De los mares profundos navego en tus ojos turquesa
con el viento a favor del susurro de tus olas.
Sabiendo a la sal de tu sudor me elevo en mi conciencia,
calmo e intenso como el chocolate de tus costas.
Saciado quedo por el placer de tus velas.
Desnudo, entre abrazos, pasan las horas.