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Bufé al saber que todavía quedaba una larguísima hora de historia. Miré el cielo desde la esquina trasera de la clase, aunque la ventana quedase lejos de mí... Se me haría eterna esta hora, más de lo normal, pero es que no todos los jueves se queda con Lucas Hernández.

- ¿Estás nerviosa? - Me pregunta Saray.

- Ansiosa. - Contesto.

- Enseñame una foto, "porfa"... - Dice poniéndome morritos.

- Ya te enseñaré, pesadilla. - Contesto, evitando por enésima vez enseñarle una maldita foto.

- ¡Joe! - Grita, y toda la clase voltea para mirarnos.

- Fernández, ¿no crees que ya es suficiente? - Pregunta el profesor.

- Sí, sí. - Respondo indiferente.

- No habrá próximo aviso. - Me dice.

- Vale. - Respondo, todavía más indiferente.

Y él comienza a hablar otra vez... Qué asco de hombre, vaya, es insoportable.

El sonido odioso de la sirena indica que mi clase ya ha acabado, por lo que me levanto, y bajo a esperar a Noa y a Lorena.

- ¿Estás nerviosa? - Me pregunta Lorena.

- Un poco, la verdad. - No le niego.

- Qué fuerte, tu paranoia era cierta... - Dice Noa llevándose las manos a la cara. - ¡Un futbolista! - Grita, y yo la fulmino con la mirada para que baje el volumen.

- Luego nos cuentas todo. - Dice Lorena sonriendo picaramente, y yo niego con la cabeza.

- No va a haber nada que contar. - Digo, segura. - Que es un futbolista, por Dios.

- ¿Y para qué te habla si no? - Dice Lorena obvia, ya que sabía que habíamos estado hablando bastante por WhatsApp estos últimos días.

- Le habré caído en gracia, yo qué sé. - Digo extendiendo mis manos en forma de duda.

- Pues luego hablamos entonces - Sonríe Noa. - ¡Hasta luego! - Dice moviendo su mano.

- ¡Adiós! - Digo yo, y Lorena me imita.

Camino hacia la parada de autobús en la que he quedado con Lucas, y espero.
Llega tarde. ¿Y si se le ha olvidado? Un miedo atroz a estar esperando aquí como una tonta me invade, hasta que escucho un grito.

- ¡Colchonera! - Escucho, y levanto la vista de mi móvil.

Me acerco al coche negro, conducido por Lucas, y le miro mientras él me sonríe.

- ¿Vamos en coche? - Pregunto.

- No sé, ¿a dónde quieres ir? - Pregunta, y yo alzo mis hombros, expresando no tener ni la menor idea. - Monta, anda. - Me dice y sonríe.

Le hago caso, y entro. Nada más entrar, el olor a su colonia impregna mi olfato, me fijé el otro día, pero diría que hoy huele más.

- A ver a dónde me llevas, eh... - Digo atándome el cinturón.

- A dónde usted quiera, señorita. - Dice, y me mira sacándome la lengua.

- A una cafetería, a poder ser. - Contesto. - No he comido nada. - Digo tras hacer una pausa.

- ¿Desde la mañana? - Pregunta.

- ¿Claro? - Digo obvia.

- ¿Quieres que te lleve a algún sitio a comer? - Me pregunta, y niego.

A Contracorriente || Lucas Hernández.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora