Tristan y yo estábamos entrando en el restaurante.
-¿Habéis reservado mesa? dijo el camarero.
-Sí, dijo Tristan.
-Dígame su nombre si es tan amable por favor.
-Tristan.
-Sí aquí está, Tristan Evans, reserva para dos personas, dijo el camarero buscando en el ordenador.
-Exactamente, dijo Tristan.
-Bien, mesa número 6, al final del salón a la derecha, dijo el camarero
-Vale muchas gracias, respondió Tristan.
Nos dirigimos hacia la mesa que era redonda y tenía un largo, rojo y elegante mantel con un florero sobre él situado en el centro de la mesa.
Miramos la carta:
Entrantes, carnes, mariscos, vegetales, pastas, pizzas...
-Yo me pediré un solomillo de ternera al curry ¿Y tú Argelia?
-Yo quiero un solomillo con salsa de champiñones.
-Buenas noches, ¿Qué deseáis tomar? dijo el camarero
-Una coca col....
-Traenos una botella de champán, dijo Tristan sin dejarme hablar.
-Vale caballero un momento, le respondió el camarero.
-Tristan que yo no bebo, sólo en ocasiones muy especiales
-Esto no pasa todos los días, yo me lo tomaría como una ocasión especial ya que estamos celebrando nuestra nueva relación.
-Bueno vale está bien, sólo hoy y por ti, dije yo.
-Muy bien aquí tenéis la botella de champán, dijo el camarero sirviéndonos una copa a cada uno
-¿Qué tal todo? Me encanta como has tocado hoy, me encanta vuestra banda.
-Pues genial ¿Qué más se puede pedir? Tengo una banda que es algo que siempre quise y ahora además te tengo a ti.
-Me encanta estar contigo, voy a echar de menos el pasar las noches contigo en tu casa sin que mi madre se entere, dije yo.
-Tarde o temprano se lo tendrás que decir o se enterará por terceras personas.
-Eso haré, no creo que me diga nada, mi madre ha sido siempre muy liberal conmigo en estos temas pero me gustaría que cuando se lo dijese estuvieras tu ahí conmigo.
-Vale no te preocupes cuando lo veas oportuno tú avísame.
-Vale, gracias.
-¿Qué queréis de comer? dijo el camarero.
-Un solomillo al curry y otro solomillo con salsa de champiñones, dije yo.
-Vale señorita, enseguida os los traigo, dijo el camarero.
-¿Esta noche te quedas en mi casa verdad? dijo Tristan.
-Supongo que sí.
-Aquí tenéis los solomillos ¡Buen provecho! dijo el camarero.
Nos comimos los solomillos mientras hablábamos de nuestros temas y al final Tristan se ofreció a pagar, pagó y nos marchamos a su casa en su coche.
Una vez llegamos nos acostamos en la cama y dormimos abrazados ya que teníamos mucho sueño.
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The Vamps
Teen FictionNovela de adolescentes donde hay amor, discusiones y mil historias