Profundo

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Despacio, no te muevas,
permíteme que respire,
deja que tome aire
y estate quieta.

No me mires, no me hables,
no me toques, no me muerdas,
no me beses, no me huelas,
no provoques más mi tormenta.

Tan sólo deseo un segundo,
si no quieres que me vaya,
no me arañes, no me chupes,
por favor, estate quieta.

Para ya de sonreír,
deja al menos de gemir,
basta ya, no me provoques,
y quédate ahí: muy quieta.

Dame tiempo, un poco más.
Nena, me vas a matar.
Que no se acabe jamás,
que quiero seguir aquí dentro
y me vas a hacer estallar.

Ya soy tuyo,
tú eres mía.
Sé acabó, ahí está la meta.
Ya me ha llegado el momento.
No aguanto más, y lo siento.

Hace rato que lo intento,
pero tú nunca te estás quieta.

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Susurros del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora