Ginny regresó a Hogwarts a primera hora del día domingo, luego de haber ido a La Madriguera por el cumpleaños de su padre y porque Harry también asistiría. Pero él retornó temprano a la academia ya que tenía deberes pendientes y ella, no con muchas ganas de responder preguntas de su familia en relación a los ánimos del colegio y de cómo se encontraban algunos compañeros luego del término de la guerra, decidió tomar la red flu y regresar a Hogwarts.
Cuando llegó, lo primero que hizo fue ir en busca de Hermione para entregarle una carta que Ron le había enviado, pero la puerta de la habitación que ambas compartían se hallaba cerrada y no quiso molestarla, pues de seguro ella querría dormir un poco más aprovechando que era día de descanso. Así que decidió ir a desayunar y compartir con algunas compañeras para luego regresar a la sala común. Después del almuerzo, le llamó la atención que Hermione no hubiese aparecido, así que decidió entrar al cuarto, además necesitaba cambiarse de ropa. Pero allí su amiga no estaba o si había estado, ya se había ido.
Una vez que se hubo cambiado de ropa, la vio desde la ventana de la torre. Hermione se hallaba sentada a la orilla del lago. Le llamó la atención porque no había comido en todo el día, ¿qué le estaba pasado?
—¿Está demente? —se preguntó Ginny, afuera estaba muy frío. Todo cubierto de nieve del día anterior. Descolgó un abrigo del perchero que tenía cercano, se lo puso y salió en busca de su amiga.
Al llegar a su lado vio que ella estaba con una especie de biombo invisible que impedía que el frío la afectara. Hermione, al verla, agitó la varita para deshacer el hechizo a objeto que su amiga se sentara a su lado.
—¿Qué te ocurre? —preguntó acomodándose junto a ella. Allí no hacía frío y la nieve se sentía como una manta calentita—. No has comido nada, ¿en dónde estabas? ¿Has estado todo el rato aquí? ¿Te sientes bien?
—Me levanté tarde. Estoy bien y sí, he comido, mira —le mostró una bolsita de papel con algunos dulces y panecillos. Ginny asintió, aunque bien sabía que eso no era saludable.
—¿Qué te ocurre? Pareces no haber dormido.
—Anoche... —quiso hablar ante la mirada expectante de su amiga, pero no sabía cómo empezar.
Para Ginny era evidente que a Hermione algo le había ocurrido, pero no podía adivinar qué.
—¿Qué tienes? ¡Demonios! Debiste estar conmigo en casa... ¿alguien te molestó? ¿Es eso? ¿Algún Slytherin? —al escuchar esa última palabra Hermione rio y eso sorprendió a Ginny—. ¿Qué te dijeron esos estúpidos? ¡Se supone que ya no deberían dar molestias!
—No, no se trata de eso. Ginny... —Hermione hizo una pausa. Miró por unos segundos el lago y luego giró su mirada hacia ella—... Ginny
—¿Qué?
—¡Ay, amiga! Hice algo... algo...
—Dime lo que sea. Tú sabes que cuentas conmigo, siempre.
—Salí con Malfoy —soltó de una, sorprendiendo a Ginny quien sintió que ahora estaba sentada en un balde con hielo. Abrió la boca por largos segundos y fue la misma Hermione quien le puso la mano en la barbilla para que la cerrara.
—Te entrarán moscas.
—¿Es broma? —preguntó incrédula.
—No. Me fue a buscar a la torre y... salimos... —confesó con una expresión que Ginny no supo definir si era alegría, tristeza, emoción o, ¿arrepentimiento?
—¿Salieron de Hogwarts? —Hermione meneó su cabeza afirmativamente—. Pero, ¿cómo?
—Locuras de él... Hay una abertura en el cielo en donde suele escaparse... No sé los detalles, solo que él lo ha usado desde siempre y nadie se ha dado cuenta...
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OTRA OPORTUNIDAD PARA AMAR
Acak¿Qué hay más allá de lo que nuestros ojos ven? ¿Existen más dimensiones en donde nuestros otros «yo» puedan tener un destino diferente? No dejes de leer esta intrigante historia, que mezcla un poco de mis historias anteriores, en donde pretendo camb...