El nuevo trabajo

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Capítulo 3

-Señorita Fernanda por aquí – le indico Clemencia la secretaria de Dionisio – esta es la lista de labores que tendrá el día de hoy, cualquier inquietud puede consultarla con cualquier miembro del personal.

Fernanda la miro de mala manera y tomo la lista de labores, tenía que recoger la correspondencia, llevarla a cada una de las oficinas, luego tenía que pasar por la sección de finanzas tenía que recoger unos informes y dejarlos en el despacho de Dionisio, todo antes de las 5:00 p.m. luego tendría que hacer un informe detallado de sus actividades y entregárselo a Dionisio quien con Clemencia revisarían el informe y el cumplimiento de cada una de las tareas, su día terminaría a las 7:00 p.m. cuando un coche de la empresa de Dionisio la llevaría a su casa.

-Mientras tu coche está en el taller, ¿no necesitas el mío? – le pregunto Camila a su padre.
-No, sabes que tengo más coches, tú no te preocupes, ¿que traes ahí?
- Mi currículo – dijo con entusiasmo – voy a enviarlo a algunas agencias de modelaje.
-Para ser modelo no entregas un currículo – dijo una voz extraña desde la puerta.
-Que haces aquí? – le pregunto Dionisio a la joven altanera que estaba en la puerta.
-Vine a dejar correspondencia – contesto ella con una vocecita molesta – necesitas un book con fotos – termino de decir Fernanda mientras caminaba hacia el escritorio de Dionisio.
-Quién eres? – le pregunto Camila a la joven.
-Soy Fernanda, la nueva esclava personal del señor Ferrer – dijo tirando la correspondencia frente a Dionisio.
-Como así que esclava? – pregunto Camila sonriendo – oye papá que está pasando?
-No entiendo como este hombre logro reproducirse – dijo Fernanda.

Aquel comentario hizo reír a Camila y de inmediato enfureció a Dionisio quien de un grito le ordeno que saliera de su despacho.

-Porque te alteras? – le pregunto Camila – es algo altanera, pero sabes tiene un leve parecido a ti, ¿quién es?
-Fue la joven que destrozo mi coche ayer – dijo con amargura – es muy molesta, está acostumbrada a hacer su voluntad y créeme que tiene un carácter de los mil demonios.
-Sabes de pronto ese mal carácter lo heredo de alguien de su familia, estas seguro que no es uno de tus hijos no reconocidos.
-Qué cosas dices Camila – dijo disgustado- sabes que mi único tesoro eres tú, no tengo más hijos, y si los tuviera, ninguno seria más importante que tu mi princesa.

Fernanda vio los gestos de cariño que tenía Dionisio con su hija y por más que tratara de que no la afectara, no podía evitarlo, ella que había crecido rodeada de lujos y amor, nunca había tenido eso, un padre que la quisiera.

Alrededor de las 7:00 p.m. y luego de luchar contra sus demonios internos todo el día y hacer todo lo que tenía pendiente en la lista de labores, camino por el pasillo para llegar hasta el asesor, donde se encontró con una amable sonrisa de Clemencia.

-Que hay para mañana Clemen – le dijo a la secretaria cuando se acercó a su puesto.
-Mañana el señor tiene varias reuniones, creo que tendrá un día sencillo señorita, pero por hoy déjeme decirle que hizo un buen trabajo, aunque al señor no le gustó mucho la forma en la que se …
-Sabes Clemen, me importa muy poco lo que tu señor opine – le dijo a la secretaria – esto no me tardara y no lo hago por gusto, lo hago para demostrarle a mi madre, que puedo hacerme cargo de todo lo que hago.
-Señorita Fernanda - dijo el chofer- el coche está listo.
-Bye Clemen – se despidió de la secretaria.
-Que pase buena noche señorita Fernanda.

Llego en la noche a su casa luego de una tarde llena de trabajo en la casa de modas, subió las escalas y entro al cuarto de su hija y la encontró mirando por la ventana con la mirada perdida en el cielo.

-se puede? – pregunto Victoria desde la puerta?
-pasa – dijo Fernanda sin ninguna emoción.
-Como estuvo tu primer día de trabajo? – le pregunto Victoria – sé que no es…
-Estuvo bien – contesto ella con rapidez – la secretaria del anciano es muy amable y todo salió bien.
-Sé que sigues molesta conmigo – le dijo Victoria a su hija.
-Mi malestar va más allá de un trabajo que no quiero mamá y tú lo sabes, ¿sabias que el señor Ferrer tenía una hija?
-No, no lo sabía – le dijo ella a su hija – ¿pero porque te extraña?
-No es el hecho que tenga una hija lo que me es extraño – dijo Fernanda – lo que se me hace extraño es que ese hombre tan amargado pueda comportarse como un verdadero padre.
-Fer…
-Sí, mamá ya sé que me lo has explicado millones de veces, que no sabes quién fue el hombre que te embarazo y que fue algo de solo una noche, pero, te has puesto a pensar que ¿tal vez lo único que siempre he necesitado es un papá? – le dijo con lágrimas en los ojos.
-Mi vida – dijo abrazándola contra su pecho – eres lo más bonito que me ha pasado en la vida, te prometo que voy a hacer todo lo posible por encontrarlo.
-De verdad? – le pregunto Fernanda mirándola a los ojos.
-Si mi vida, de verdad, yo lo único que quiero es que seas feliz, y si para eso tengo que buscar entre cielo y tierra a ese hombre, créeme voy a hacerlo.

Eras tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora