¿me ayudas a acomodarlas?

-Por supuesto – dijo Sara y se encaminó hacia su compañera que sostenía grandes ramos de flores.

Estaba acomodándolas cuando tomó el paquete de las fresias.

El perfume dulce invadió el aire , lo impregnó todo y Sara se sintió descompuesta. Repentinamente corrió al baño, acuciada por las nauseas.

-¿Te encuentras bien? – preguntó Estela

-Sí, el aroma era muy fuerte...

-Sara , el aroma es el mismo de siempre.¿Estás segura que estás bien?

-Sí, me debe haber caído mal la comida...o algo así, nunca me afectan los aromas.

Ella amaba los distintos olores de las flores y aunque era sensible a ellos no lo era hasta el punto de descomponerse.

Eso nunca le había pasado antes, excepto...una vez...,sólo una vez antes había sentido nauseas con los perfumes.

Había comenzado con ramo de lirios que Alexander le había llevado.

Sara se cubrió la boca con las manos esperando contener el grito que le surgió.

No podía ser, no era posible,no podía estar embarazada.

Unas horas más tarde sostenía incrédula una prueba de embarazo que demostraba que era muy posible, demostraba que esperaba un hijo.

Definitivamente aquella noche de pasión con Max no podría quedar en el olvido tan fácilmente.

Sara movía la cabeza como si él hecho de negarlo sirviera para cambiar algo, estaba muy confundida, ella no había esperado un hijo. El sólo hecho de pensar que una nueva vida crecía dentro de ella la aterrorizaba, los recuerdos volvían a su mente.

Una vez había deseado con toda su alma ser madre, había seguido atentamente cada cambio en su cuerpo, había imaginado al bebé, pero había muerto antes de llegar a nacer.

Locura de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora