A veces, me lo replanteo todo un poco.
Me replanteo el hecho de si de verdad hago falta, si soy algo más que un juguete sexual, una gorda, o una tonta que se ilusiona por todo.
No voy a mentir, jamás he dejado de plantearme el suicidarme, nunca, solo que por un momento no ocupaba el 100% de mis pensamientos, sin embargo no tengo lo que hay que tener para tirar mis cuchillas, y esto se debe a que no soy lo suficientemente fuerte para dejar atrás este pensamiento suicida que me invade muy a menudo.
Es cierto que hay rachas mejores en las que, por lo ingenua que soy, me doy la libertad a mi misma de sentirme un poco mejor, pero luego llego a casa y me miro en el espejo, me peso, me pruebo una prenda, o simplemente me pongo a pensar si de verdad merece la pena todo esto.
Puede que éste echa para el amor, para darlo y recibirlo, y en estos momentos no tengo a esa pareja con la que compartirlo, alguien que me apoye y que me haga sentir que no estoy sola, y es que aunque lo niegue, eso para mi es muy importante.
Puede que últimamente me esté distanciando de todo un poco, o al menos eso noto, y no lo hago queriendo, pero pienso que ahora no es un buen momento para hacer una locura, y por eso me contengo.