Draco ingresó a la sala común de Slytherin esperando no encontrarse con ningún compañero, no quería compartir con nadie lo vivido con Granger. Ni siquiera quería tocar el tema, así que fingiría estar bien, total, realmente eso no le importaba. Tenía otras cosas más importantes en su vida que los problemas de Granger y sus amiguitos imaginarios.
Arrojó los libros sobre un sofá y se sentó en frente. Ninguno de sus amigos andaba cerca, eso era bueno, por una parte, pues tendría tiempo para recuperarse y sacar de su mente esas perturbadoras sensaciones que todo el día estuvo experimentando en relación a Granger.
—Draco, ¿podemos hablar? —una muchacha de llamativos ojos verdes se había acercado. Se trataba de Astoria Greengrass, con quien se casaría o al menos eso pretendían sus familias, una vez que ambos terminaran el colegio.
—Astoria, sí, ven. Acompáñame a mi habitación. No quiero que nos escuchen.
Draco tomó sus libros y salió delante de ella. La joven esbozó una sonrisa y lo siguió. No estaba en sus planes terminar así el día, pero no estaba mal... nada de mal...
Entró al cuarto de Draco y vio que él caminó hasta un sofá grande que estaba en un costado y se posicionó detrás con ambas manos en el borde. Ella avanzó hasta él y lo tomó de la cintura. Draco se apartó algunos centímetros, lo que sorprendió a Astoria, por lo general él se dejaba acariciar... algo no estaba bien.
—¿Qué ocurre?
Draco no respondió, solo sacó de entre sus bolsillos la carta que había recibido durante la mañana. Astoria la tomó sin comprender y leyó, luego buscó una silla y se sentó. Su rostro había cambiado y una palidez se apoderó de sus pómulos. Se notaba que no tenía idea del compromiso.
—Pe... pero —balbuceó sin entender.
—¿No te avisaron tus padres? —preguntó Draco.
—Solo me dijeron que tenía que estar este sábado en casa, pues iríamos a una cena de sociedad, nada más.
—«Cena de sociedad»... así le llaman ahora a nuestro compromiso...
—Tú... ¿tú estás de acuerdo? —inquirió Astoria frunciendo el ceño.
—¡Claro que no! No está en mis planes casarme. Aunque debo reconocer que desde antes sabía del compromiso familiar, pero jamás pensé que en estos tiempos nuestras familias lo harían efectivo.
—Ni yo —reconoció Astoria sentándose en el sofá.
—Supongo que, con esto de la guerra, de los juicios que nuestras familias debieron enfrentar...tal vez... —supuso él intentando encontrar alguna razón.
—Mi padre aún sigue en juicio... —agregó Astoria con amargura.
—Lo sé y realmente lo siento. Por lo mismo, creo que lo único que han de querer con este supuesto matrimonio es asegurar los lazos, las fortunas familiares... ya sabes... al final siempre se trata de dinero.
—Creo que iré a enviar una lechuza a mi madre —manifestó Astoria poniéndose de pie. Dejó la carta que Draco le había dado a leer sobre una mesa, para luego dirigirse a la salida—. Hablamos luego.
—Astoria, debemos ser firmes en nuestra decisión. Yo no me quiero casar. Debemos ponernos de acuerdo para...
—¿Para qué? Si mi padre dice que debo casarme, lo haré. Todo sea por mantener el equilibrio familiar.
—¡¿Qué?! —Draco no podía creer lo que acaba de escuchar, incluso alzó un poco la voz.
—Voy a mi cuarto —respondió Astoria sin dar más detalles y salió de la habitación.
ESTÁS LEYENDO
OTRA OPORTUNIDAD PARA AMAR
Разное¿Qué hay más allá de lo que nuestros ojos ven? ¿Existen más dimensiones en donde nuestros otros «yo» puedan tener un destino diferente? No dejes de leer esta intrigante historia, que mezcla un poco de mis historias anteriores, en donde pretendo camb...