Decisiones

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Capítulo 2

Como si su día no pudiera ser peor, cuando recibió la llamada de la estación de policía, Victoria ya había llegado a su límite, estaba histérica, Fernanda solía salir avante de todas sus locuras porque Victoria siempre estaba ahí para sacarla, pero ya había tenido suficiente de las estupideces de su hija.

-Señor Ferrer – llamo uno de los oficiales.
-Dígame oficial – dijo Dionisio con calma.
-Su presencia aquí ya no es necesaria, puede irse.
-y que pasara con la chica? – pregunto con un genuino un interés, el cual  nunca había sentido por nadie.
-No es la primera vez que la señorita Sandoval se mete en problemas- dijo el oficial sonriendo – es solo una chica difícil.
Dionisio continúo averiguando por la fuerte joven que había llamado su atención aquella mañana cuando un escalofrió extraño recorrió su cuerpo.

-Donde esta? – pregunto molesta al entrar a la estación.
-Señora Victoria – saludo el oficial que hablaba con un hombre.
-Es la tercera vez en este mes – dijo Victoria molesta – que hizo?
-Señora Victoria, él es el señor Dionisio Ferrer y es quien interpuso la denuncia.

Dionisio se dio la vuelta para mirarla y no puedo evitar recorrer con sus ojos su cuerpo, una mujer alta, esbelta, con una piel blanca, el cabello negro y los ojos verdes azulados que le traían extraños recuerdos estaba frente a él, lucía una falda tuvo color negro con una blusa morada con un escote en V y mangas largas, unos tacones blancos. La mujer extendió la mano para saludarlo y la suavidad de su piel lo dejo cautivado.

-Señor Ferrer – dijo Victoria con la voz firme – podría explicarme que fue lo que sucedió?
-Señora Sandoval – dijo el – tiene usted una hija bastante…
-Ya lo sé – interrumpiéndolo – que fue con exactitud lo que sucedió?

Dionisio le conto con lujo de detalles lo que había ocurrido, Victoria estaba más que molesta, en el fondo sabía que su hija era una muchacha noble y de buen corazón, pero que esa rudeza que mostraba era porque le hacía falta algo, algo que por más que Victoria tratara no podría darle.

-Mamiiii – dijo Fernanda feliz al ver a su madre quien llegaba por ella – ya te habías tardado.
-Tú crees que vengo directamente a sacarte de aquí? – dijo Victoria molesta – es la tercera vez que me llaman de esta estación de policía, primero fue el altercado en el centro comercial cuando rompiste esos vestidos, después el grafiti, y ahora destrozas un carro a golpes, que es lo que está mal contigo Fernanda?
-Ya bájale mamá, no es para tanto, como si no pudieras pagarle al ruco ese el maldito coche, no pasa nada, dile que lo lleve al taller y que te pase la cuenta de cobro y ya. – dijo sonriendo y mirando a su madre.
-y ya? ¿Muy fácil no?  - se apoyó en las rejas de la celda y la miro a los ojos – esta vez Fernanda no voy a ser yo la que te saque de tus problemas…
-como?
- sí, así como lo oyes muchachita, vas a cumplir con los meses de condena, tendrás tu antecedente y además pagaras los daños que ocasionaste, estoy harta Fernanda, harta de tener que salir a tu rescate cada vez que se te ocurre cualquier estupidez, voy a firmar la boleta para tu detención y mandare a margory con algunas de tus cosas.
-Victoria no puedes hacerme esto – grito Fernanda molesta – soy tu hija!
- por eso es que no entiendo lo que haces – contesto Victoria molesta – eres mi hija, lo tienes todo, y aun así sientes la necesidad de estar metiéndote donde no te llaman.

Dionisio quien aún no se iba de la estación pudo escuchar toda la conversación, increíblemente esa muchacha descarriada le recordaba sus años de juventud, él también se había metido en muchos problemas por su comportamiento irracional, entonces se le ocurrió una loca idea, él podría ayudar a canalizar toda esa energía en algo de provecho.

-Cuantos meses serian en total? – le pregunto Victoria al oficial.
-Señora Sandoval – llamo Dionisio – la verdad no me gustaría que su hija fuera a un titular para menores – le dijo.
-Señor Ferrer, creo que ya Fernanda ha hecho bastante y es hora de que asuma la responsabilidad por sus actos, además va a tener que trabajar para pagar los daños que le ha ocasionado.
-precisamente por eso es que tengo una idea que le podría interesar…

-Pasaras la noche aquí – le dijo Victoria a su hija quien la miraba con rabia – y mañana pasaran a recogerte, te llevaran a la escuela y nos veremos para almorzar.
-Mami gracias… - dijo ella pensando en que todo estaba solucionado – sabía que no me dejarías aquí para siempre.
-apenas estas empezando a pagar Fernanda, no cantes victoria, nos vemos mañana.

La recogieron al finalizar la jornada en la escuela, el coche no era de los que usaban en su casa, era una camioneta negra y el chofer le era desconocido, pero como le había dicho su madre que iban por ella y que tal vez no se verían para almorzar, que se limitara a seguir las instrucciones que había dejado para ella en un mensaje que tenía el chofer.

-Señorita Sandoval, hemos llegado a su destino – le informo el chofer.

Fernanda se bajó del coche, y entro al ascensor, no reconocía aquel lugar, el chofer la anuncio con la secretaria que desconocía y la hicieron entrar a una sala de juntas donde la esperaba la mayor de las sorpresas.

-Que está pasando aquí? – pregunto al ver a su madre y al hombre con quien había discutido el día anterior en la calle.
-Fernanda – dijo Victoria – te presento al señor Dionisio Ferrer, el hombre al que le destrozaste el coche ayer, y con el que comenzaras a trabajar desde el día de hoy.
-Queeee? – dijo ella sorprendida – no manches, ahora si te saltaste la barda mamá, no le pagaste?
- te dije ayer que de ahora en adelante te ibas a hacer responsable por cada estupidez que se te ocurriera, y pues ya que tienes tanto talento para hacer lo que no debes, vas a trabajar.
-No, no, no, no – dijo molesta – no voy a trabajar, tú tienes el dinero, dáselo y terminemos con todo esto.
-No fui yo la que en un ataque de locura destrozo un Ferrari de cientos de dólares – dijo Victoria – siéntate y deja el drama, el señor Ferrer te va explicar en qué consistirá tu trabajo.
-No voy a trabajar para usted – dijo sentándose en la silla y retándolo con la mirada.
-Tienes dos opciones Fernanda – comento Dionisio – o trabajas para mí, o te vas al concejo tutelar.

Fernanda abrió los ojos y no podía darles crédito a las palabras de aquel hombre, miro a su madre y se dio cuenta que esta vez, no se haría su voluntad.

Eras tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora