Sencillas palabras bastan
para decir lo que quiero.
Sencillas son mis virtudes
y no me andaré por las nubes
explicando que en el precio
de la oferta y la demanda
que provoca deflación
con versos, novelas y chanzas,
encontrar algo que llega,
no es virtud de quien lo escribe
sino más bien de quien lo halla.
Creo por eso, querida,
que gracias a ti yo sonrío.
Pues sé que mis versos te llegan,
te emocionan y apasionan.
Porque ellos tienen vida
y son capaces de hacer
que sientas y que sonrías,
que recuerdes, lamentes o ames,
que grites, que saltes o gimas.
Es muy simple todo esto,
sencillas son las palabras,
aunque el orden que hay en ellas,
no es la pura de la prosa,
ni la complejidad de la lírica,
no hay calidad en los versos
las rimas no riman siempre,
y la métrica no encaja.
Pero tienen una cosa
Que a novelas y versos los une
y es que las frases en ellos
son emociones plasmadas.
Por eso sé que te gustan,
por eso las hago tuyas.
Sencillas son las palabras
para decir lo que quiero.
Eximias tú las defines,
te agradezco la alabanza.
Exiguos son mis sin embargo.
Eximias tú las defines
y yo, susurros del alma.
